Zemo (I/?)

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Le había llegado la carta que tanto tiempo había esperado; la solicitud por la beca a la cual había aplicado había sido aceptada, ¡Se iría a Alemania!

No era un viaje de placer y eso lo tenía claro, iría a una de las mejores universidades para sacar su título de la mejor manera posible.

Le quedaban dos días en su antigua universidad y los pasó comprando ropa, empacando y practicando alemán, sabía algunas palabras, pero no le importaba para nada, estaba demasiado emociada.

Se despidió de sus amigos y su familia en el aeropuerto, esperó su vuelo y se subió al avión apenas lo anunciaron.

Nunca antes había salido del país y mucho menos viajado en avión, el viaje no era tan largo pero había un montón de turbulencias, cada sacudida hacia que su corazón latiera con tanta fuerza que podría jurar que se le saldría del pecho.

Hasta que finalmente llegó a su nuevo hogar, al menos eso sería por tres años.

Tomó sus maletas y subió a un taxi, el hombre hablaba algo de español por lo que no fue tan difícil indicarle a donde debía ir.

Llegó en media hora a la enorme universidad, la observó por la ventana llena de emoción como una niña pequeña, le pagó al hombre y sacó sus maletas.

Entró al enorme campus y observó todo con asombro, de pronto una hermosa chica rubia se acercó a ella con una amplia sonrisa.

–Tú debes ser chica de intercambio–dijo dificultosamente con su acento bien marcado.
–Oh si, quiero decir "Ja"–respondió algo nerviosa.
–Sígueme–dijo mientras caminaba rápidamente hasta las habitaciones.

Era todo tan grande y clásico, la madera que cubría todo era casi negra y brillante, las ventanas eran enormes y las escaleras para llegar a las habitaciones eran amplias, sobre ellas había un enorme candelabro con decenas de pequeñas gotas de cristal adornándolo, era más de lo que había esperado.

La chica le indicó donde estaba su habitación, le entregó su horario y un montón de papeles más y se fue con una amplia sonrisa.

Entró a su habitación, estaba agradecida que eran individuales, su última compañera de habitación había sido una idiota. Se sentó en su cama y comenzó a desempacar, ordenó todas sus cosas y se cambió de ropa.

Estaba demasiado emocionada pero el cansancio le ganó, eran solo las cinco de la tarde pero necesitaba dormir, se recostó en su cama y se durmió.

Se despertó en la mañana del día siguiente, se bañó, se vistió y se maquilló, tomó sus cuadernos y libros y salió del bloque de habitaciones.

El edificio en el cual estaban los salones de clases era mucho más moderno, era todo cristaleras y acero, a esa hora estaba lleno de gente. Caminó por los amplios pasillos, según su horario tenía química en el salón ciento tres en tres minutos, comenzó a buscar el número, pero ni siquiera estaba cerca, no quería llegar tarde a su primera clase.

Caminó rápidamente por los pasillos completamente distraída, al parecer no era la única, estaba casi por llegar cuando alguien chocó con ella provocando que sus libros y cuadernos cayeran al piso, rápidamente se agachó a recogerlos al igual que el tipo con el que había chocado.

–Lo-lo siento de verdad, soy tan torpe–bufó olvidando que probablemente el tipo no le entendería.

Levantó la vista y sus ojos se encontraron con los ojos más azules que había visto en su vida, eran tan penetrantes que llegaba a dar miedo, la piel del chico era blanca como el papel y su cabello rubio era corto en los lados y largo en el medio, perfectamente peinado hacía atrás, le dedicó una sonrisa.

Marvel:One-Shots (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora