CAPITULO 18: LA PEQUEÑA TRAVESURA. 1/4

4.2K 185 5
                                    

Regina abrió los ojos cuando sintió que unos dedos le rozaron el vientre en donde se podía apreciar una leve curvatura, allí donde los dedos la rozaban estaba inusualmente tenso, ella sabía de que se trataba y desde que lo había sabido no había día que no despertara sin sentir los dedos de Peter acariciando al futuro heredero, no el primero, Susan llevaba dos meses de ventaja sobre ellos, pero no importaba, ahora a su felicidad se sumaba el nacimiento de los hijos de ambos, habían pasado casi dos años desde que se casaron pero había sido complicado lograr que las reinas quedaran embarazadas, a pesar que de cómo sus reyes sabían bien se esforzaban mucho por el trabajo...

Regina siguió con los ojoscerrados para jugar con él, Peter la vio, los rayos del sol que penetraban porla ventana hacían juego con sus cabellos, a pesar del tiempo y todo la seguíaamando igual que el primer día, y más ahora que se habían enterado que finalmentehabía quedado en estado, se sintió feliz, un hijo, su propio hijo. La dicha losembargo y celebraron de muchas maneras, pero ahora ella dormía, y él queríabesarla, no quería despertarla pero su necesidad acaparaba todo lo demáscomenzó a acariciar a su bebe primero pero al sentir la tensa y suave piel bajo sus dedos, hirvió por dentro y se inclino sobre el cuello de ella para darle un suave beso, ante eso Regina sonrió perezosamente

- es muy temprano aun Peter -.

El sonrió también y con cuidado de no aplastarla con su peso se puso casi encima de ella

- no me pude contener - dijo el mirándola seriamente - a estas alturas debes estar consciente de todo lo que me produce verte incluso dormida....- ella no le dejo terminar, puso ambas manos en su rostro y lo hizo inclinarse sobre ella para besarla

- siempre es bueno escucharlo de vez en cuando - dijo ella cuando el apasionado beso termino

- te lo diría a todos los segundos si no tuviera las sospecha de que te aburrirías -

- más vale que lo empieces a intentar desde ahora mismo -

El la volvió a besar y no importo que tan de día fuera, esa mañana sus cuerpos fueran uno, otra vez.

.

.

.

Susan soltó las flores que tenía en la mano, no podía creer que fuera eso otra vez, ya le había pasado y Marcel le había explicado que era normal, sin embargo no había podido acostumbrarse, ya que aunque ella le dijo que iba a pasar después de cuatro meses, ya casi los cumplía y esos pavorosos síntomas aun seguían ahí, toco la casi imperceptible curvatura de su vientre y sonrió aun a pesar de su malestar, siempre lo hacía cuando pensaba en lo que guardaba dentro de sí, el malestar volvió nuevamente y no tuvo más remedio que casi correr hacia uno de los árboles y apoyarse en el e intentar respirar profundo para que las nauseas desparecieran, ella creía que no tenía nada más que vomitar, y estaba en lo cierto no había querido desayunar por eso, porque sabía que al menos a esa hora estaría dando la vuelta a su estomago y prefirió evitárselo, un par de manos blancas aparecieron ante ella sosteniendo un tazón de madera que Susan identificó como un agua con hiervas, miro hacia arriba y vio a Miranda viéndola con una sonrisa compasiva en los labios y casi con curiosidad

- bébala, hará que se sienta mejor - dijo ofreciéndole el tazón a Susan que sin preguntarle que era y tal vez mas por el afán de que las nauseas se fueran de una vez se la bebió rápidamente, estaba tibia y sorprendentemente el sabor de esa agua no le fue tan desagradable como el resto de la comida

- gracias – dijo, finalmente pudo enderezarse y miro a la joven, habíacambiado poco en esos dos años pero algo en sus ojos grises decía que estabadejando la niñez definitivamente atrás, sabía que era la prometida de su hermano desde hacía dos años y que le faltaba uno para poder convertirse en su esposa, y la apreciaba por eso porque sabía que tenerla a su lado haría a Edmund feliz, Miranda sonrió y solo hizo una reverencia antes de retirarse, dándose la vuelta y mezclándose con el poco de hierba verde que crecía.

Se estaba haciendo tarde y decidió que era mejor regresar, estar en el jardín no debía ser tan bueno especialmente cuando hacia tanto frió, caminaba de regreso al castillo cuando escucho unos pasos tras ella, se dio la vuelta y vio a Caspian venir, caminaba con aire decidido, hacia casi tres días que se había ido de caza y Susan creía que todo ese tiempo era una completa tortura para su alma estar lejos de él, Caspian parecía estar pensando lo mismo ya que sin mediar palabra entre ellos, casi corrió hacia ella dejando el caballo atrás cuando estuvo más cerca la tomo en sus brazos como si pesara menos que una pluma y comenzó darle lentas vueltas para no marearla, luego sin más la beso profundamente, recién cuando sus pulmones rogaban por oxigeno decidió separar sus labios de los de ella y comenzó a desperdigarlos por todo su rostro

- te extrañe mucho - dijo simplemente, ni un hola, ni nada pero Susan entendía que con esas palabras había omitido una larga perolata de lo mucho que lo había extrañado, cuando sintió los labios de Caspian en su cuello, y con ella aun en sus brazos le dijo

- no deberías cargarme, debes estar cansado -

- para mi mujer y mi hijo nunca me voy a sentir cansado de ninguna manera -

Comenzó a caminar con ella hacia el castillo mientras le contaba cómo le había ido en la caza y que el producto estaba aun en el caballo, casi había atrapado al legendario ciervo blanco pero por el momento tuvo que conformarse con uno de color más cercano a la realidad

Entraron a la habitación dándose un largo beso, de aquellos que restaban el aire, lo consumían, cuando ambos cayeron sobre la cama Caspian volvió a susurrar en el odio de Susan un

-te extrañe - que hizo que todo el cuerpo de ella se estremeciera

Esa tarde se olvidaron por unas cuantas horas del tiempo

.

.

.

Miranda entro caminando lentamente hacia el castillo, con el tazón aun sostenido delicadamente entre sus manos al doblar una esquina fue cuando un par de fuertes manos la tomaron por la boca y por la cintura y la metieron al resquicio de un esquina, no hizo ningún sonido ni se asusto, solo había una persona que hacia eso con ella, y era a la única que se lo hubiera permitido después de a su hermano, cuando la mano que cubría su boca fue sustituida por un par de labios Miranda puso los ojos en blanco y soltó el tazón, cerró los ojos y disfruto de la pasión que en ese momento el rey Edmund estaba transmitiéndole, cuando finalmente se separaron ella le dijo

- deberías dejar de hacer eso... un día de estos pensare que eres otra persona y el tazón no golpeara el piso sino unas superficies mucho más sensible -

Edmund sonrió contra sus labios

- si este es el premio lo haré mucho más seguido que antes -


Narnia: El retorno de los reyes (A partir Del 16/11 entra en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora