14. No he dejado de quererte un solo día

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Desde que llegó a la fiesta de fin de año se sentía extraño, pero más que nada era como un presentimiento de que algo pasaría durante la velada que cambiaría su vida... aunque aún no descubría si sería para bien o para mal.

Las cosas en la empresa iban muy bien, había acabado todo su trabajo pendiente en menos tiempo del esperado y eso le dejaba sus vacaciones libres y sin ningún otro compromiso más que el buscar a su amado y rogarle perdón. En eso dedicaría sus tres semanas de descanso, buscaría hasta debajo de la más pequeña roca, incluso buscaría a la familia de su pelinegro (porque seguía considerándolo suyo) y al mejor amigo de este, Bob Bryan, haría hasta lo imposible por encontrarlo y volverlo a ver... nunca se imagino que en esa cena cumpliría su objetivo

Ahí estaba, le miraba con esos ojos verdes que tanto amaba, abiertos cual grandes eran y en ellos era apreciable el miedo que le provocaba su presencia, otra prueba de ello era el estremecimiento que recorrió el cuerpo de quien más amaba junto con su repentina palidez. Nada de eso paso desapercibido para él... ni mucho menos para Bert, el cual le susurró algo al oído y fue lo que consiguió tranquilizar a Gerard
- Mucho gusto - extendió su mano, esperando que el ojiverde la estrechara y dirigiéndole la palabra por primera vez en cuatro años -Soy Frank Anthony Thomas Iero... pero puedes decirme Frank - se presentó como si no se conocieran, y es que en realidad lo que quería es que fingieran no haberse conocido antes para así comenzar desde cero
- Mucho gusto Frank - al parecer Gerard le siguió la corriente, levantándose con ayuda de Bert y tomando por fin su mano, regalándole una diminuta sonrisa, algo que sin dudas no merecía - Soy Gerard Way
- Él es mi esposo - intervino Bert, abrazando a Gerard con posesividad.

Fue en ese momento en el que todos sus sueños se vinieron abajo. Bert tomó a Gerard entre sus brazos y así pudo apreciar el vientre crecido del ojiverde, recordando que Bert le había contado que tenía un esposo al que amaba con toda su vida y que pronto tendrían un bebé.

Se sintió una mierda al volver a verlo, al notar como le seguía temiendo y aún más al saber que no podría volver a tenerlo pues su pelinegro estaba casado y tendría un bebé. Finalmente podría decir adiós a sus sueños, no había otra oportunidad para recuperar el corazón al que tanto daño le hizo, ese corazón ahora le pertenecía a alguien más y, al parecer, ese alguien más lo amaba y cuidaba tanto como él nunca hizo.
- ¡Pero siéntate Frankie! Todavía no conoces bien a Gee y sería genial que comenzaran a conocerse desde ya - decía entusiasmado Jared, haciendo que Frank se sentara junto al ojiverde
- Además... si no te conoce podría quererte golpear por pasar tanto tiempo conmigo - ya que todos estaban sentados, Bert atrajo hacia su cuerpo a su esposo, dejando que se recargara en él - ¿No es así amor? - el pelinegro solamente asintió, preocupando a su pareja al ver que no se encontraba del todo bien, estaba demasiado pálido
- Y bueno... ¿Por qué llegas tan tarde Frankie? Te estuvimos esperando - trató de romper el hielo Shannon, al notar el silencio que reino por varios segundos en los que todos centraron su atención en Gerard, notando como este se inquietaba a cada segundo que pasaba
- Tenía trabajo pendiente pero afortunadamente lo he terminado
- ¿Y que harás en las vacaciones? ¿Saldrás con tu familia... algún amigo? - le sonrió perversamente Jared, provocando un sonrojo en Frank
- Planeaba buscar a un viejo amigo pero...
- Disculpen - Gerard interrumpió a Frank, levantándose con rapidez
- ¿Gee? - Bert vio como su pareja huía de la mesa por lo que no dudo ni un segundo en seguirlo - Disculpen... ya volvemos

No podía seguir escuchándolo, no podía seguir junto a él, tan cerca... podría hacerles algo. Esa fue la razón por la que huyó de la mesa, tenerlo tan cerca le hacía daño. Trató de hacerse el fuerte y soportar la velada a lado de la persona que más detestaba y que más daño le había hecho, pero sinceramente no podría seguir ahí ni un segundo más.
Se fue lo más rápido que pudo hasta el baño, donde dejo caer su cuerpo junto al retrete para vaciar su estomago, dejando también libres sus lágrimas.

Our Love Never Faded Away | Gerbert/FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora