Capítulo 9: ¿Pero qué...?

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Ha pasado un día. Tan solo un día desde que un horrendo troll casi hace de mí un guiñapo, y se me ha hecho condenadamente eterno. Solo me hace falta mirarme al espejo y ver el rasguño que tengo en la mejilla, es por eso por lo que todo el mundo me recuerda como "La niña que vivió", que es una especie de burla hacia mi persona y hacia el famoso Harry Potter. ¡Diablos! Soy casi tan popular como Jack Frost y Scorpius Malfoy.

Hoy todos en el comedor me miran raro, como si esconderte debajo de un maldito lavamanos para salvar tu pellejo de morir aplastado por una porra de madera, fuera lo más de lo más. Giro los ojos y pincho con furia la comida en mi tenedor. A lo que Astrid se vuelve hacia mí.

—Venga, Rap. No les hagas caso, en una semana estará olvidado —me dice mientras se mete una cucharada de sopa en la boca.

Yo suspiro, exasperada, y entierro la cara en el hueco que dejan mis brazos apoyados en la mesa.

—¿Por qué me tuvo que pasar a mí?

—No lo sé. Pero alégrate, hoy tienes que animar a Mérida en su primer partido —responde dándome un toquecito en el hombro.

Yo me pongo derecha al instante.

—¡Cielos! Me había olvidado del partido de Quidditch. Con un poco de suerte la victoria de Gryffindor será apoteósica y ya no se hablará más de mí —digo, ilusionada ante mi utópica idea.

—¡Esa es la actitud!

Voy a responderle, pero una lechuza entra por el gran ventanal del comedor y hace que todos los alumnos levantemos la mirada. Se trata de una lechuza completamente blanca y nadie sabe a quién pertenece.

—Todavía es muy pronto para el correo —murmura Elsa, que está sentada en frente de mí.

La lechuza planea sobre la mesa de Gryffindor y suelta algo alargado envuelto en un papel de regalo rojo. Cae en frente de Mérida, y todos se vuelven hacia ella, yo me levanto y voy corriendo hacia su mesa.

—¡Mérida! —la llamo—. ¿Qué es eso?

Ella me hace un gesto de reconocimiento y yo me siento a su lado, expectante.

—Vamos, ábrelo —la apremia Angus.

Mérida rasga el papel y descubrimos el mocho de una escoba. Las ramitas son ásperas y secas por lo que puedo adivinar que es una escoba de vuelo.

—¡Una escoba! —exclamo, alzando las cejas.

—¡Pero no es una escoba cualquiera!- exclama Will, apartando un trozo de papel de regalo que nos deja ver una inscripción en la madera—. ¡Es una Nimbus 2000!

Todos emitimos un "Wow" de completo asombro y yo dirijo mi mirada hasta donde ha aterrizado la lechuza. Está en la mesa de los profesores, y McGonagall le está acariciando las plumas del lomo. Ambas sonreímos y cuando me doy la vuelta veo que Mérida también se ha dado cuenta.

Estoy segura de que el partido será un éxito para los leones rojos.

* * *

Hipo me ve y se sienta a mi lado, ambos estamos en las gradas del campo de Quidditch, rodeados de adolescentes gritones que agitan banderines con los colores de su casa.

—Hola, Rap —me saluda mientras se acomoda en la grada.

—Hey, ¿cómo está el panorama?

—Bueno, veamos. Alec y Will acaban de cerrar las apuestas, y como siempre; Ravenclaw apoya a Gryffindor y Hufflepuff se divide entre Slytherin y Gryffindor.

Sonrío con suficiencia.

—Slytherin va a morder el polvo hoy. —digo.

Él me mira y emite una pequeña risa. Claro que él apoya a Slytherin, debido a su amistad con Jack, cosa que nunca llegaré a entender.

The Big Four: Hogwarts y el despertar de la Oscuridad. {✓}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora