Capítulo 10: Resurrección

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"Nuestros padres se encargaron de enseñarnos a luchar, a defendernos y a creernos superiores a cualquier cosa. Lo que nunca nos enseñaron fue cómo manejar a las Princesas ni cómo seguirles el paso. Y ahora estamos desorientados, perdidos en ellas...".- Cameron

Freya

Observo a este misterioso chico acabar con la bestia con ayuda de sus tres acompañantes y me paralizo. ¿De dónde salieron? ¿Quién infiernos son? ¿Cómo fue que llegaron en este preciso instante en el que casualmente necesitábamos ayuda?

-Listo, ya está- asegura Robb y se da vuelta en mi dirección, observándome con esos hermosos ojos ámbar bien abiertos- Estamos a salvo

-¿Qué hiciste?- reclamo y él enarca una ceja sin entenderme- El hechizo...salió mal

-No tengo idea de por qué salió mal, pero tampoco sabía exactamente hacia dónde nos dirigíamos así que...- sube los hombros y suspira- Ya déjalo Freyaleen, siéntete afortunada de haber sobrevivido

-Como digas- espeto y me acerco mientras observo el cuerpo de la bestia desapareciendo de a poco como una especie de polvo que se mezcla con el aire hasta volverse parte de él

El chico de cabello negro gira hacia nosotros y sonríe con confianza, como si nos conociera desde hace años. Bueno, de seguro conoce a Robb, pero yo no tengo la menor idea de quién es.
A su lado un grupo de otros tres jóvenes de nuestra edad se acerca. Uno de ellos es rubio, de cabello ligeramente erizado y ojos claros. El otro, dos veces más alto y con la espalda más ancha que he visto en mi vida, lleva el cabello por los hombros y tiene un ligero corte en la ceja. La chica que los acompaña tiene el cabello negro casi tan largo como el mío, el rostro pálido y un par de ojos grisáceos y misteriosos.

-Princesa Freyaleen- nuestro salvador hace una reverencia y se incorpora nuevamente- Soy Otto, Príncipe de los Elfos y uno de los pocos sobrevivientes de la raza

¿Elfos? Bien, algo no me cierra del todo. Cuando nuestros padres y los Guardianes mencionaron las especies hablaron de brujas, magos, vampiros, ángeles, demonios, hadas y otros tantos más, pero jamás de elfos. Esto no tiene demasiado sentido ahora mismo y necesito conocimientos firmes. Si las sorpresas siguen surgiendo como agua de alcantarilla mi cabeza va a explotar.

-Te lo explico luego- susurra Robb en mi oído y me pregunto cómo el maldito ha leído mis pensamientos, aunque por el momento ignoro ese hecho y me enfoco en los inesperados compañeros de viaje que tengo delante

-Ellos son Abnor, Príncipe de los Dragones- señala al rubio que me lanza una pequeña sonrisa- Ella es Eva, Princesa de los Ifrit- la chica pestañea y sonríe con más confianza- Y este joven serio es Jex, Príncipe de los Tritones- este último no sonríe, apenas y asiente ligeramente

Claro que sabía que ellos existían, pero lo que no entiendo es qué hacen aquí o por qué han decidido salvarnos. Hasta donde iba mi imaginación, ellos tenían que odiarnos. Quedaron fuera del Acuerdo por decisión de sus padres y desde entonces han sido considerados los reinos "segundones" de la Tierra Eterna. En otras palabras, nadie se interesa en ellos.

-Hola, supongo que ya saben quién soy- señalo con la sonrisa más simpática que tengo y comienzo a caminar en dirección norte hacia lo que supongo que debe ser una carretera que nos llevará a la nueva ciudad y la nueva casa- ¿Qué demonios era esa cosa?

-Una Esfinge- explica Abnor y descubro lo fuerte que es su voz- Criaturas mitológicas enviadas para asesinarlos

-¿Por nuestros padres?- inquiero y el resto asiente a regañadientes

Dark SoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora