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   Mientras corro choco con alguien que, aparentemente, tiene más masa muscular que yo.

Malcom.

- ¿Qué pasa, humano?- con todas sus fuerzas intenta que deje de moverme para escapar.- Ya calmate.

Intento respirar correctamente y luego me dirijo a él.

- Nada, sólo unos problemas de poca importancia.- acomodo mi cabello tratando de sonar natural y normal.

- ¿Eres tonto o prácticas para un premio? Te estoy viendo hace tres cuadras mientras corrías y llorabas como bebe.- sus ojos se clavan en los míos y una horrible sensación recorre mi cuerpo.- Además, sigues teniendo los ojos rojos.

- Yo... Bueno...- suspiro y mis manos cubren mi cara.- Sólo no quiero decirlo.

- Un humano sincero. Que milagro.- sonríe y su mano se posa en mi hombro.- ¿Estas mejor?

- Estoy bien.

               Palmea mi espalda, se da la vuelta y comienza a caminar

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Palmea mi espalda, se da la vuelta y comienza a caminar.

- Slenderman quiere verte. Será mejor que vayas.

Y luego, de la misma manera que apareció, se esfumo del lugar.

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Antes de entrar a la cabaña un escalofrío invade mi cuerpo y un mal presentimiento baila en mi cabeza. Algo no está bien.

Entro y no veo nada, las luces no están prendidas. Pronto mis ojos se adaptan a la oscuridad y puedo ver a Slenderman sentado en un sillón con sus manos entrelazadas frente a su cara.

<< Algo no está bien. >>

¿Recuerdas nuestro trato?

- Si.- hablo en voz alta y firme.

Bien. Ya tengo un trabajo muy especial para ti.

- Pensé que tenía una semana libre.

Las cosas cambian.

Quiero que mates a Martin.

Un sudor frío comienza a aparecer en mis manos, espalda y frente.

- Yo no puedo hacer eso.- respondo mirando al suelo.- No después de lo que pasó hoy.

Así que no quieres obedecerme.- se acomoda de manera que sus brazos descansen al lado de su cuerpo.- Mátalo.

- No.

¿Por qué lo defiendes? Después de todo él te hizo sufrir.

- Eso no funcionará. Ya dije que no.

Bien. Pero te enseñaré el costo de tu capricho. Vete a casa.

- Pero yo...

VETE.- su grito resuena en todo el lugar. Las luces se encienden y se apagan y unos tentáculos emergen de su espalda.- YA.

Huyo lo más rápido posible y me dirijo a mi casa.

Al abrir la puerta encuentro un rastro de sangre, que empieza desde la entrada y sigue subiendo por las escaleras. Las paredes tienen marcas de manos, como en una película barata de terror. La diferencia es que esta es real.

<< Debe ser una broma. >>

Sigo el camino y este termina en la puerta del segundo piso.

La recamara de mis padres.

Mi mano tiembla en el picaporte. Algo malo está detrás.

Abro la puerta y no puedo evitar que las lágrimas salgan de mis ojos.

<< Esto no puede estar pasando. >>

Mis padres están tirados en la cama, ambos cubiertos de sangre. Sus manos están atadas al respaldo de la cama y tienen heridas que siguen sangrando.

En la pared detrás de ellos está escrito con sangre y una letra enorme:

"Esto pasa cuando los niños malos no obedecen."

Me siento al lado de mi padre y apoyo su cabeza en mi corazón.

Espero que hayas aprendido la lección.

Que no se repita, Jean.


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Wow. Final fuerte, ¿no?

Hope u like it.

Lamento que sea tan corto.

- Kiara.

- Kiara

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Jean ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora