Capítulo 13: Cosas de fantasmas.

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Después de que más de la mitad de los alumnos de Hogwarts faltasen al comedor aquella hora del desayuno tengo mis clases de refuerzo con Binns. No es que no me guste Historia de la Magia, pero según nuestro profesor fantasma mis técnicas de estudio y comportamiento en clase son algo "vanguardistas". Yo no lo habría definido así, de todos modos no es mi culpa que no sepa dar clase a los magos de hoy en día. A ver, ¿hace cuánto que dio su última clase de verdad? Quiero decir cuando no estaba muerto, ¿cuánto? ¿trescientos, quinientos años? No creo ni que existiera el colegio de aquella.

No me puedo creer que seas de Ravenclaw, ¡Pues claro que había colegio estúpida!

Últimamente esa voz interior me está molestando demasiado, he intentado buscar por la biblioteca técnicas de cirugía neuronal para que me la saquen del cerebro. A lo que iba, que mientras todo el mundo se divierte, holgazanea y se prepara para Navidad yo estoy aquí, sentada en un incómodo banco de madera frente a un pupitre.

—Entonces las Revoluciones de los duendes del siglo XV fueron catastróficas para...

A partir de ahí pierdo el hilo de la lección, apoyo la barbilla en una mano y me dedico a mirar sin ver el libro que tengo delante de mí, y no estoy segura de estar en la página correcta.

Espera, ¡no es ni el libro correcto! ¿Por qué tienes el de Herbología? Se supone que estás en Historia de la Magia.

Gracias, vocecita, no me había dado cuenta de que los Lazos del Diablo no llevaron acabo las Revoluciones del siglo nosécuántos. Resoplo y comienzo a pasar hojas como si de verdad me interesase el tema.

—Bueno, señorita Crown hasta aquí la lección de hoy, espero que se acuerde de terminar de pasar el pergamino a limpio para...

No le dejo terminar la frase porque me levanto rápidamente, cojo mis cosas y salgo del aula como alma que lleva el diablo. Lo que ese muermo ectoplasmático no sabe es que ese pergamino ya lo tengo hecho desde hace dos semanas y si se piensa que mañana que es Navidad voy a ir a clases de refuerzo, ¡JA! Lo lleva claro.

Corro por los pasillos hasta llegar a las escaleras, ¿Por qué la Sala Común de Ravenclaw tiene que estar en una torre? Subo las escaleras a la mayor velocidad que me permiten mis piernas y más pronto de lo que me esperaba me encuentro frente a la entrada. A diferencia de las otras salas comunes del castillo, para poder entrar a la de Ravenclaw, se debe resolver un acertijo que no siempre es el mismo, formulado por un aldaba de bronce con forma de águila en una puerta sin picaporte.

Es necesario dar la respuesta correcta para que la puerta se abra. De lo contrario, habría que esperar a que llegue otro alumno de Ravenclaw que pueda resolver el acertijo propuesto. La pregunta de hoy es:

¿Qué fue antes, el fénix o la llama?

La respuesta correcta es "el círculo no tiene principio". Bien simple la verdad, creo que deberían empezar a renovar los acertijos, cualquiera los aprende de memoria.

Paso por el orificio que deja el hueco de la entrada y entro a la sala común. Astrid y otra chica cuyo nombre desconozco están sentadas en una de las mesas jugando al Ajedrez Mágico, me acerco y observo.

—Reina a E-5, te toca Astrid —dice la chica.

La susodicha no sé da cuenta de que me he sentado a su lado, simplemente se limita a observar el tablero con detenimiento, como si con un solo pestañeo todo el juego se arruinara. Se acomoda en el banco y sonríe con suficiencia.

—Caballo a H-3.

La pieza se desliza sola por el tablero de cuadros blancos y negros hasta la posición indicada y allí, con una coz destroza completamente la pieza que constituye la reina. La rubia lo festeja lanzando besos al aire, y yo simplemente miro horrorizada la figura hecha trizas.

—¡Eso es horrible, Astrid! —exclamo.

—El Ajedrez Mágico es así —se defiende ella—. Luego jugamos otra vez, Dakota. Ahora tengo que hablar con Rap.

La tal Dakota se levanta después de asentir y se aleja hacia los cuartos femeninos.

—Es de tercer año, por eso no la habrás visto en las habitaciones. El año que viene tendremos que separarnos, tú irás a segundo y yo a tercero —dice.

Yo no digo nada, ya sé que con o el año que viene irá a tercero, tendrá una habitación distinta. Básicamente porque los cuartos se distribuyen por: Primero y Segundo, Tercero y Cuarto, Quinto y Sexto, y Séptimo. El último curso tiene habitación propia en la cúspide de la torre.

—Lo sé —contesto encogiéndome de hombros—. Las clases de Binns son un auténtico suplicio, y la verdad, no pensé que alguien de Ravenclaw diría nunca algo así.

—Oh, no te creas. Todos pensamos lo mismo. Ah, una cosa...

Agarro una bolsa llena de ranas de chocolate que tiene a su lado y ella hace un gesto para que coma si quiero.

—¿Cómo es que nunca me habías dado de estos dulces? —pregunto de bromas. Ella solo sonríe forzosamente y se rasca la cabeza con nerviosismo.

—Tengo que preguntarte algo... —parece algo temerosa, así que trago tres ranas a la vez y la animo a seguir.

—¿Sí?

Ella carraspea y se acerca.

—Se rumorea que estás saliendo con uno de los hermanos de Mérida.

Al oír esas palabras, una rana de chocolate que ya va camino al estómago por la garganta, se mete por el lado que no es y ahora estoy retorciéndome en el banco con las manos en torno a mi garganta como una poseída.

—¿Qué...? ¿Quién? ¿Por qué? —cuestiono cuando soy capaz de articular palabra.

Ella levanta las manos con un gesto de inocencia y se echa hacia atrás para apoyarse en la pared.

—Solo rumores, los fantasmas lo comentan por los pasillos.

—¿Los fantasmas? ¿Por qué los fantasmas?

—Anoche no estabas en tu cama, y esta mañana a la hora del desayuno oí un par de cuadros hablar de que te habían visto a altas horas de la madrugada deambulando por ahí con tres pelirrojos. Supongo que los fantasmas habrán hablado con ellos.

—¿Los profesores lo saben?

—No creo, los cuadros y los fantasmas siempre suelen estar de parte de los alumnos en cuanto a temas de travesuras e infracciones. Todos excepto Peeves, que es el único espíritu de todo Hogwarts que no está al corriente de lo sucedido.

—Entonces mientras Peeves o algún profesor no se entere de nada ¿estoy salvada? —pregunto llena de esperanza.

—Me parece que sí, pero de todos modos intenta no saltarte ninguna de las normas. Los fantasmas son fantasmas porque fueron asesinados, y no precisamente por ser leales.


The Big Four: Hogwarts y el despertar de la Oscuridad. {✓}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora