19. I know our time is through

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Se sentía cálido y protegido, sentía que todo en la vida iría bien y nada malo podría pasarle pues al fin le había contado todo a Bert, se sentía completo... Movió su cabeza sobre la blanda superficie y siguió dormitando como estaba, recostado de lado para no aplastar a su bebé. Sus sentidos poco a poco se iban agudizando, comenzó a removerse un poco, escuchando un quedo quejido, el cual ignoro y siguió durmiendo. Se sentía de maravilla, se sentía cálido al estar bajo tantas mantas y se sentía regordete... pero no le importaba pues todo era para que su bebé creciera sano (o sana) y fuerte, además Bert le había dicho que se veía fantástico.

Ya un poco más despierto noto que subía y bajaba en un lento vaivén, eso le resulto extraño pues la cama no tendría que hacer eso... a menos que... "¡Esta temblando!" fue un pensamiento inmediato. Abrió los ojos de golpe, apoyando sus manos en la cama y levantándose un poco de esta para después gritar"¡¿Qué pasa?!", recibiendo como única respuesta un quejido de parte de Bert.

Abrió grandes los ojos y se dejo caer sobre el pecho de este para no lastimarlo al apoyarse en él al levantarse... se... ¿se había quedado dormido sobre Bert? Suponía que eso era más que obvio al estar sobre su pecho

- Gee... me aplastas - se quejo Bert con algo de dificultad por tenerlo encima. De inmediato Gerard rodo y de dejo caer sobre la cama, viendo como su esposo comenzaba a tomar aire con exageración, para sonreírle con travesura - ¡Pff! ¡Gracias al cielo puedo respirar! - eso provocó en tierno puchero en el pelinegro - Me siento muchos kilos más ligero - rio ante su broma y se levanto sobre sus codos para acercarse a su amado esposo y besarlo, Gerard solo se alejó del contacto
- ¡Hey! - le dio un ligero golpe en el brazo - ¡Ni que pesáramos tanto! - se incorporo, quedando sentado sobre la cama con la espalda apoyada en la cabecera y acariciando su gran barriga
- Era una broma mi amor... - el pelinegro no opuso resistencia cuando Bert lo atrajo hacia sus brazos - Si no pesan nada.... Bueno, solo un poquito... ¡pero no es nada! - rectificó al ver la seriedad en el rostro amado

Gerard se acomodó de nuevo prácticamente sobre Bert, dispuesto a dormir. Estar entre los brazos de quien más amaba y poder respirar esa tranquilidad no tenía precio, era el tipo de tranquilidad que llega después de una gran tormenta; era así como veía a Frank, como una tormenta que vino a su vida a causar caos, pero ahí estaba Bert, dispuesto a protegerlo, ser su escudo contra todo.

Se estaba quedando dormido gracias a las caricias de Bert, gracias al lento vaivén que provocaba su respiración, gracias a los latidos del corazón amado que lo arrullaban, cuando el ojiazul recordó algo importante
- ¿Qué hora es? - sin importarle ser delicado o no, se levanto a prisa de la cama, buscando con desespero su ropa para meterse a bañar - ¡¡Vamos Gee que se hace tarde!! - Gerard soltó un quejido y siguió durmiendo, volteándose para darle la espalda y cubriéndose bien con las mantas. No supo más pues se quedo dormido, hasta que su ahora castaño esposo comenzó a moverlo para que se despertara - Gee... se hace tarde... - no dejaba de repetir, logrando solo molestar al pelinegro - Gee... - insistía, recibiendo solo manotazos para que lo dejara dormir en paz - No me dejas otra opción - rodeó la cama para poder actuar, si no lograba despertar a Gerard despertaría a la pequeñita (pues apostaba su vida en que el bebé sería niña).

Sabía que su ojiverde se molestaría... pero no tenían tiempo. Se arrodillo en el suelo, quedando justo a la altura para hacer lo que tenía pensado, y como si fuera un niño pequeño comenzó a mover el estómago de Gerard y después a picarlo, claro que todo lo hacía con cuidado de no lastimar a ninguno de los dos - Vamos Hermosa... despierta a tu papi - murmuraba bajito, solo para que su pequeña le escuchara

- ¡No nos molestes Bert! - lo alejó de un manotazo. Lo había conseguido, pronto su estómago comenzó a rugir, señal de que alguien tenía hambre - ¡Lo has despertado! - Gerard se encontraba molesto pues quería seguir durmiendo, pero también moría de hambre - Ya pequeñín... vamos a comer - le hablaba a su bebé mientras acariciaba su vientre - Y dejemos solo a tu molesto padre que no nos deja descansar - le lanzó una significativa mirada, yéndose directo a la cocina."Al menos conseguí despertarte" pensó Bert siguiendo a su esposo

Our Love Never Faded Away | Gerbert/FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora