Prologo.

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 La luz del molesto sol se colaba entre las cortinas por una muy pequeña brecha entre ellas dándote justa y exclusivamente en tu cara. Apretaste tus párpados con fuerza arrugando toda tu cara por la molesta luz, para luego abrir tus ojos lentamente. Tu mirada borrosa se centró por unos segundos al techo parpadeando constantemente para así lograr despertarte un poco más.

 Con pereza, te levantaste y te sentaste en la orilla de la cama, te estiraste un poco y trataste de encontrar tus pantalones. Notaste que una parte de ellos se asomaba por debajo de la cama y estabas a punto de tomarlos cuando sentiste unas manos pasearse por tu espalda hasta tu pecho y abrazarte de estar forma. Sin decir nada, ni cambiar tu expresión seriay aburrida, alejaste las manos y seguiste buscando tu ropa.

Buenos días— una voz tan melosa que te causó disgusto rompió el silencio de la amplia habitación— ¿Ya te vas? ¿Tan pronto?— comenzó a preguntarte la mujer que se encontraba detrás de ti.

—...— aún sin decir una palabra, te levantaste ya con los pantalones puestos caminando hacia donde estaban tu camiseta y chaqueta, que se encontraban al lado de la puerta.

—Ay, que grosero— fingiendo molestia la mujer que aún se encontraba en la cama, la cual comenzó a estirar su cuerpo sin importarle el estar desnuda del torso para arriba. Una chica de largo cabello castaño hasta la cintura y hermosos ojos azules como tanto te gustaba. Siempre habías tenido una gran debilidad hacias las personas que posean ese hermoso y vivo color, pero no entremos en detalles ahora.

 Volviste a ignorarla colocándote los zapatos casi listo para irte, escuchando de nuevo el crujir de la cama cuando te levantaste para chequear que nada se quedaba. Tu celular en el bolsillo izquierdo, tu cartera en el bolsillo derecho, las llaves de tu moto en tu mano... no recuerdas haber traído nada más aparte de los preservativos que usaste la noche anterior.

 Ya con todo guardado y en su lugar caminaste libremente hacia la puerta para poder largarte de una vez por todas.

—Nos vemos, Ryuga~ — a propósito, de nuevo, la mujer volvió a usar esa voz melosa haciéndote volver a arrugar el rostro con desprecio sin dejar de caminar, era como si algo oliera mal en ese lugar.

—No me llames y borra mi número de teléfono, Camila— dijiste cortante cruzando la puerta de la habitación sin importarte no haberla cerrarla bien.

—¡Es Cordelia!— reclamó la mujer y tu sólo volviste a ignorarla importándote muy poco tu falta de atención hacia el nombre de la mujer dirigiéndote hacia la salida de la casa. Si permaneces más tiempo ahí tu cabeza va a explotará.

 Maldices por lo bajo cuando el sol quema ligeramente tus ojos con su fuerte brillo, y después de sobarlos un poco con tus dedos, colocaste tu mano en tu frente como una especie de barrera que protegiera a tus ojos de ese molesto brillo.

 Te encaminaste con rapidez hacia tu moto, te colocaste el casco, la encendiste y te montaste en ella arrancando sin delicadeza alcanzando una gran velocidad en unos pocos segundos.

Las personas dicen que tu actitud rebelde, pretenciosa, ególatra y narcisista; se te quitaría si te consiguieras una novia y dejaras de ser tan mujeriego y "galán". Y mientras más te lo dicen, más piensas que es una estupidez.

 El hecho de que algún día te consigas una novia y dejes de ser un poco, sólo un poco, menos mujeriego; no hará que dejes de tener esa actitud que tanto te caracterizaba y te tomó años mejorar, y piensas que será así por mucho más tiempo. Además, las chicas, y porque no, también chicos, con los que has salido/acostado, siempre te dicen que es eso lo que más les gusta de ti.

 Seguiste conduciendo por un buen rato, tenías un compromiso en unos 30 minutos y no tenías mucha prisa en llegar temprano. Una o dos horas de retraso no mataba a nadie. Habías escuchado que había un café que no tenía mucho tiempo de haberse inaugurado, por lo que te pareció buena idea ir un rato y ver qué de bueno tenía.

Mi Profesor Favorito [Ryuga x Kyoya] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora