25. Give de one more chance to show how much I need you to heal my broken soul

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Caminar en silencio nunca había sido de sus actividades favoritas, de hecho el caminar grandes distancias no era algo que disfrutara, mucho menos en su estado.

Llevaban ya diez cuadras y todavía faltaban tres más para llegar a su destino; estaba cansado, le dolía la espalda y para colmo tenía un hambre de los mil demonios, además de que cierta personita no había dejado de moverse un segundo, tampoco había dejado de patearlo, pidiendo algo de alimento. "Espera un poco amor" le pedía a su bebé mientras acariciaba su barriga, haciendo un vano intento de calmarlo.
- ¿Estas cansado Gee? Creo que debimos tomar un taxi... - para Frank no había pasado desapercibido como acariciaba su barriga, ni mucho menos el extraño ruido que identifico como las tripas de cierto pelinegro pidiendo comida
- Estoy bien - fue lo único que le respondió. Tal vez lo más conveniente en su estado hubiera sido tomar el taxi justo como lo había sugerido Frank, pero la verdad era que quería posponer su charla el máximo tiempo posible. En su mente rogaba por que Bert lo llamara o Bob,no creía estar listo para la charla... aún no
- Pero de tanto caminar seguro te ha dado hambre - Frank se volvió hacia él, deteniendo su caminata. Todo el tiempo el castaño había ido delante de Gerard para no acrecentar la incomodidad del pelinegro - Podríamos ir a una cafetería que queda cerca de aquí... no sé tú pero yo no he desayunado - termino sus palabras con una sonrisa sincera. Trataba por todos los medios de aligerar el ambiente, sabía que no sería fácil, tenían muchas cosas que decirse pero era obvio que el pelinegro tenía miedo y no se sentía preparado del todo
- Vamos - contestó cortante, así había sido desde que salieron del edificio donde vivía y le dolía, la frialdad con la que Gerard lo trataba dolía como mil cuchillos clavados en su estómago "¡¿Qué esperabas?! ¡Es lo mínimo después de todo lo que le hiciste!"

Sin mediar otra palabra cambiaron su dirección hacia una cafetería.

Gerard no estaba muy seguro de lo que estaba haciendo, todo era muy repentino; apenas unos cuatro meses atrás no sabía de la existencia de Frank en la cuidad, todo era calma en cuanto a su vida (dejando de lado sus malestares de embarazo en los primeros meses) y ahora iban rumbo a una cafetería en la que comerían por un buen rato en total silencio los dos solos, pues lo que respectaba a él no planeaba decir ni una sola palabra.

Después de cinco minutos caminando llegaron a un lindo local que contaba con terraza y lucía acogedor.

Fue solo entrar y elegir una mesa, apartada de todas en la terraza, junto a la entrada de esta, Gerard se dejó caer sobre la silla pesadamente, acariciando de inmediato su barriga y luciendo su rostro sonrojado después de haber caminado tanto
- ¿Estas seguro que te encuentras bien? - Frank se sentó frente al pelinegro, viendo con preocupación como Gerard trataba de hacer llegar el oxigeno a sus pulmones y como acariciaba su barriga con los ojos cerrados y una pequeña sonrisa, seguramente disfrutando de tener a su bebé
- Si, alguien no deja ha dejado de moverse ni un segundo- abrió los ojos con una mueca en su rostro; Frank lo observaba sin perder ni un detalle.

La mesera llegó a tomar sus órdenes, era una chica alta y pelinegra con ojos grises, además tenía una sonrisa contagiosa
- Buenos días caballeros... ¿Qué es lo que desean? - les paso a cada uno el menú
- Puedes pedir todo lo que quieras Gee... yo invitó - se ofreció Frank. Gerard iba a rechazar su oferta pero al solo verlo no puedo, los ojos avellanas del castaño lo observaban con esperanza... no podría destrozársela, él no era así.

Asintió y se dedico a examinar a detalle el menú
- A mi tráeme unas tostadas con una gran taza de café, panqueques de fresa, fruta, una crepa de chocolate y huevos con tocino - pidió Frank ante la sorprendida mirada de la chica, quien se limito a escribirlo todo en su libreta
- Yo lo mismo... - pidió con algo de pena - Pero en vez de café jugo por favor
- Es un segundo les traeré su comida - la chica se fue, dejándolos en un silencio incómodo
- Yo... ya vuelvo - sin esperar respuesta se levanto, dejando a Frank en la mesa, solo y con un gran pesar en su alma sería un largo día

Our Love Never Faded Away | Gerbert/FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora