17. You give me your soul, your innocent love (parte 1)

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Despertó de una de sus pesadillas dando un brinco, poniéndose alerta y quejándose un poco pues el dolor en su espalda era bastante molesto. Talló sus ojos y, ya más calmado, se sentó sobre la cama, dando un brinco de sorpresa cuando el sonido de un vaso cayendo y rompiéndose lo sorprendió. Era su esposo, no se había dado cuenta que estaba ahí 
– Perdón, no quise asustarte – se disculpó Bert, comenzando a recoger los vidrios que antes formaron un vaso; por suerte estaba vacío – Debes tener hambre… no has comido nada en todo el día – le sonreía con afecto pero en su mirada persistía una sombra de preocupación
– No… estoy bien – contestó esquivando la mirada azul de su, ahora, castaño
– Yo… podría prepararte lo que quisieras… una hamburguesa con mucho queso, algún pastelillo o un…
– ¡Estoy bien! – lo cortó Gerard, viéndolo a los ojos con seriedad y en un tono enfadado
– De acuerdo – Bert movía su cabeza en afirmación y sus ojos se encontraban cristalizados… en verdad estaba preocupado. 

Dio media vuelta, con los restos del vaso en sus manos, y cuando iba a salir de la habitación para dejar solo a Gerard, como se lo venía pidiendo desde que enfermó, este le detuvo
– Bert… – se giro para verlo a los ojos, mas Gerard no soportó su miraba y de inmediato la aparto, comenzando a derramar varias lágrimas, algo que sin duda preocupo mas a Bert
– ¿Qué pasa Gee? Me tienes muy preocupado – dejo todo lo que llevaba en la mesita de noche y fue hasta la cama a sentarse en la orilla, acercando con lentitud su mano al pelinegro
– Perdón Bertie… perdóname por tratarte mal… tu solo te preocupas por nosotros y mira como te trato – sorbió su nariz y limpio un poco sus ojos – ¿Me abrazas? – pregunto como si fuera un niño pequeño

Bert tomo su lugar de siempre cuando Gerard le pedía que lo abrazara. Recargó su espalda en la cabecera de la cama, detrás de Gerard, para que este se recostara en su pecho y él lo pudiera abrazar bien, no solo con los brazos sino también con sus piernas, en una especie de “abrazo de Koala”
– ¿Qué es lo que pasa Gee? – entre sus brazos Gerard seguía llorando y verlo le partía el corazón por lo que no pudo evitar que varias lágrimas brotaran de sus ojos también – ¿Alguien te hizo daño? – ladeo su rostro, buscando el de Gerard para verlo a los ojos cuando le contestara. Le limpio las lágrimas y el pelinegro pudo asentir.

Un fuego se encendió en su interior, una ardiente llama que clamaba venganza hacia el infeliz que se atrevió a dañar a SU pelinegro. Le haría pagar… le cobraría cada lágrima que derramaba el ojiverde – ¿Quién te hizo daño? ¿Quién fue el maldito que se atrevió a herirte? – su furia aumento al ver negar a Gerard
– No puedo decírtelo… no ahora
– ¿El infeliz te amenazó? – su cuerpo se tenso al pensar que alguien podría cometer tal estupidez y seguir vivo
– No es eso… es… e-es difícil contártelo… m-me avergüenza mucho – escondió su rostro en el pecho de Bert 
– ¿Tiene que ver con tu… t-tuexnovio? – sintió el cuerpo de su amado tensarse ante eso – ¿O me equivoco?

Gerard guardo silencio, pensando si era correcto decirle todo a Bert o no, sabía que lo había prometido antes de caer dormido pero ahora no estaba seguro de si era una buena opción. Escuchar a Bert suspirar y abrazarlo protectoramente fue lo que necesitó para saber que podía confiar completamente en él, lo amaba y eso no cambiaría
– Tu sabes algo de la historia… – comenzó con su relato acomodándose sobre el pecho de Bert, a manera que si levantaba la mirada esta se toparía con unos hermosos ojos azules – Hubo una vez… hace cinco años yo… yo me enamoré de un hombre – levanto su mirada y se encontró con la sonrisa sincera de Ver – Era el hombre mas perfecto de todo el universo… recuerdo – suspiró – Recuerdo que mi primer día de clases me senté junto a él, comencé a tomar apuntes y vi algo caer, me agache por eso y cuando se lo iba a entregar me perdí en la profundidad de sus ojos… ¡eran maravillosos! Jamás me había sentido así… fue amor a primera vista. Él me sonrió y se presentó, regalándome una enorme sonrisa… y en ese momento pensé que moriría… ¡me puse rojo como un tomate!
– Eres un lindo tomatito – Bert pellizcó su mejilla, admirando como los ojos de su amado se iluminaban. Sin poder evitarlo sintió celos al no ser el primero que provocó todo eso en Gerard
– ¡Y todo era tan genial! Él era muy atento conmigo… me trataba muy bien… siempre estaba conmigo, siempre trataba de llamar mi atención… ¡fue inevitable el no caer enamorado de él! – hizo una pausa, recapitulando los momentos vividos – Un día… estábamos en la terraza de su departamento, él vivía solo pues sus padres tenían una gran fortuna; veíamos el atardecer… él… cuando se estaba ocultando el sol él se hinco y me pidió que fuera su novio, ¡Fue tan romántico! – Bert lo interrumpió 
– No pudiste resistirte a eso… – su sonrisa era fingida, era claro que le dolía lo que Gerard le contaba, y mas al saber la otra parte de esa historia
– No… acepté a pesar de que llevábamos conociéndonos un mes… y desde ese momento todo cambió… él dejo de ser atento… deje de importarle… solo me quería para una cosa y siempre me insistía con lo mismo
– ¿Cómo conociste a Bob? 
– En mi primer día de escuela, al salir de clases, me di cuenta de que vivía en frente de mí; Bob fue el primero en advertirme que él no era para mi… que era un bastardo – se recargo en el pecho de Bert – Yo no lo escuche… pensé que estaba celoso y lo seguí pensando cuando me dijo que le gustaba… si le hubiera hecho caso…
– El hubiera no existe amor…
– Y pues… el resto lo sabes… la mayor parte al menos, no necesitas muchos detalles… él me insistía en demostrarle mi amor y yo, idiotamente, pensé que si no lo hacíamos él se aburriría de mi y se iría con otro..
– ¿Cómo fue…? – Gerard lo observó no comprendiendo a que se refería – Tú... tu primera vez… ¿Cómo fue?
– Horrible – el pelinegro respondió con una sonrisa vacía en sus facciones – Siempre supe que la primera vez duele… pero eso no fue nada comparado con lo que sentí… pensé que moriría – sus ojos se cristalizaron – Después de tres meses como novios lo hicimos… él solo se preocupo por si mismo, por sentirse satisfecho sin importar que yo le pedí varias veces que parara – sus lágrimas caían por sus mejillas – Pensé que era normal sentir tanto dolor… yo nunca lo había hecho con nadie y pensé… ¡fui un idiota! – su llanto era desesperado – Cuando desperté estaba muy adolorido, y él no estaba a mi lado… solo me tomó y se fue... no debí dejarlo adueñarse de mi porque después de eso nuestra relación, si es que tuvimos alguna vez una, se fue a la mierda – limpió sus ojos pero sus lágrimas eran persistentes – Después de eso me fui a vivir con él… ¡otra estupidez de mi parte!
– Estabas enamorado – trataba de justificarlo, hacerlo sentir mejor 
– ¡Fue una estupidez! Así quede atado a él… después de nuestra primera vez las cosas empeoraron… él comenzó a tomar y después a drogarse. A veces… cuando llegaba al departamento tarde y no había encontrado con quien descargarse me utilizaba a mi… debí alejarme de él la primera vez que me puso una mano encima… – acaricio su mejilla – Ese día él no llegaba y yo estaba muy preocupado, lo esperé hasta la madrugada despierto y cuando llegó y le reclame por hacerme preocupar, pero él se enfado y me soltó un puñetazo aquí – señalo su mejilla que había estado acariciando – Y después me llevo a la cama y me… – trataba de tragar el nudo de su garganta – Me obligo a t-tener sexo con él… – trató de tragar el nudo de su garganta que le impedía hablar – Al día siguiente se disculpo… me dijo que no era él… que era culpa de las drogas… siempre le creí ese cuento, soporte que me tomara sin mi consentimiento por cuatro meses… soporte que siempre que llegara molesto y ebrio me golpeara y me dijera que para lo único que servía era para satisfacerlo… lo soporte todo porque lo amaba… Cuando íbamos a cumplir nueve meses él… él no llegaba a casa y pensé que estaría en algún bar… así que aproveché eso, me escape por un rato, quería visitar a mi hermano
– ¿Michael? – Bert se sorprendió que Gerard le hablara de él por primera vez
– Si… yo… le había presentado a mi novio a Mikey cuando cumplimos seis meses y Donna nos invitó a su casa para celebrarnuestro noviazgo… tuve que mentirles cuando me preguntaron por qué mi labio estaba roto y tenía moretones en los brazos… les mentía a todos para que no se dieran cuenta del infierno que vivía al lado de él
– ¿Qué tiene que ver Mikey? – aún no entendía porque ahora Gerard lo mencionaba si jamás lo hacía
– Mikey vivía en un departamento a media hora de donde vivíamos… lo rentaba con ayuda de nuestras madres. Ese día que me escape para irlo a visitar yo… estaba dispuesto a contarle el infierno que vivía con él, siempre le tuve mucha confianza… era mi mejor amigo…
Toque varías veces a su puerta pero no me abrió… me iba a ir pero recordé donde dejaba la llave oculta… ¡otro error de mi parte! Entre sin permiso, pensando que si no estaba en casa me podría quedar ahí y no tener que aguantarlo más… después de todo el tiempo con él y de sus malos tratos el amor que sentía se convirtió en miedo.
Entre al departamento y escuche ruidos extraños… la curiosidad mato al gato y ese día terminé de morir… 
Él... estaba en la cama… con Mikey… él le hacía el amor como nunca me lo hizo a mi… él… ellos estaba juntos… desde no se cuanto tiempo… – por unos segundos su llanto no le dejo hablar – Supongo que desde que los presente – su labio inferior temblaba al hablar – Él trataba con gentileza a Mikey… lo cuidaba… y-yo… me fui… no lo soporte… la persona a la que amaba y mi hermano… ellos me vieron y no les importo… siguieron con lo suyo… yo... me fui… tomé una maleta… empaqué… y… y m-m-e i-iba a i-ir... pero... 
– Tranquilo Gee… ya paso… – Bert trataba de consolarlo pero no funcionaba
– Él llego… me golpeo… como siempre… – en su mirada se reflejaba la furia que sintió aquel día – Pero trate de defenderme… ¡lo juro! P-pe-ero no pude… él… me golpeo… ató mis… mis manos a la cabecera… para que dejara de luchar contra él… y… d-de-nuevo… me… me tomo… él… fue más brusco que nunca… y lo que me dijo… termino conmigo… – hizo una pequeña pausa – M-me dijo qu-e… que nunca me había amado… que solo…solo se intereso en mi… porque quería…. fastidiar a Bob… porque tenía un lindo trasero... nunca me amo… era un juego… y yo era… e-ra.. m-mas fácil q-que… – no pudo terminar – Cuando terminó se levanto… me dijo que… que no amaba a Mikey… pero que fue divertido ver mi cara al encontrarlos… – sonrió con amargura – Se fue y me dejo ahí… golpeado, atado, sangrando y humillado… – Bert acariciaba los mechones negros de cabello de Gerard sin decir nada, tratando de tragarse todo el odio que le tenía a la persona que fue capaz de dañar a un ángel – Y después… Bob fue a rescatarme… él… lo había llamado diciéndole que dejaría a mi novio y le pedí que me dejara quedarme con él… cuando notó que me tardaba decidió ir a buscarme… me encontró seminconsciente…
– ¿Es la razón por la que tu y mikey ya no se hablan? 
– Mientras me recuperaba en el departamento de Bob… 
– ¡¿No fuiste a un hospital?! – Gerard negó con la cabeza, agachando aún más su mirada para recibir algún regaño por parte de su esposo… nunca llegó – ¿Qué paso después? – su tono era dulce, para calmar a su pelinegro
– Mikey fue a visitarme… me dijo que por mi culpa él se había ido… me dijo que lo amaba y que jamás me perdonaría por apartarlo de su lado… nunca me volvió a hablar… – se quedo en silencio por un rato, terminando de llorar sobre el pecho de su esposo. Pasados unos minutos, y ya mas calmado lo miro a los ojos y le dio un corto beso, donde también probo el sabor amargo de sus lágrimas – Mikey nunca quiso volver a saber de mi… él también lo amaba, pero jamás sintió el dolor que provocaba su amor… o tal vez… yo… lo merecía… yo… perdí a mi hermanito – volvió a soltar su llanto lleno de dolor, pero que al mismo tiempo le hacía llenar un vacío, el dolor disminuía conforme se tranquilizaba
– ¡¡Por supuesto que no lo merecías!! – Bert lo regaño por primera vez, apartándolo con brusquedad de su cuerpo, sorprendiendo al pelinegro – ¡Tú no merecías nada de lo que te paso! ¡¡Él fue un infeliz que no supo valorar el ángel que tenía a su lado!! Él era una mierda e hizo de tí su reflejo… volvió tu vida un infierno y no lo merecías… – hizo una pausa donde no sabía si continuar era lo mejor o no – Y no puedo creer como, a pesar de todo lo que te hizo, protejas su identidad… no puedo comprender porque no me haz dicho su nombre – su voz era dolida y sus ojos se encontraban cristalizados – Aún… ¿aún l-lo amas? 
– Bert… – no quería responder hasta terminar de aclarar algunos puntos – Después de lo que pase me prometí a mi mismo que no me volvería a enamorar de nadie… el amor no estaba hecho para mí y dolía mucho – secó sus lágrimas una incontable vez más – Dana se entero de una parte de la historia… ella piensa que él me golpeaba, solo eso… nadie sabe todo lo que me hizo, solo tu y Bob; Ellas me ayudarían a pagar la universidad, me enviarían a Italia a estudiar artes a la misma universidad que él… pero cuando se enteraron de ‘la verdad’ Mamá Dana se enojo mucho conmigo… me dijo que no me dejaría estudiar eso y que me conformara con lo que ella quería que estudiara…
– Administración – terminó la frase por su esposo, recibiendo un asentimiento de la parte del pelinegro 
– Ahí conocí a un molesto pelinegro de unos increíbles ojos azules – sonrió verdaderamente feliz cuando mencionó a Bert, este hizo lo mismo – Ese pelinegro me molestaba mucho… siempre quería llamar mi atención… prácticamente e acosaba – comenzó a reír – Y sin que yo lo quisiera me enamoro – acarició su vientre – Pero tenía miedo… ¿Y si me quería para lo mismo que él? ¿Y si era peor? Me hice el difícil… trate de engañarme y decirme que lo que sentía no era amor… pero ese pelinegro era ¡TAN molesto! Tan persistente… pero tan lindo y tierno conmigo… decidí arriesgarme… y no me arrepiento – colocó la mano de Bert sobre su vientre mientras lo miraba a los ojos con infinito amor – Ese pelinegro me demostró que el amor no dolía y que era más que sexo a la fuerza… me enseño a amar…
– Aún no contestas mi pregunta – un miedo profundo no dejaba en paz a Bert, quería una respuesta
– Ya no lo amo… mi corazón es de un molesto y sexi rubio que se pinta el cabello de negro
– ¿Entonces porque no me quieres decir su nombre?
– Porque no había vuelto a verlo… no importaba… pero me lo encontré – Bert se tensó – Y quiere que hablemos… me pidió disculpas y no quise escucharlo más
– Él no merece tu perdón… él no merece nada de ti – decía entre dientes bastante molesto
– Tal vez… pero no me importaría dárselo
– ¡¿QUÉ?! ¡¿DESPUES DE TODO LO QUE TE HIZO?! – se levanto de la cama, soltando bruscamente al ojiverde
– Bert… ¡BERT! – el nombrado detuvo su caminata por la habitación hecho una fiera – Yo sé que… no se porto nada bien conmigo… pero si no fuera por él yo no estaría contigo – lo tomo de la mano para que se recostara con él otra vez – Tal vez todo el dolor me sería recompensado… y si tuviera otra oportunidad de cambiar algo con él no lo haría, pues sabría que ese camino me llevaría a ti… y creo que le debo mi felicidad
– ¡Pero te daño! ¡Te hizo sentir desprecio hacia ti! ¡¡QUE MERECÍAS TODO LO QUE TE HIZO!!
– Eso que importa ya… yo soy feliz… tendré un bebé de la persona que amo… todo va bien… me merezco tenerte y él merece mi perdón… no le di oportunidad de que me dijera algo… pero si lo vuelvo a ver, y estoy seguro que pasará, lo escucharé… él ya no puede dañarme… te tengo a ti y sé que siempre nos cuidaras… quiero cerrar ese capítulo de mi vida y, cuando lo pueda perdonar sinceramente, te diré su nombre – se acercó a los labios del ojiazul, dándole un beso suave y lleno de amor – Te lo prometo.

Our Love Never Faded Away | Gerbert/FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora