Narnia: El retorno de los reyes (A partir Del 16/11 entra en edición)

Epilogo...

CUATRO AÑOS DESPUES...

Aven cerró su mano casi de hierro alrededor de la muñeca de Lucy, esta se dio la vuelta completamente contrariada y clavo sus ojos en el

- suéltame - el apretó aun más la mano - que me sueltes - insistió ella

- Lucy por favor no hagas esto -suplico Aven, esos meses de ausencia lo habían lastimado y ahora ella lo estaba dejando

- te dije que me sueltes Aven.... - dijo Lucy fríamente.

El no la soltó debía explicárselo, no podía dejar las cosas así

- Lucy.... -

- te dije que me dejes en paz, no quiero verte ni hablarte, te odio y quiero que desaparezcas - dijo ella tan claramente que a él casi le asusto.... no eso no podía estar pasando...

Se despertó un poco agitado, su pecho subía y bajaba al compas de su respiración que se iba tranquilizando, debían ser los nervios por la boda, pensó para si ya que el día se estaba acercando y el estaba cada vez más feliz, si es que eso era posible, y ansioso además porque hacía más de dos meses que no veía a su Lucy, cada día era un tormento, ella seguía en sus tutorías y él seguía en las propias con Cornelius, Susan y Regina eran quienes estaban a cargo de los preparativos de la boda, los niños las ayudaban, en algún momento de la semana le habia dicho a Susan que la ayudaría con lo de los preparativos pero ella se habia negado rotundamente, y él lo aprobaba no era de los mas decorativos que podían existir, ese día habia preferido dormir hasta tarde que irse de caza con Caspian y su hijo Alexander y Peter y Ephraim, la sensación de no hacer nada le daba el inevitable pensamiento de Lucy y su ausencia, al recordarla la última vez que la habia visto pensó en lo mucho que ambos habían cambiado, en ese tiempo el cuerpo de niña dio paso al de una adolescente y hacía dos meses el de una mujer o eso suponía, su barbilla se habia afilado y sus rasgos madurado, el habia crecido más tanto en estatura como en músculos, ahora eran lo suficientemente mayores para casarse y tener hijos, la idea de estar íntimamente con Lucy le producía extrañas sensaciones, a pesar del tiempo no habia dejado de amarla y su amor de niño se habia convertido en hombre agregándole a ese hecho la pasión que sentía por ella.

Cuando dejo sus cavilaciones decidió levantarse, se lavo un poco la cara y decidió salir a dar un paseo por los alrededores, pensando en cómo habia cambiado todo, como habían cambiado las personas, los niños, sus padres, pensó en él como padre y no pudo evitar imaginarse a Lucy con su hijo, la sola idea de tocarla le parecía irresistible, si, debía aceptarlo estaba un poco hormonal pero con ella no podía evitarlo sonrió y se devolvió al castillo.

Cuando llego allí subió a su cuarto y busco la sorpresa que habia preparado para cuando Lucy llegara, aun no le habia dado un anillo de compromiso, y tenía el más hermoso en su mano, labrado por los enanos del bosque, era un anillo diamantino de oro blanco y el diamante tenia forma heptagonal, cuando habia besado la mano de Lucy, en tantas ocasiones se habia aprendido el tamaño de sus pequeños dedos y el anillo estaba seguro le vendría bien, se moría de ganas de verla, era cierto.

Más tarde cuando ya todos incluidos los niños estaban levantados revoloteando por ahí mientras Cornelius hacia un infructuoso efecto de intentar convencerlos de estudiar un poco después del desayuno, sus madres estaban en el gigantesco jardín tejiendo, mas escarpines y moños para el nuevo bebe que Susan iba a tener muy pronto, alternaba sus tejidos con los arreglos de la catedral de Narnia, donde se iba a dar el matrimonio de Aven y Lucy. Aven salió y la saludo cordialmente, jugó un poco con los niños, no quería que su melancolía se notase, Lucy no habia escrito para avisar a qué hora iba a llegar, así que estaba en la incertidumbre