Dark Souls

Capítulo 1: Fiesta de cumpleaños

Lena

Me restriego los ojos una vez más intentando convencerme bajo cualquier motivo de que este es el último día de mi condena y ni siquiera así resulta. El último mes de escuela se ha vuelto asquerosamente pesado y ya nadie quiere asistir, aunque todos lo hacemos porque nadie quiere perder su último año por inasistencias.

"Último año", las palabra suenan tan bien en mi mente que esbozo una sonrisa. Por fin podré salir de este pueblo del infierno y vivir la vida que he estado buscando.

-¡Lena! ¡El desayuno está listo!- la voz cantarina de mi madre resuena por las escaleras y hago una mueca de lamento en su honor y el de mi padre, porque con esto de la universidad será imposible vernos tan seguido

A veces me gusta imaginarme cómo será mi vida fuera de casa. Quiénes serán mis compañeras de habitación en la residencia, cuáles serán mis pasatiempos allá y si habrá algún chico lindo disponible, aunque con mi calidad DUFF es bastante poco probable.

El término surgió gracias a un libro que Freya y yo leímos y que luego recomendamos al resto, hasta que todas se volvieron adictas a él. La trama es sencilla pero adictiva: una chica que es considerada la "fea" entre sus amigas comienza a llevar una aventura con el deportista más caliente del Instituto y acaba por enamorarse de él, así como él de ella. Y ahí es donde todos se preguntan: ¿Por qué DUFF? Verán, la palabra en sí es una sigla para Designated Ugly Fat Friend ("Designada Amiga Gorda y Fea"). Así que, cuando lo leímos, ninguna de nosotras pudo pensar en un mejor término que nos definiera. Las cinco amigas que nadie mira, las cinco DUFF.

En primer lugar y según el orden de nacimiento tenemos a Freya, estatura baja, cabello castaño con mechones rubios y ojos casi negros, amante de los libros, algunos superhéroes y las comedias románticas aunque nunca haya experimentado algo parecido en su vida. Luego sigue Anne, cabello castaño rojizo, ojos miel y piel extremadamente blanca, esta chica es como un vómito de unicornio o como el vómito de todos los unicornios juntos, amante del ballet y los romances de Nicholas Sparks. Después estoy yo, cabello negro por los hombros y gran sonrisa, la mejor persona del universo...es broma. Tengo pasión por algunos cantantes, soy aficionada de la lectura y destaco por mis exquisitos comentarios sarcásticos que el resto no se anima a hacer. Me sigue Candy, piel canela, más alta que cualquiera de nosotras. Le encanta ver deporte, ama leer y ver series, es mi colega en casi cualquier comentario que efectúe y nos trae a tierra la mayoría de las veces. Y por último pero no menos importante, Amara. Rubia de ojos verdes y estatura media que ama todo lo paranormal y el color negro. Tiene carácter del tipo "Soy buena hasta que me sacan de las casillas" y ama la literatura tanto o más que el resto de nosotras.

-¡Lena!- exclama mi madre una vez más y me doy cuenta de que todo este tiempo he estado repasando las personalidades de mis amigas mientras miro el techo y ni siquiera me he alistado para desayunar

-¡Ya bajo!- respondo y como puedo me pongo una camiseta, jeans negros y me calzo unas zapatillas de lo más normales para inaugurar el último día en la pocilga

Bajo a toda velocidad, agitando mis ondas color azabache y cuando salto el último escalón, descubro a mis padres con los brazos cruzados en el pecho y a Noah a su lado, intentando no reírse.

Noah ha sido mi amigo desde que entramos al jardín de infantes. Recuerdo que una chica quiso molestarme en mi primer día y como me doblaba en tamaño comencé a retroceder. Entonces él salió de la nada y empujó la chica a un lado, ayudándome y prometiéndome que no volvería a molestarme jamás. Y la cosa es que no lo hizo, nadie volvió a molestarme jamás, no si él estaba conmigo.

Noah bate a un lado su cabello castaño mal cortado y se acomoda la chaqueta de jean mientras lo saludo y sonrío inocentemente en dirección a mis padres.