Hundida [[Ben Bruce]]V.C.A.A. Tmprda.2

Trece.

Una tarde demasiado tranquila y a su vez inusual para la vida que ahora llevaba, las calles desde la ventanilla del auto lucían interesantes, y me distraían del momento. Ben conducía con rapidez y brusquedad, un toque de nerviosismo que realmente me hacia preguntar si causaría que muriéramos, no veía razón a su preocupación. Ambos compartíamos un silencio que para otros seria tenso e incomodo, para mi era un silencio pasivo y dudoso.

- Di algo, me mata tu escasez de palabras -murmuro Ben sin despegar la vista del frente. Esto era absurdo, no tenia nada que decir.

No hubo lío con Julie, basto con un '¿Que tal? He, no me importa. ¿Ben me llevarías a casa?'. En el momento se genero cierta intolerancia, pero no planeaba discutir eso, Julie fue como un aviso a la realidad, un recuerdo del pronto fin de esa semana, otra despedida, y otros días inquietantes en si vivir valía la pena.

- No tengo nada que decir -conteste cubriendo mi rostro con mis manos y sintiendo como se revolvía mi interior.

No podía enojarme, no me encontraba en el derecho. Sabia que el estaba con Julie, sin embargo me deje llevar por lo emocional.

- Estas extraña, enojada. No quiero que estés así, pequeña -giro su cabeza un instante para regalarme una mirada que podría derretir a cualquier mujer, excepto a mi en esos instantes.

Decidí no responder, baje del auto cuando reconocí el hotel y camine lejos de el sin mirarlo. No entendía que diablos me pasaba, ¿Por que me enojaba? ¿Por que no solo pasar las ultimas horas con quien amo? No podía, la idea de un futuro juntos se alejaba cada vez mas de mi mente, bastantes problemas para un corto tiempo podría ser la señal de no correspondernos. Pase de recepción a las escaleras; en el piso tres pude escuchar los pesados pasos de alguien corriendo tras de mi, procure ignorarlo y proseguir al piso cuatro, cuando estaba por comenzar a subir las escaleras me tomo del brazo halándome hacia atrás y arrinconándome contra la pared mas cercana. No podía ser posible.

- No te enojes -puso sus brazos a cala lado de mi- gritame, golpeame, pero no te enojes -junto nuestras frentes soltando un pesado suspiro.

Mi mente era una bomba de emociones en la cual no era capaz de sacar la correcta. ¿Enojo? ¿Confusión? ¿Desilusión? No podía emitir palabra alguna, quería golpearlo y gritarle lo idiota que era tal y como Ben lo pedía, pero no podía.

- Creó que deberías estar con tu novia y no conmigo, por algo la escogiste -solté sin pensar, me sorprendí a mi misma abriendo los ojos al máximo por mis palabras. Ben imito mi acto separándose.

- No discutiremos eso ahora ¿Oh si? -dijo con una sonrisa de incredulidad.

- En ese caso no hay nada que discutir, gracias por la linda mañana -bese su mejilla- nos veremos algún día -dije subiendo un escalón hasta que Ben lo impidió tomándome de la cintura y volviéndome a la posición anterior.

- Quieres discutir, genial. ¿Y si discutimos la razón del porque te fuiste? -pregunto sonriendo. Es claro que empezaba a enojarse y exasperarse, lo cual haría que yo reaccionara igual.

- No quieres saberlo -frunci el ceño palmeando con fuerza mis muslos.

- ¡Quiero! -grito. Ahora si que me haría enojar- me importas, y me molesta el hecho de tu poca confianza hacia mi, necesito que me digas lo que pasa -se hinco un poco juntando nuevamente nuestras frentes- anhelo saber lo que pasa con tu salud, lo que te dijo el estúpido doctor, quiero ayudarte, ¡Pero diablos, no me dejas!

Cerré mis ojos con fuerza para reprimir algunas lágrimas, ¿Debia decirle?, y si lo hacia, ¿Cual seria la diferencia? Ya tenia mi sentencia de muerte, había firmado un trozo de papel condenándome a mi misma, yo
busque lo que poseía, la debilidad arrastraba mi cuerpo en cada intento de salir a flote.

- Anemia -murmuré deslizándome por la pared, el pareció no escuchar, fue una palabra apenas audible para mi, o eso creía. Las lágrimas rodando por mis mejillas ya eran presentes, en un intento de ocultar lo inútil que era hundí mi rostro entre mis piernas. Sentía miedo de lo que Ben pensara al verme así, lastima quizás. No emitía palabra y eso me mataba, probablemente no logro escuchar la confesión, no planeaba repetirla una segunda vez; un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal al sentir sus manos en mi rostro, limpiando cada lágrima con su tibio pulgar.

Mi corazón paso de sus tranquilos latidos a unos rápidos y bruscos, sin limite mis manos temblaban con locura y la temperatura de mi piel bajo al hielo. No había notado que Ben me envolvía en sus brazos aun hincado ante mi, y yo sollozaba recostada en su hombro.

Tuve la valentía de confesar la razón por los anteriores sucesos, y por sorpresa no sentía alivio, solo nostalgia de la pronta partida de los chicos, no podía definir el por que de mis lágrimas, solo salían por si mismas liberando lo que yo no lograba.

- Lo siento -susurré aun recostada en su hombro- me dolió alejarme de ti, de ustedes. No quería eso, pero tampoco quería que sufrieran, aun no quiero que lo hagan. No quería que me buscaras esa noche tan coincidente en la cual sufría. Deseaba que me Odiarás y te diera repulsión el hecho de vivir en Inglaterra, si consiguen detestarme, cuando muera no sera difícil olvidarme, no abra dolor, cero nostalgia. Ustedes son una familia un tanto extraña y muy importante para mi, así que te pido, por favor, odiame como no has logrado odiar.

Su cuerpo se tenso, no dio espera y junto nuestros labios, se convirtió en un beso el cual transmitía su desacuerdo a mis palabras, cada caricia que dejaba en mi espalda era como un grito que el procuraba expresar de una manera distinta. Sus movimientos eran suaves y delicados, un tacto que se cargaba de temor a romperme.

Se separo unos centímetros de mi y pude apreciar lo rojo y cristalinos de sus dulces esmeraldas. Lo mire atentamente suplicándole en silencio que no sufriera. Pase mi mano por su mejilla derecha disfrutando la suavidad de esta, y ante la tentación de sus labios tire de su cuello acercándolo a mi y dejando un leve roce en nuestros labios. Ben sonrió poniéndose en pie y extendiendo su mano hacia mi, indicándome que me levantara, frunci el ceño en negación y ante mi acto el se acerco a mi para tomarme en sus brazos y Cargame de manera nupcial.

Empieza la cuenta regresiva para el fin a esos momentos de ternura. TIC, TAC, TIC, TAC. Y no, no es spoiler. 🌚