Vidas Sesgadas

Vigésimo segundo recuerdo

29 de enero del 2000

¡Te encontré!

¡Te encontré!

Pero has cambiado...

Ya no eres tan blanco como la leche.

Tu cabello ya no es rojo.

Tus orejas ya no son tan puntiagudas.

Tu alma parece dormida.

Y eres una niña...

Y vives con muchos niños más, no hay ninguna mujer que te cuide como yo lo imaginé; hay muchas y no parecen contentas con cuidarlos, tampoco luces feliz como yo pensé que lo serías, eres alguien sin energía, casi te ves como una vez lo estuve yo... Con los ojos apagados, los labios en una dura línea y los hombros caídos vives dentro de ese lugar.

Quisiera arrebatarte de esa casa, me cuesta contenerme y no lanzarme para arroparte entre mis brazos, para susurrarte al oído que estaré contigo por el resto de nuestros ciclos; pero me frené antes de entrar al orfanato, estoy seguro que me viste, o quiero mentirme, déjame una pequeña mentira con el tiempo se borra y la realidad cae, así que no estaré engañado por mucho tiempo, sin embargo, permíteme quedarme con esta sensación.

Volteaste como si te sintieras atraída por mi presencia, me viste con tus pequeños ojos cafés y parecieron iluminarse, realmente fue duro no poder traspasar el jardín y tomarte entre mis brazos para protegerte. Lo sé, lo sé, es falso, pero lucía tan verdadero que es difícil no continuar pensando en la ilusión.

Me costó tanto dar contigo que alejarme supuso un verdadero esfuerzo, pero pronto regresaré... y será para hacerte feliz, jugaré contigo a las muñecas si tú lo deseas. He visto que las niñas humanas también juegan con pequeños trastes, en la vida pasada tú no entrabas a la cocina si no era para hurtar comida, pero no sé si hoy te gustaría pretender que cocinas, jugaré contigo a la cocina también.

Con amor Zhyt

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