Capítulo 28: Luz sobre oscuridad.

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—¡Tú! —exclamo bajando lentamente las escaleras.

Trewlaney se da la vuelta y puedo ver algo diferente en su mirada, normalmente distraída y alegre, ahora tiene un brillo oscuro y peligroso.

—No puede ser... —farfulla Jack—. El profesor Snape....

—Ah, Snape —se burló la mujer—. Claro, el misterioso y siniestro profesor de Pociones, a su lado ¿quién iba a dudar de la pobre, distraída y loca profesora Trewlaney?

—Pero, pero aquel día, en el partido de Quidditch Snape intentó matar a Mer... —digo yo llegando al pie de la escalera.

—No, no mi pequeña luz dorada, ¡yo intenté matar a Mérida Dumbroch! Y creeme que si ningún pequeño incendio en la capa de Snape me hubiera interrumpido, lo habría conseguido.

—Lo que Snape murmuraba entonces era el contrahechizo —me doy una palmada en la frente—. ¡Y también hechizaste aquella bludger loca!

—Él estaba intentando salvarla —susurra Jack.

—Ah, yo sabía que vosotros erais un peligro para mí. Especialmente desde Halloween.

Mi cerebro está trabajando a toda mecha procesando tanta información de golpe que me parece oírlo chirriar, reacciono a la palabras de la mujer unos segundos más tarde.

—Entonces..., ¿fuiste tú quién soltó al trol? —pregunto con la lengua trabada.

—Sí, todo marchaba según lo planeado —una sonrisa amarga sale de su boca—. A Snape sin embargo, no logré engañarlo. Mientras todos los profesores se mantenían ocupados con el trol él subió al tercer piso para cogerme delantera.

—Y lógicamente no volvió a confiar en usted —completo mientras ella se vuelve hacia el espejo de Erised.

—Rara vez me dejaba sola —continua hablando como si no la hubiera interrumpido—. Él no lo entiende, mis jóvenes magos, nunca estoy sola.

Jack y yo intercambiamos miradas incrédulas. Al parecer es cierto lo que se cuenta, los inciensos que pone en su aula de Adivinación han debido de volverla majara.

—Decidme, niños, ¿qué poder tiene este espejo? —pregunta pasando las yemas  de sus largos y delgados dedos por el polvoriento cristal—. Veo lo que deseo, y me veo con el cuerno en la mano, ¿pero cómo lo consigo? —parece haber olvidado que estamos detrás de ella.

De repente, la cabeza de Trewlaney se mueve de forma espasmódica hacia la derecha, y acto seguido, una voz grave y gutural, como procedente de una caverna, suena por toda la sala.

—Utiliza a la chica —dice la voz en un susurro parecido al siseo de una cobra antes de atacar.

Trewlaney experimenta el mismo cabeceo extraño de antes y se vuelve hacia nosotros. Un fino polvillo negro cae de su cabello. Su rostro se ha vuelto de color grisáceo, y sus ojos normalmente llenos de vida y curiosidad (debido a sus extrañas gafas), ahora son dos pozos negros y llenos de maldad.

—¡Ven aquí, niña! ¡Ahora!

Jack adelanta un poco el pie y pone el brazo delante de mí para evitar que camine, y me soprendo a mí misma apartándolo y moviendo los pies en dirección a la profesora. Llego hasta ella, con Jack detrás a una distancia prudencial. Trewlaney se hace a un lado y me deja delante del espejo de Erised.

—Dime, ¿qué es lo que ves?

Miro fijamente mi reflejo al otro lado del cristal, puedo ver a una niña baja y delgada, con un pijama que antaño fue azul de rayas y ahora es casi gris, zapatillas polvorientas al igual que el resto de la ropa, pelo sucio y algo enmarañado. Supongo que de aterrizar sobre el Lazo del Diablo y el Ajedrez Mágico. No hay nada que deba decir, cuando de repente la chica del reflejo saca algo del bolsillo del pantalón. Puedo distinguir un pequeño trozo de marfil en forma de cuerno, debe de tener el tamaño de la palma de mi mano. Me lo esperaba más grande y majestuoso, en verdad. Veo cómo ella se guarda de nuevo su preciado tesoro en el bolsillo, y cuando noto algo duro junto a mi pierna derecha doy un saltito en mi sitio. Tengo el cuerno de Unicornio en el bolsillo, y lo peor de todo es que no sé ni cómo lo he hecho.

The Big Four: Hogwarts y el despertar de la Oscuridad. {✓}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora