CAPITULO 10 - Conociéndonos

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¿Eran dos corazones espantados por la casualidad, o era acaso el destino retorcido?. Estaban sentados frente a frente y no sabían quién hablaría primero. Bethany estaba asombrada al reconocerlo. Daryl estaba fascinado por volver a verla.

-Esto es una locura. ¿Que haces aquí? - Acaso ese hombre era un completo psicópata, o solo era casualidad tenerlo justo allí, pensó la joven.

-Tienes razón, es una locura. Pero me agrada. -Daryl se acomodo en la silla. -Oye, ¿puedo sentarme aquí, verdad? - Ya había tomado asiento.

Beth, señalo con las manos otorgando el permiso. -¿Así que el señor Dixon termino su viaje por Europa?

-Así es, regrese a casa. Supongo que es lo mismo que has hecho tú... Regresé a tomar un último café, pero no te encontré.

-El personal puede variar según las circunstancias.

-Tienes razón. Solo que te recordaba, tan sonriente. Quería verte una vez más, y aquí estas. Y las circunstancias son diferentes, de hecho. -Daryl sacó un paquete de cigarrillos y su encendedor.

-Lo siento señor, no está permitido fumar en la zona de la cafetería. -El mesero se acercaba con la orden de Bethany. Acomodo rápidamente el café y las tostadas sobre la mesa.

-Lo siento. - Volvió a guardar el cigarro a medio encender en la cajetilla. No le gustaba desperdiciar ninguno.

-¿Cree que podrá traerme lo mismo que a la señorita? - Pregunto al delgado joven, quien afirmo y tomo nota nuevamente.

- ¿Vives aquí? -Pregunto Daryl, mientras Beth endulzaba su café. Aun con la mirada agacha levantó sus ojos otorgando la más profunda mirada, haciendo que Daryl cobrara nerviosismo.

-Soy de las afueras de Georgia. A un par de horas de aquí, pero este será mi domicilio los próximos años. -Termino de revolver la bebida y dio un sorbo. -Creo que tienen que trabajar en esto. - Mostro una mueca de sonrisa, señalando la taza. -Regrese luego de varios años de estar viviendo allá, donde nos encontramos. ¿Y que puede decirme de usted, porque está en este momento sentado frente a mí?

-Hmm. Bien, en parte por trabajo, en parte visitando a la familia. También viví aquí. Y acabo de participar de una jornada como invitado, justo del otro lado de este edificio.

-Oh, creo que escuche algo al respecto. Logra que la gente se alborote con facilidad Sr. Dixon. - Bethany recordó las jóvenes con las que se había topado. Y de re ojo pudo ver como otros jóvenes sentados en las mesas cercanas miraban al par con intriga.

Al instante en camarero hizo una nueva entrada, dejando el pedido del rubio. Endulzó de la misma manera que lo había hecho la compañera de mesa con anterioridad. Probó la bebida.

-Creo que te daré la razón, esto es una porquería. -De inmediato apoyo la taza en la mesa, y logro que Bethany lograra una gran carcajada.

-Lo sé!!! Pero es lo único aquí dentro. Y la cafetería más cercana queda muy lejos de estos muros - Ambos siguieron riendo.

-Si, esta es una hermosa, pequeña y lujosa ciudad.

Bethany realmente era bella. Podría pasarse el resto del día sentado en esa mesa viéndola sonreír. Sus dientes eran muy blancos, y sus ojos muy expresivos. Pero sabía que la chica era desconfiada, lo sentía, y en cuanto terminara esa tasa de café, que parecía sin fin, saldría corriendo despavorida. Ya sabía de eso. Las chicas comunes le temían, las modelos solo pretendían sacar ventaja de su trabajo. Él se sentía un hombre raro para el resto de las mujeres mortales. Después de todo, tampoco sabía porque estaba allí sentado. Solo fue un impulso, no lo resistió, luego de haberla recordado entre sueños. No era momento para estar de conquista. Recién se recuperaba de una ruptura que lo volvía a condecorar como perdedor.

En tus Ojos, nuestro Mar | BethylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora