5. I know I'll never be the same again

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- ¿Tu no tienes que ir a trabajar? - cuestionaba Gerard, dentro del auto en el asiento del copiloto.
Hacia veinte minutos que habían salido del consultorio de la doctora y diez minutos desde que habían pasado por la librería más cercana, buscando los libros que les habían recomendado... no dejarían pasar N A D A. Ahora se encontraban camino al trabajo de Gerard y este comenzó a cuestionarse en su mente por qué su esposo le acompañaba a su trabajo dado que él tenía uno, y ya iba muy tarde
- Es la ventaja de ser uno de los dueños de la empresa amor... - Gerard rodó los ojos - Además no puedo dejar que se vayan solos a tu trabajo y les pase algo - se detuvo cuando el semáforo marco el alto, volteándose hacia Gerard y tomándole de la mano. Gerard solo le sonrió, regresando su mirada al camino

Otros diez minutos después aparcaban fuera de su trabajo, ambos bajaron y entraron, siguiendo su camino hasta la oficina de Bob, Gerard entrando primero
- ¡Gee! ¡Que gusto verte! - se levanto Bob de su cómoda silla para acercarse a su mejor amigo y abrazarle
- ¡Pero si apenas ha pasado un día! - le devolvió el abrazo. Ambos estaban muy cómodos, hasta que el rubio noto la presencia de alguien más dentro de su oficina.
- Hola Bert... ¿Qué te trae por acá? - se separo de mala gana de Gerard, no era conveniente abrazarlo cuando el Sr McCracken estaba cerca... era un poco... demasiado celoso
- Vine a acompañar a MI Gee... ¿hay algún problema? - sus ojos brillaban ante la certeza de saberse el único en el corazón de Gee, bueno, uno de los únicos... Bob solo le sonrió, no con muchas ganas, y les invito a sentarse

El tiempo pasaba y Bert solo se movía sobre su silla... no entendía el arte que implicaba el dibujar comics... no le gustaba nada que tuviera que ver con el arte, dibujos, etc. era un tema complejo para él y no sabía como Gee podía amarlo al ser un inculto en el tema, pero afortunadamente lo hacía, le amaba con todo el corazón, al igual que él hacía.

Sin ser consciente de sus acciones comenzó a mirar con intensidad a Gerard, subiendo su hambrienta mirada por sus pies para después subir por sus piernas y detenerse unos segundos en su abdomen, imaginando como se vería cuando el bebé se notara... sería hermoso. Paso por sus brazos para terminar en su rostro. Varios mechones negros caían sobre su cara y sus ojos verdes no se despegaban del dibujo que señalaba Bob, y su voz... su voz era...
- ¡Hey! ¡Bert! ¿Qué pasa? - le interrumpió Bob
- ¿Qué? - se percató de las miradas de ambos hombres centradas en él
- ¿Quieres un poco de café? Tengo hambre... - la mano de Gerard sobre su pierna fue lo único que necesitó para volver por completo a la realidad
- ¿Tienes hambre? ¿Quieres que vayamos por algo a algún lugar en especial? - comenzó a atacar con sus preguntas, recordando de inmediato que ese "Tengo hambre" significaba "Tu hijo o hija y yo tenemos hambre"
- Demasiado tarde galán, le pedí a mi secretaria que nos trajera algo, no debe de tardar - la sonrisa de Bob le molesto, sabiendo que este se había aprovechado se su distracción para ganarse aun más el cariño de SU Gee, tal vez era algo paranoico pero ¡No era su culpa! Era del mundo (en especial Bob) por no entender que Gerard era solo suyo

Para ser medio día la secretaria de Bob, una chica alta y pelirroja, entró con una charola con tres tasas de café y después regreso con otra donde venían los alimentos, había exactamente dos platos con ensalada con pollo y un plato mas con ensalada pero este en vez de pollo tenía un gran pedazo de filete y demasiada cebolla. Al ver entrar a la chica los ojos de Gerard brillaron, ¡tenía tanta hambre! En la mañana no había comido nada ni mucho menos había cenado, lo poco que había comido el día anterior lo había devuelto al despertar. La chica dejo los tres platos sobre el escritorio de su jefe y se marcho. Los tres estaban dispuestos a comer... hasta que alguien se levanto rápidamente, huyendo hacía el baño.

Cuando estaba dispuesto a probar por fin un bocado, a Gerard le llego el olor de las cebollas. Regularmente le gustaban pero ahora su olor se le hizo insoportable, siendo casi imposible que su estomago no reaccionara de esa manera. De nuevo estaba abrazando el retrete, sintiéndose débil y con los ojos llorosos... ¡odiaba vomitar!
- ¿Estas bien Gee? - tanto Bert como Bob fueron tras de él, acercándose para ayudarle a incorporarse - Te dije que lucías mal desde ayer... ¿has ido al médico?
- Ya fuimos, gracias por la preocupación - corto Bert, tomando a Gerard de la cintura y llevándolo al lavamanos donde podría enjuagar su boca y mojar su rostro
- ¿Y que es lo que tienes? - pregunto Bob, ignorando por completo el tono de Bert
- ¡¡Vamos a tener un bebé!! - sin poder contener las ganas de decirlo a todo el mundo, Bert volvió a contestar por Gee, ganándose un empujón debido a las nuevas nauseas que le invadían
- ¡¡Mierda!! ¿¡Es cierto!? - cuestionó a Gerard, este solo levanto su pulgar, dando su confirmación aún abrazado al retrete - Hombres... ¡Felicidades! Y más por ti Gee... mi amor - se hincó junto a Gerard abrazándolo y ganándose la mirada asesina de Bert - ¿Y cuándo le dirás a McCracken que el hijo que esperas es mio? De seguro sacará mis hermosos ojos azules - comenzó a reír escandalosamente al ver la cara del otro
- Maldito Bryan... ¡claro que MI hijo tendrá los ojos azules...! ¡¡Yo también los tengo!!
- Y será rubio, o rubia... ¡¡Como yo!! - Bob le ignoró
- ¡¡Yo también soy rubio!! - interrumpió una vez mas Bert, levantando a Bob del suelo, solo para alejarlo de Gerard
- ¡Claro que no! Tus cabellos son negros y feos... no como los míos - movió su cabellera cual comercial de shampoo
- ¡¡Es porque me lo pinto, idiota!! - con eso dieron inicio a una discusión acerca de quien tenía el cabello más lindo y los ojos más azules. Gerard escuchaba cada una de las palabras que decían, su cabeza comenzaba a doler y quería incorporarse pero sus piernas no funcionaban del todo bien... y su esposo estaba más entretenido con Bob
- ¡¡Dejen de decir estupideces y ayúdenme!! - exploto cuando comenzaron a discutir acerca de a quien amaba más. Los dos rubiosse detuvieron, ayudándole a ponerse de pie. A penas Gee llego la lavamanos aquellos dos comenzaron con su discusión de nuevo. Gerard soltó un largo suspiro, a pesar de lo que pudiera parecer esos dos se querían y se llevaban de maravillas... solo que les gustaba molestarse como si tuvieran cinco años.

Our Love Never Faded Away | Gerbert/FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora