Capítul⌖ 26

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EVIL

Nash llega a mi lado mientras Blanco nos enseña a todas las mujeres extranjeras que tiene en un catálogo. Las cuales la mayoría, eran de raza africana y latina.

¿Que se suponía que era esto?

—Hay un nuevo negocio que se esta extendiendo por todo el estado.—Su sonrisa complacida ante lo que decía, dejaba a entender que él, estaba mas que de acuerdo con eso.—La trata de blancas.—Concluye.

Miro de reojo a Nash, tenía una notable mueca en el rostro pero se mantenía en silencio. Muevo mi mano en dirección al catálogo. Apagando el cigarro que sostenía en esta en el. Manchando así toda la pagina con ceniza. Blanco me mira con el semblante inundado en confusión.

—Pensaba que la idea te iba a gustar...—Lo corto.

—¿Ahora soy proxeneta y no lo sé?—Él, se sobresalta ante mi voz.

—Evil es un buen negocio.—Se pone en pie a la par que nosotros dos.—Desde siempre lo que ha movido mas dinero en este mundo han sido; Las drogas, las armas... y las putas.

Aprieto mi mandíbula. Y aunque tenia razón, yo no traficaba con personas. Aunque fuera un criminal mas, habían niveles. Y ese era un nivel, al cuál no estaba dispuesto a rebajarme.

—¿Pero que tipo de putas Blanco? ¿Las que lo quieren ser o a las que obligáis a serlo?—Esta vez quien hablaba era Nash.

—Estas mujeres quieren serlo, necesitan el dinero.—Asiente creyéndose sus propias mentiras.

A sabiendas, que la mayoría de aquellas mujeres eran robadas en sus países, trasladadas hasta aquí y obligadas a ejercer. Y gratis, por que ellas, no sé llevaban nada.

Estafador. ¿A quien pretendía engañar con sus mentiras baratas?

Nash apunta con su dedo a una de las múltiples chicas que aparecía en esa pagina y señala su rostro. La piel blanca de la mujer, se encontraba ligeramente amorotonada por la zona de la mandíbula. De no hablar por su cuello, donde quedaban señales de unas marcas.

—Si.—Ríe sarcásticamente.—Seguro que quieren serlo.—Ahora era él, el que apretaba la mandíbula.

—¡Es un negocio!—Brama Blanco.—¿¡Desde cuando importa de que se trate el negocio si lo que da, es dinero!?

Y encima, pretendía venderlas así, todas marcadas.

Que inútil.

Aparte, a ti te vendría bien.—Señala a Nash.—¿Te vas a casar con la rusa no?—Aquella boda ya no era ningún secreto.—Pues en Rusia hay mucha trata. Puedes hacer buen dinero.—Su sonrisa amarillenta hizo que perdiera la poca paciencia que estuve reservando para encontrarme mas tarde con la morena.

Y antes de que Nash pudiera contestarle, me vi con la obligación de tener que alzarlo de su escritorio sujetandole por las solapas de su traje.

Que sea la última vez que me llamas para ofrecerme esta mierda de negocio a mi, o alguno de mis contactos.—Su rostro se contrajo ante aquello último. Pues sabía que lo acababa de vetar de poder ganar dinero a costa de mi gente.—Si quieres traficar con gente, lo haces fuera de mi alcance.—Sus ojos se cerraron ante la impotencia.

Sabia que últimamente, lo estaba llevando al límite. Lo estaba obligando a tener que salir de mi terreno para que su negocio continuará en píe. Pues nuestras ideologías, estaban dejando de ser compatibles. Y aunque en su momento, fue un buen traficante e hizo grandes negocios con mi padre, a dia de hoy, ya no lo era. Estaba viejo, y se notaba por su torpeza a la hora de negociar. Sus años de oro, habian muerto junto con mi padre. La sangre que ahora seguía el legado, era la herencia de mi tio. Él me había enseñado a no desperciar a un insecto ruidoso.

EVILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora