Земо

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No lloró, no podía hacerlo por mucho que quisiera, así que sufrió su perdida en silencio.
En sus momentos de debilidad Pensó en terminar su vida, o lo que quedaba de esta, incluso escribió una carta para quien lo encontrase, pero cuando estaba a punto de jalar el gatillo, su mano tembló y desistió.
Su voz lo estaba acechando, le susurraba en las noches lo mucho que lo quería, le repetía que todo estaría bien y que podía estar bien sin ella, le repetía una y otra vez que debía ser fuerte, aunque fuera difícil...le decía que debía dejarla ir, pero sabía que no podía.
Todo lo que podía hacer era rogarle que se quedara, que no lo dejase solo, no de nuevo, pero su voz fue reemplazada por susurros, no entendía muy bien lo que decían, pero sabía que no lo dejarían solo.

Su rutina de había vuelto estar encerrado en su mansión, se sentaba en su oficina en completa oscuridad con una copa de vino entre sus manos, sus soldados le temían demasiado para hablarle...la única vez que alguien fue a verlo, no terminó como lo esperaba.

Steve Rogers, el hombre que había odiado por tanto tiempo había ido a darle sus condolencias, al principio mantuvo su faceta de villano insensible, pero el capitán sabía lo que había bajo todo esa dureza.

–A pesar de todo no la conocí, no te conozco a ti más de lo que me has dejado ver y de lo que ella me contó...hablaba de ti de tal manera que nunca creí que estuviéramos hablando de la misma persona–dijo esbozando una leve sonrisa.–No somos amigos, eso lo sé bien...pero tienes que dejarlo ir, por ella y por ti–finalizó.
–Yo...no creo que pueda–dijo con un hilo de voz.
El capitán pareció haberse dado cuenta de los frascos de antidepresivos y de la inseguridad de su voz,
Nunca esperó que su enemigo jurado estaría apoyándolo en un momento como ese, ahora ni siquiera se cuestionaba en que momento el hombre estaba frente a él con una mano sobre su hombro y una sonrisa compasiva asomando en su labios, había algo en él que le hizo sentir bien, tal vez era la seguridad con la que hablaba o simplemente el hecho de que estaba poniendo sus diferencias a un lado para ayudarlo, no supo en que momento su corazón no pudo aguantar más y rompió en llanto provocando que el rubio hiciera lo único que podía; abrazarlo.

Después de eso volvió a ser una fracción de si mismo, sabía con certeza que jamás volvería a ser el mismo.
Cuando ella murió, una parte de su corazón estaba llena de recuerdos... Y la otra murió junto a ella.

Trató de que su pena no lo cegara por más tiempo, así que siguió con su cruel y dura vida como siempre lo había hecho.
Al principio fue tan difícil que creyó que no podría seguir, no tenía razones para levantarse en las mañanas y toda aquella determinación que había tenido se había desvanecido de nuevo.

Pero cuando uno toca fondo, lo único que puede hacer es subir, así que eso trató de hacer, tal vez no de la mejor manera, pero no conocía otra forma que no implicase ser quien había estado destinado a ser.

Así que se convenció de que tal vez podría empezar de nuevo, tal vez no tendría que sufrir más, se repitió tantas veces que ella estaba muerta y no volvería, que terminó estando en paz con eso.

Sin embargo algo lo acomplejaba, aún era joven y lo sería por mucho tiempo, así que llegó a la resolución de encontrar otra persona que lo acompañase.

No tuvo que buscar mucho, extrañamente encontró a una mujer que cumplía con sus requerimientos casi de inmediato, quien además estaba ansiosa de casarse con él.
Utilizo la filosofía de su padre, así que no perdió tiempo y se casó casi tan rápido como la conoció, no sabía mucho de ella y no le importaba, sin embargo a medida de que la conocía se dio cuenta que su vida junto a ella sería amarga.

Al segundo después de decir sus votos la mujer afable y seductora que había conocido se convirtió en una víbora que sólo buscaba su favor, así que ni siquiera le concedió el honor de acostarse con ella, ni siquiera dormían en la misma habitación, y así se dio cuenta que por mucho que lo intentase, no podía reemplazar el sol con una vela.

Y los años pasaron y Volvió a sumirse en la oscuridad de la soledad y entonces las voces volvieron, pero ahora no gritaban; sólo susurraban, su nueva esposa lo incitaba a volver a ser el Barón Zemo, al igual que las voces.

Y tristemente hizo lo que todos esperaban que hiciera, volvió a ser malvado, pero esta vez fue peor...ya no tenía una razón para creer que muy en el fondo era bueno, su lado bueno había caído junto al amor de su vida al océano...o al menos eso creyó.

Marvel:One-Shots (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora