Zemo (IV/?)

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–Heich, esto ha ido demasiado lejos–dijo mientras giraba el anillo en su dedo.
–Sabes que no me puedo detener–respondió sin dejar de meter sus cosas en una maleta.
–¡Si puedes!...no eres así...Helmut, Cambiaste–bufó recalcando la última palabra con tristeza.
El se quedó quieto, bajó la cabeza y dejó salir un suspiro.–Te amo, eso jamás cambiará...Sabes lo que hicieron y sabes que por él no puedo dejarlo así...Puede que haya sido el ser humano más cruel y despiadado del mundo, pero era mi padre–respondió volteandose a verla, había cierta compasión y tristeza en sus ojos.–Están por venir y por eso no puedo dejar que te quedes... Te amo demasiado para arriesgarte–agregó mientras se acercaba para tomar sus manos.
–Podemos huir, a algún lugar donde los vengadores no te encuentren, podemos tener una vida juntos–dijo tratando de apelar a su lado bueno, el cual estaba enterrado en lo más profundo de su ser, después de la muerte de su padre a manos del capitán América.
–Esta es mi vida...lo supiste desde el principio, te advertí y aún así me aceptaste...aceptaste esta vida–bufó.–Irás a la casa de verano, dispondrás de todos los hombres que necesites para mantenerte a salvo–respondió girandose sobre sus talones para tomar la maleta.
–Solo necesito a un hombre para protegerme–dijo tomando la maleta y saliendo de la habitación.

Hace tres años que se habían casado, todo fue perfecto, se recibieron de la universidad con honores y ella encontró un buen trabajo, después de eso el le propuso matrimonio y se casaron casi de inmediato, Heinrich no era un completo idiota todo el tiempo, y de hecho parecía feliz con el hecho de que su hijo seguiría con su linaje, su matrimonio fue de maravillas y sus vidas en general, hasta que la noticia les pegó como un tren; Heinrich había muerto por culpa del Capitán América.
Era algo obvio, el era un villano y el era un héroe, su historia no podía terminar de otra manera.

Cuando Heich supo, no dijo nada, le agradeció al mensajero y subió las escaleras hasta su estudio, ella sabía que era mejor dejarlo sólo para que asimilase la noticia, así que espero y después de un rato subió, lo encontró llorando en una esquina con sus puños llenos de sangre y las paredes llenas de agujeros, lo que solía estar en el escritorio estaba ahora roto en el piso, y ella hizo lo único que podía hacer; se arrodilló y lo consoló.

Meses después el era otra persona, aparte de ponerse la máscara y convertirse el nuevo Baron Zemo, cosa que prometio que jamás haría, comenzó a hacer cosas, ilegales e inmorales, atacó lugares políticos, sus ejércitos mataron gente inocente solo para hacer a los vengadores salir y después de un tiempo tomaron interés en él, convirtiéndose en el peor enemigo de los héroes del mundo.

Eso había traído más consecuencias de las que ella siquiera pudiera imaginar, ahora tenía que correr a ocultarse en la casa de verano porque vendrían a atraparlo.

Y a pesar de todo lo seguía amando, con ella no era el temible Barón Zemo. No, él sólo era el mismo chico que conoció en la universidad, sólo que ahora tenía una triste mirada todo el tiempo, no era solo porque su padre había sido asesinado, No, era porque sabía que se estaba convirtiendo en lo que había evitado todos esos años.

Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras corría escaleras abajo hasta su auto, antes de cruzar la puerta sintió un fuerte agarre en su brazo y de pronto estaba entre los brazos de su esposo, lo abrazo con todas sus fuerzas, soltó la maleta y dejó escapar un sollozo.

–No te mueras–dijo suavemente mientras hundía su rostro en su pecho.—Si no puedes luchar...sólo huye–agregó.
–No te preocupes (T/N), volveré a ti...como siempre lo he hecho–respondió dejando un suave beso en su frente, después de eso ella salió y se subió al auto.

La casa de verano estaba en las afueras de Berlín, estaba cerca de un lago, rodeada de un extenso bosque, no iban ahí muy a menudo, había un laboratorio a tan sólo una hora que pertenece a los Zemo y sólo dios y Helmut sabían la cosas que hacían allí.

Después de llegar vio a una decena de soldados patrullar el patio, había muchos más adentro, prácticamente estaban en todos lados, soltó un bufido y entró a la que sería su habitación, se sentó en el marco de la ventana, puso sus audífonos y comenzó a leer.

El tiempo pasó y se quedó dormida.
Se despertó de golpe al oír ruido venir del exterior; disparos y gritos y maldiciones, tiró todo a un lado y corrió hasta la puerta confundida y asustada, salió hasta el pasillo, vio a los soldados en el piso, bajó las escaleras hasta llegar al sótano, se encerró en la bóveda junto a los tesoros que habían ahí, se dejó caer en el suelo y se llevó las rodillas a su pecho, comenzó a pensar que si habían llegado allí es porque habían terminado en la mansión, trató de acallar sus sollozos pero le fue imposible, la imagen de su esposo muerto no dejaba de aparecer en su cabeza.

De pronto sintió murmullos tras la puerta de la bóveda, después de eso golpes, cada vez más cerca a abrirla, se puso de pie y se secó las lágrimas, no tenía armas pero sabía como luchar, el le había enseñado, sintió como el acero de la bóveda cedía ante los golpes hasta que voló al otro lado chocando con una pila de antigüedades, el primero en entrar fue el vengador conocido como Thor, observó el lugar con el ceño fruncido hasta que sus ojos se fijaron en ella, su expresión se ablando y tras el entró el hombre que había asesinado a Heinrich Zemo, Capitán América Entró junto a una mujer pelirroja, sus ojos se fijaron en ella y la mujer se acercó.

–Esta bien, no te haremos daño–dijo levantando sus manos levemente mientras se acercaba a ella.

Tal vez era por su aspecto, tal vez creían que había estado atrapa allí; pero no.

Cuando la mujer se acercó más para atraparla ella se abalanzo y comenzaron a luchar, recibió un par de golpes, pero con una patada certera derribo a la pelirroja, trató de huir pero fue detenida por los dos hombres.

La esposaron y la sacaron, antes de salir y de cerciorares de que nadie volvería; se quitó el anillo y lo dejo caer al piso; si Helmut seguía con vida iría a buscarla y encontraría el anillo.

Oyó la conversación entre Thor y el capitán.

–¿una alterada tal vez?—preguntó el capitán.
–No, es normal, tal vez es una especie de soldado, si es así, puede que conozca el paradero del Barón, la interrogaremos cuando lleguemos–bufó el dios.


La dejaron amarrada a una silla, estaba Tony Stark y Capitán América, ambos la observaban impacientes, de todo lo que le habían preguntado no les había contestado a nada, estaba sorprendida que ninguno de ellos la había golpeado.

La puerta se abrió y la pelirroja entró, tenía una fisura en su labio inferior, ella esbozó una leve sonrisa y la mujer le respondió de la misma manera, después de eso le dio un puñetazo el cual provoco que su labio comenzara a sangrar, el capitán dejó escapar un bufido.

–No lo hagas de nuevo–bufó.
–¿Qué?...ella lo hizo primero–espetó la pelirroja.–Ahora, ¿Hablas español?–agregó cruzando sus brazos sobre su pecho.
–Si—respondió esbozando una leve Sonrisa mientras lamía la sangre de sus labios.
–¿Ves?, estamos haciendo progresó–dijo dirigiéndose al capitán.–¿Quien eres?–preguntó duramente.
–No soy nadie–bufó, provocando que ella le diera una cachetada que le giró el rostro, se volteó esbozando una medís sonrisa mientras la sangre emanaba de un corte en su mejilla.
–¿Eres una agente de HYDRA?¿Un soldado de Zemo?–preguntó impaciente.
–Más te vale que esto no deje marca–bufó soltando una débil risa.
–No se porqué estos fanáticos se esmeran tanto en proteger a ese criminal nazi–bufó preparándose para golpearla de nuevo, pero aquel golpe no llego, el capitán la detuvo, sus ojos fijos en la marca de su mano.
–No creo que sea una agente Natasha...mira su mano–dijo señalando la marca del ausente anillo.
–En la salud y en la enfermedad, Hasta que la muerte nos separe, Capitán–dijo (T/N) esbozando una sonrisa.

Un capitulo más y se termina esta mini-serie:c
Espero les haya gustado

Hasta la próxima<3

Marvel:One-Shots (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora