Esa misma noche, un poco más recuperado Daryl marchó de regreso a New York en su motocicleta. La familia Dixon observó desde el pórtico su partida. Los dos adultos un poco preocupados por el estado de ánimo del joven, tendrían que seguirle los pasos, y mantenerse más al tanto de él.
Así las semanas pasaron. Él se había hecho presente en las oficinas de E.W. allí lo recibieron muy bien, ansiosamente. Le ofrecieron al fin empleo, como el fotógrafo principal de la revista. Rotundamente te rechazó la oferta. Explicó que se sentía muy a gusto donde estaba, y que se hacía presente allí solo por cortesía, y educación.
En realidad unos días después de regresar de Atlanta se reunió con el director de la editorial donde trabajaba, el Sr. Brixtong, y aceptó la propuesta hecha anteriormente. Eso alegró demasiado al viejo. De alguna manera no entendía esa confianza puesta en él por parte de éste. Sabía que le tenía mucha confianza y empatía pero, sentía que a veces se excedía.
Al comenzar un nuevo mes la posesión del puesto se hizo efectiva. El anterior jefe del departamento de fotografía y arte tuvo que dejar su cargo, cosa que a Daryl le causó mucha pena. No le gustaba que nadie perdiera su trabajo, así que lo invitó a que siguiera siendo parte de su equipo, pero el tipo resulto más orgulloso, y solo se marchó en silencio con sus pertenencias.
Como condición con el viejo al aceptar el puesto, y primer medida puesta en marcha fue redecorar el lugar, que realmente era desmotivante. A la oficina le faltaba frescura y energía que inspirara, y eso en E.W. sobraba. En el piso de arte ese recurso era indispensable, siempre fue una gran utopía tener un ambiente tan sombrío entre tanta creatividad, y ese cambio sería de gran ayuda para comenzar una nueva etapa.
El viejo permaneció reacio a la idea, pero luego de pensarlo unos minutos aceptó, ese era uno de los riesgos de ascender a Dixon, una nueva oleada de reformas sufriría la revista. Justamente, deseaba que eso sucediera. Confiaba plenamente en él.
Así los colores oscuros desaparecieron. Fueron reemplazados por colores vívidos en las paredes. Mucho fluorescente, verdes manzanas y amarillos decoraban las paredes. Los cubículos de madera se fueron, y el vidrio esmerilado llegaba a reemplazado. La luz se hacía en ese edificio.
Así lo hizo también el cambio el diseño, la estética y gráfica de la revista. Impactó a los lectores pero también lo amaron, haciendo que las ventas aumentaran. Dixon se convertía en un ejecutivo exitoso. Y los lectores de la ciudad asimilaban el nuevo rol del joven.
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Mientras tanto la vida en ese pueblo alejado en Georgia seguía transcurriendo con calma. Bethany trabajaba medio día en el consultorio de su terapeuta. Con ello pudo conseguir consultas gratuitamente, ya que logró que la Dra. Sasha se vaya convirtiendo de a poco, en una amiga, más que en su médica.
Por las tardes volvía a casa y ayudaba en los quehaceres. Los fines de semana los hermanos se juntaban para realizar tareas en general. Mantenían la limpieza en corrales, cortaban el césped, pintaban cercas.
Pero en su mente siempre el joven Dixon aparecía en sus recuerdos más lindos. A veces se preguntaba si él también la recordaría de esa manera. Seguramente que no. El vivía en N.Y. y podría conseguir a cuanta mujer se le cruzara. De pronto comenzó a lamentar haberle dicho que no... - maldita racionalidad! - pensó.
Su cumpleaños número veintidós había llegado. Al ser las cero horas y dos minutos su teléfono sonó. Era Margaret. –¡Feliz cumpleaños hermosa! – Soltó en un agudo grito.
-Gracias Maggie. –Era un tierno gesto de parte de ésta.
- Durante todo el día recibió mensajes. Su tía, sus primos, y Patrick desde Irlanda habían llamado. Su hermano y su padre le habían preparado el desayuno, y su café tal como a ella le gustaba. Su jefa le había dado permiso de no asistir ese día, ya que el consultorio estaba muy bien organizado desde que ella había llegado, pero la rubia igual se hizo presente al trabajo.
Pasó el día, y al llegar la tarde volvió a casa. Su jefa y amiga Sasha la acercó hasta la granja.
Ésta había quedado muy impresionada con lo bella que era. No conocía muy bien los alrededores de la zona rural, ya que era nueva en el pueblo. Ella y su esposo, un ex marine llamado Abraham Ford se habían mudado allí buscando tranquilidad.
Saludó a la familia, los hermanos, y su padre se encontraban en casa. La invitaron a quedarse. La esbelta morena trató de librarse de la invitación, pero luego le pareció que sería descortés, así que se quedo un par de horas hasta volver a casa, avisando a su marido del retraso.
Ottis y su esposa Patricia también se hicieron presentes ese día, era una pareja vecina que conocía a los hermanos desde pequeños. La relación de la familia era muy estrecha con ellos, eran buenas personas.
No había más invitados allí. No había jóvenes amigos ni amigas de Bethany. Los pocos contactos de la escuela que conservaba no se encontraban en el pueblo en ese momento. La mayoría había marchado a estudiar a otros lados. En verdad ella no tuvo muchos amigos en la escuela. Nunca había sido muy popular. Al finalizar las clases en su último año de preparatoria, el rumor de que se había vuelto loca tras la muerte de su madre termino de alejar a cuanta amistad tenía.
Glenn salió temprano del trabajo, le caía muy bien su pequeña cuñada y no podía estar ausente, llegó al momento en que la médica se alistaba para marcharse.
Beth rogó por favor porque no marchara, aún tenían que cortar el pastel. Solo estaban esperando a Glenn. Así lo hicieron.
Cantaron el cumpleaños feliz a la joven rubia. Luego todos saludaron afectuosamente, deseándole felicidad. Y su familia coincidía al transmitirle lo feliz que se sentían cada uno tras su decisión de regresar a Georgia.
Abrió los regalos, y lo que más amó fue una nueva cafetera eléctrica. A ésta la llevaría a la universidad. Afirmó que sería su compañera fiel.
Sasha se marchaba llevándose una buena impresión de esa familia. Se encontraba saludando a cada uno de los presentes cuando de pronto escucharon dos automóviles acercase a la casa y detener sus motores, ya era de noche. Las luces bajas de éstos traspasaron las cortinas, transluciendo su intensidad.
-¿Quien será? - Dijo Shawn. - No esperamos a nadie más... ¿Verdad Bethy? – Se dirigió hacia ella, esperando una respuesta.
Ella solo se quedó atónita, pensando en la posibilidad de que Daryl Dixon regresara a su casa, pero sabía que eso era imposible, aunque lo deseara con intensidad. – No, no en realidad Shawn.
La mayoría de los invitados se encontraban en la casa, riendo y escuchando música. Había bebidas en la mesa de la sala. Pero al ver que el par de hermanos se asomaba por la ventana, y la morena de pronto se encontró preocupada mirando a los presentes, bajaron el volumen de los parlantes.
-¿Que sucede chicos? – Preguntó Hershel.
Los tres próximos a la salida abrieron la puerta y marcharon al exterior.
La luz de los vehículos los enceguecía, las puertas abiertas de lado, de cada conductor empezó a asustarlos, pero tras de una de ellas, una delgada figura se asomaba hacia ellos.
Shawn señaló a las mujeres que permanecieran tras él. De pronto una voz conocida resonó en los oídos de Bethany.
-Feliz cumpleaños Beth.
-Es imposible... - Susurró la joven. – ¿Jimmy? ¿Eres tú?
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Capítulo corto, pero importante.
Buena semana!
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En tus Ojos, nuestro Mar | Bethyl
FanfictionSolo Bethany sabe lo que esconde en lo profundo de su corazón luego de que su juventud fuera interrumpida por la tragedia. Dejará atrás inseguridades, transformando su vida para siempre en una superación constante. Un viaje que no tenía plane...