Capítulo 4: Bienvenida a...

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El comedor de Hogwarts es enorme, una sala con el techo lleno de velas y que refleja un cielo nocturno. La señorita McGonagall va a la cabeza de la larga fila de novatos. Vamos en parejas, yo voy con Mérida unos tres puestos por detrás de Minerva. Creo que soy incapaz de contener mi emoción, y me desplazo a saltitos.

Dirijo mi mirada por toda la sala y al poco tiempo encuentro a Anna sentada al lado de la chica de pelo negro que estaba en el Caldero Chorreante. Ambas me regalan una sonrisa de apoyo y la del pelo anaranjado alza un pulgar para decirme que todo va a ir bien. Están sentadas en la mesa de Hufflepuff.

Delante de nosotras está el chico grosero peliblanco del Callejón Diagón, junto con un chico moreno de ojos verdes al que vi también saliendo de la tienda de Gambol & Japes.

—Espero que nos toque en la misma casa —le susurro a Mérida mientras avanzamos entre las mesas.

—Y yo. Hay que ser positivos.

La fila llega hasta la mesa de los profesores y las señorita McGonagall nos pide que esperemos ahí, nos quedamos quietos y esperamos.

—Antes de comenzar —dice Minerva alzando la voz—, el director Dumbledore quiere dedicaros unas palabras.

Bueno, Dumbledore, Dambelbi... Sí, lo que yo había dicho.

Un anciano de larga barba blanca que lleva un sombrero rojo con la punta caía hacia atrás se levanta y todo el mundo guarda silencio.

—He de anunciados algunas normas de principio de curso —comienza a decir—, los nuevos debéis saber que el bosque está terminantemente prohibido para todos los alumnos, asimismo nuestro celador el señor Filch me ha pedido que os recuerde que el pasillo del tercer piso, el del lado derecho no está permitido para todo aquel que no desee la más dolorosa de las muertes. Gracias.

Yo me giro para ver a ese tal señor Filch y descubro a un anciano con la coronilla calva pero pelo largo que empieza a la altura de las orejas apoyado en el marco de la puerta con un gato jaspeado y escuchimizado a sus pies. La señorita McGonagall interrumpe mis pensamientos.

—Cuando diga vuestro nombre vendréis hasta aquí, os colocaré el sombrero sobre la cabeza y seréis seleccionados para una casa —dice levantando un sombrero picudo y arrugado.

-—Vanellope von Schweetz —una chica, menuda, morena con el pelo recogido en una coleta se adelanta y se sienta en el taburete donde descansaba el Sombrero Seleccionador.

Sus rasgos y su apellido me revelan de inmediato que es alemana.

Minerva pone el sombrero sobre la cabeza de la niña y este comienza a murmurar.

—Humm, sí ya lo veo. Competitividad, astucia... ¡Slytherin!

La casa mencionada comienza a aplaudir y vitorear a su nuevo miembro mientras ella baja y se sienta en la mesa correspondiente.

McGonagall la observa sentarse, y cuando el ambiente se calma, vuelve a leer el pergamino.

—Jack Cygnus Frost —el chico peliblanco se sube al estrado de un salto despreocupado y se sienta, Minerva va a poner el sombrero sobre su cabeza, pero ni siquiera llega a rozarlo.

—¡Slytherin! —dice cuando apenas ha tocado la cabeza del chico.

Él sonrie satisfecho y va hacia su mesa con andares de superioridad. Dos Slytherin seguidos. Esto promete.

—Rapunzel Alexa Crown —llama la señorita McGonagall.

Suelto la mano de Mérida y me abro paso entre mis compañeros. Subo los dos escalones y me siento en la silla que hay en la tarima. Me agarró con fuerza el dobladillo de la túnica para no temblar y siento como el sombrero se asienta en mi cabeza.

The Big Four: Hogwarts y el despertar de la Oscuridad. {✓}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora