Sin decisión alguna

Prólogo.

Todo debería empezar con un "había una vez", pero en realidad todo empieza con un llanto, desesperación, manos de dinosaurio y pies de la misma manera, empapado de líquidos totalmente desconocidos y con rayos de luz mortíferos que atraviesan los parpados cerrados y sin conciencia totalmente.

Esta historia empieza a relatar las nuevas experiencias que vendrá conociendo un joven estudiante de secundaria llamado Alan Fithcher, es una persona como cualquier otra, con ese sueño de alcanzar sus metas, graduarse e ir a la Emory University School of Law es la facultad de derecho de la Universidad Emory de Georgia, si, estudiar derechos es su sueño, entrar a un tribunal encargarse de las situaciones con hechos y acciones establecidas en la ley eran algo excitante para él, le encantaba discutir y más cuando ganaba con bases las discusiones, pero claro siempre lo hace con su familia. Místico con el tema de la socialización... muy místico, perdón. Tiene muy pocos amigos con que conversar, de hecho los que tiene son de la infancia habían estudiado con él en la escuela primaria o eran hijos de amigas de su mamá. Sueña mucho despierto, en su mundo, en su mundo totalmente paralelo al nuestro, donde todo era perfecto, con tal, todos tenemos un mundo así en nuestras cabezas, ¿verdad?, Alan no era la excepción.

Sus conocimientos en relaciones amorosas eran pocas, no tenía mucha experiencia para enamorar, ligar con una chica, con él se hacía una persecución entre su cerebro, recuerdos y cosas totalmente inmaduras que salían de su boca inesperadamente sin poder pararlas antes de que su cerebro las analice, cosas así y algún tropiezo, cosas vergonzosas causada por los nervios o inexperiencia de algún modo que siempre arruinaban "el momento" con las pocas chicas que a él le gustaban, se desesperaba, claro que estos fracasos no lo deprimían. Lo único que le reconfortaba del estrés y cansancio sufrido en el día, eran dos cosas: su mascota, un can de raza Golden apodado "cok" y su hermano menor.

Para ir al punto de una vez en la personalidad del personaje principal, Alan Fithcher ── nombre importante para un adolescente tímido──. Es un chico fresco en su colegio, sin muchas preocupaciones, pocas responsabilidades y mucho tiempo libre, con una tierna cara trigueña, ojos atractivamente cafés y grandes y profundos como la luna, un "atrapa miradas" ── tan tímido, que con grandes atributos físicos tiene muy poca vida social──, se habla él mismo, es un juego mental que él solo entiende y se divierte con eso, riéndose inconscientemente suelta risitas en algún lugar público tapándose la boca juguetona para reprimir las risitas, no compartía mucho sus verdaderos pensamientos e ideas, muy poco oportunista, tímido y detestaba mucho que le cuenten una película. Alan sueña y espera que en su recorrido hasta la universidad tenga muchas mujeres, sexo, alcohol, drogas e infinitas fiestas legendarias como en las películas. Ya saben como cualquier chico popular/jugador de futbol. Si, así tímido como es él de igual manera soñaba con eso. Veremos.

Es muy antiparabólico en sí mismo y no le gusta dar explicaciones. Su madre una señora ya de 30 y tantos años cerca de los cuarenta lo ama, Un poco descuidada con él pues tiene suficientes problemas con su relación. Mucha libertad mental, no es tan malo como la libertad de hacer lo que se le plazca la regalada gana── Alan no es así ──, pero si es malo dejar abandonado esa parte de la vida de un adolescente. Pero les daré un spoiler, de todo este libro. Ya saben. Para no crear malas ideas. Pero Alan es y sigue siendo virgen. Mi nombre es Snoopy y esta es nuestra historia:  

 

"Si se es capaz de conocer el amor se corre el riesgo de conocer el odio".

Esta él sentado en la cama de su habitación, ya saben la queen, mirando y acariciando detenidamente las esquinas de aquel libro que no pudo leer durante semanas, "Cuestión de dignidad" de Walter Riso, sin más que hacer lo tomó, salió de su habitación rápidamente, pisando fuertemente y con rapidez los escalones de la escalera, abrió la puerta del garaje tomo el pipote de aluminio vacio y con las demás cosas que él había recibido de ella tiradas en el fondo del pipote, tiro con fuerza el libro sin decir una sola palabra, la habitación en total silencio, removiendo el pipote y rociándole gasolina, buscaba los fósforos en la cocina.