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Miles

Odio a mis padres.
Les odio porque no entienden que no me interesa vivir la vida que ellos quieren para mi, lo que yo quiero es escribir. Es mi pasión y me frustra que sean incapaces de entenderlo.

Estoy sentado en uno de los sillones individuales de nuestro salón frente a mi padre que está en el sofá de dos plazas esperando a que mi madre le traiga su vaso de wishkey irlandés. Me han llamado porque quieren hablar conmigo, aunque sé perfectamente lo que me van a decir.
Cuando mi madre entra en el salón con el vaso de alcohol para mi padre, se sienta a su lado y noto como sus miradas se fijan en mi.

Aquí viene...

-Miles, cariño, tu padre y yo queremos hablarte sobre tu futuro

-Ya hablamos sobre eso mamá, lo he decidido y no voy a cambiar de opinión, quiero escribir y es lo que voy a hacer. No voy a entrar a derecho, no quiero ser abogado, no quiero ser como vosotros, ¡lo que yo quiero es tener mi propia vida, joder! -me doy cuenta de que he ido aumentando el tono y en el mismo momento en el que mi padre comienza a hablar, me arrepiento de haberlo hecho.

-¡¿No quieres ser como nosotros!? Te refieres a que no quieres vivir en una casa normal y tener un trabajo estable? ¡¿Que prefieres ser un desarrapado que vive en una buhardilla rodeado de mierda?!

-Si eso significa que voy a dedicarme a lo que quiero, si!

-Por favor, no gritéis -interviene mi madre- Miles, lo siento mucho, pero no podemos permitir que tires tu vida por la borda

-Es que no voy a hacer eso. -respondo cortante-

-Tu padre y yo lo hemos hablado y queremos proponerte algo -me mira bastante seria- Si consigues que alguien publique algo de lo que escribas a finales de este año te dejaremos escribir, si no irás a la Universidad y después trabajarás con tu padre.

Eso me cabrea aún más, no por el hecho de que me estén dando un ultimátum, si no porque sé que los dos piensan que voy a ser incapaz de conseguir publicar cualquier cosa que escriba. Me cabrea también porque llevo varios meses sin poder escribir nada que sea decente y, a este ritmo, tampoco conseguiré escribir nada cuando el año haya acabado, pero tengo que intentarlo, necesito demostrarles que valgo para esto, que no es sólo un capricho de "adolescente que se rebela contra sus estirados padres"

-Está bien, acepto. -respondo seriamente- Si ya habéis terminado, me voy a mi habitación

-Espera, una cosa más -vuelve a interrumpir mi madre- Necesito que recojas tu habitación y hagas hueco en tu armario, van a venir los Benett y se quedarán un par de días con nosotros

-No se quién es esa gente mamá.

-¿No te acuerdas de ellos? Son nuestros amigos del instituto, fueron vecinos nuestros cuando tu eras pequeño, solías jugar con su hija, ¿no te acuerdas de ella? Se llama Farah -me sonríe-

Farah...

Joder, claro que me acuerdo de ella, fue mi amor de la infancia y mi primer beso, bueno, ese "beso" fue un simple pico, pero en esa época era lo máximo a lo que podía aspirar con una chica, sobre todo porque, a mis 10 años, yo no era precisamente un Adonis

-Si, algo me suena...-respondo- voy a preparar la habitación -y sin dejarles decir nada más, subo a mi cuarto a prepararlo todo.
Después de haber recogido mi cuarto me siento frente al ordenador para intentar escribir algo más decente que lo de la última vez, pero no consigo nada. Me doy por vencido y me meto en el baño para prepararme.

No sé porqué estoy tan nervioso, hace años que no la veo, hasta hace unas horas no había vuelto a pensar en ella, pero no puedo evitar mirar el reloj continuamente esperando que llegue la hora para volver a verla. En realidad creo que tengo curiosidad por ver cómo está ahora, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos y estará muy cambiada.
Llaman al timbre y voy a abrir la puerta esperando encontrarla frente a mi, pero en su lugar me encuentro con sus padres que me saludan cariñosamente. Quiero preguntarles por Farah pero entonces la veo, apoyada en la entrada de la casa, iluminada tan sólo por la luz de una farola que está cerca de ella y el pequeño destello de luz que desprende su cigarrillo cada vez que le da una calada. Cierro la puerta porque no quiero que me pille mirándola como un puto loco, pero me quedo cerca de la puerta esperando a que llame. Cuando lo hace voy a la entrada y abro.

Es preciosa.

Quiero fijarme en cada detalle de su cuerpo, ha cambiado tanto que tengo que asimilar que la mujer que tengo frente a mi es la misma niña a la que besé hace 11 años.
Primero me fijo en su pelo, ya no es rubia, ahora lo lleva rojo. Paso a su cara, tiene los rasgos más finos, me fijo en sus ojos y veo que está maquillada, bastante, un maquillaje negro muy intenso.
Sus labios, dios, sus labios son la cosa más tentadora que he visto nunca, son más carnosos y puedo notar restos de pintalabios.
Bajo mi mirada a su cuerpo, desde el cuello hasta los pies y vuelvo a subir la vista. Sus clavículas se marcan y su pecho sube y baja de forma acelerada, no puedo evitar mirar sus tetas, son pequeñas, pero no demasiado.

Mierda, ¿pero que estoy haciendo? Joder, debería disimular un poco más

-Hola, soy Farah -interrumpe mis pensamientos y vuelvo a mirarla a los ojos-

-Lo sé. -respondo secamente-

¿¡PERO QUÉ ME PASA?!

-Pasa, tus padres están en el salón- digo con el mismo tonto borde de antes-

-Gracias.- me responde bastante borde y entra arrastrando su maleta hasta el salón dónde están mis padres y los suyos hablando animadamente.

Después de un rato, mi madre me pide que lleve a Farah a la habitación para que guarde todas sus cosas. Me levanto sin mirarla, me da demasiada vergüenza después de haberla mirado como lo hice en la puerta. Además, sé que se ha dado cuenta de que me he quedado mirándole las tetas.
Cuando entramos se queda observando mi habitación un momento, la interrumpo diciendo:

-Tu cama es la de la izquierda, te he hecho hueco en el armario para que puedas dejar algo de ropa hasta que os marchéis.
-Gracias...-me contesta casi en un susurro-
-De nada, te dejo que coloques tus cosas -salgo de la habitación sin decir nada más y cierro la puerta tras haber salido-

Acantilados MalvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora