Bucky (I/I)

14.2K 738 95
                                    

Hace un tiempo que Steve te había pedido ayuda para encontrar a un amigo, por suerte no había sido muy difícil rastrearlo.
Atraparlo, bueno eso fue otra historia.

Ahora el estaba sentado en el mostrador de mármol de la cocina de la Torre, revolviendo su café completamente desganado.
Era bastante extraño y si bien no era malo, no es como que fuese la persona más abierta de aquel lugar, usualmente era difícil hacerlo hablar y era verdaderamente imposible que hablase de como se sentía.

Steve había salido en una misión que duraría semanas y te había pedido que tratases de hablar con él, hacerlo sentir normal, te dijo que te pedía eso porque a Bucky le agradabas, además eras bastante buena tratado con la gente que era diferente, como él.

Lo observaste a través de la puerta de cristal antes de introducirte en la cocina, cuando lo viste dándole la espalda a la puerta, la puerta y entraste.

–Hola– dijiste esbozando una sonrisa.
–Hola– respondió sin levantar la mirada.

No era como si no te esperases algo más de él, sacaste tu taza, la llenaste con café y te sentaste en el otro extremo de la mesa.

El cabello de Bucky se le iba al rostro, por alguna extraña razón que sólo el conocía se había negado rotundamente a un corte de cabello, por lo que siempre tenía problemas con mantenerlo fuera de su rostro, incluso en las misiones.
Tony había aprovechado aquello para buscar infinitos sobrenombres para el pobre Bucky, aunque a él parecía no importarle en lo más mínimo. Nada parecía importarle realmente.

Hablando del diablo Tony entró en la habitación, sacó un poco de whisky y lo mezcló con su café, se apoyó en el mostrador de la cocina, les dedicó una mirada de satisfacción y se fue.
Sólo Tony sabía lo que sucedía en su retorcida mente, por lo que decidiste no darle muchas vueltas al asunto.

Se había vuelto una costumbre ver a Tony persiguiendo a Bucky por toda la torre pidiéndole que lo dejase  "Mejorar su brazo".
Cosa que Bucky nunca aceptó, siempre se iba a encerrar en su habitación o simplemente se iba a entrenar, para evitar a Tony y a todo el mundo.
Obviamente sentías que tras eso había una muy buena razón.

Terminaste tú café, levantaste la vista y tus ojos se encontraron con los de Bucky, el rápidamente apartó la mirada y frunció el ceño.
Era molesto como nunca expresaba nada, era demasiado cerrado y estabas lista para darte por vencida con él.
Si bien le habías prometido a Steve que tratarías de ayudarlo, no lo hacías porque era más que sólo cumplir una promesa, era porque realmente te preocupabas por él.

Te levantaste y lavaste tu taza, sin voltearte decidiste hablar con él.

–¿Cómo estás?– le preguntaste suavemente.
–Estoy bien, gracias– respondió fríamente.
Suspiraste, no podía ser tan difícil.–No sé por qué no te creo– dijiste dejando la taza en la despensa.
–Créeme si quieres, no me importa–bufó.
–Dios, eres imposible– murmuraste

Te diste por vencida y saliste en dirección a tu habitación, entraste y te duchaste.
Te vestiste con tu ropa de gimnasio y bajaste hasta la sala de entrenamiento. Ahí estaba de nuevo él, con una camiseta negra sin mangas y el resto de su ropa de entrenamiento.
Estaba golpeando un saco de boxeo con odio, podías verlo en su rostro y en cada puñetazo que daba.

Entraste y te acercaste hasta otro de los sacos que estaban colgando del techo, te vendaste tus manos y comenzaste a golpearlo, desviaste tu mirada y lo observaste.
Paraba de vez en cuando sus golpes para acomodarse el cabello.

Es ahora o nunca.

Te hasta el y esperaste a que reparase en tu presencia, dejó de repartir golpes y te observó algo extrañado, sacaste la liga de cabello que tenías en tu muñeca y se la entregaste, lo recibió pero pareció no tener idea de para que servía.
No podías creer que después de todo este tiempo nadie fue capaz de presentarle las ligas de cabello.

Marvel:One-Shots (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora