Capítul⌖ 5

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Suspiro llevando mis manos hacia mis brazos, frotandolos cuando el frio de la noche impacta en ellos

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Suspiro llevando mis manos hacia mis brazos, frotandolos cuando el frio de la noche impacta en ellos.

Eran las diez de la noche y acababamos de llegar al edificio de Patrick. El cual se encontraba cerrado.

¿El motivo del porqué veniamos tan tarde? Duncan no se habia dignado en avisarme para ir antes y aunque estuve desde las cinco de la tarde llamandolo, no respondió a ninguna de mis llamadas—como de costumbre—.Tuve que llamar a Nash y este se puso en contacto con él pelinegro. Pero hasta las diez, no tocó la bocina de su auto para avisarme de que nos ibamos.
Y vinimos en coches separados, como no.
Enserio, nunca entendí porque ese rechazo a mi persona, pero cada vez lo disimulaba menos.

Duncan vuelve a tocar con fuerza la puerta, haciendo resonar el sonido por la calle que se encontraba desolada.
Y después de unos segundos, el sonido de cadenas y un candado resuena al otro lado de la puerta.

—¿Que haceis aquí a esta hora?—El murmuro de Patrick algo desconfiado hace que de un paso hacia delante. Posicionandome al lado de Duncan.

—Venimos a comentarte algo.—Hablo yo, atrayendo su atención.

—Entrar.—Abre la pesada puerta junto con el chirrido que la caracterizaba.

Al entrar, Duncan apoya su espalda contra la puerta de metal que Patrick volvió a cerrar y yo tomo asiento en el segundo escalón de la escalera. Viendo como Patrick se cruzaba de brazos mirándonos espectantes.

—¿Como te va el negocio?—Duncan examinaba cada parte de su rostro.

Nash se había encargado de ponerle al día del porque nuestra visita.

Y no sabía que era lo él opinaba de esto, pues era difícil saber la opinión de una persona que aborrecía hablarte.

—No muy bien.—Murmura descruzando sus brazos y llevando sus manos a su cara.—¿Por eso venís no?—Lleva su mirada hacia a mi.—Para decirme que no necesitais mi servicio.—Determina con una mueca.

Niego con una leve sonrisa que no me llegaba a los ojos.

—Venimos a decirte que Nash ha decidido abrir una nueva nave.—Me pongo en pie bajo su atenta mirada.—El almacen nueve, sera un armero.—Alza una ceja y eleva la comisura de sus labios con lentitud.—Y seras nuestro armero.

Un brillo que jamas habia visto en sus ojos, aparece adueñándose de su rostro.

—No puede ser cierto.—Su rostro se voltea hacia Duncan, él cual no lo habia dejado de observarlo ni un segundo.

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