Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.
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Angustiosos sollozos se escuchaban al interior del templo de escorpio, en la habitación de Milo se podía ver como un galo soltaba lágrimas profusamente, mientras tenía apretado sobre su pecho en pequeño papel. Aquel papel a pesar de ser tan liviano, se sentía como una losa de piedra sobre el corazón de Camus, quien acongojado no daba crédito a lo que estaba sucediéndole. Con la respiración agitada, el rostro mojado y los ojos rojos, el acuariano se sentó sobre la cama de la habitación para tratar de recomponerse, y no dejarse avasallar por lo sentimientos de dolor que estaba viviendo. Con dificultad intento controlar su respiración inspirando y expirando lenta y acompasadamente. Con algo de trabajo y tiempo logro mantener un poco de calma para pensar bien las cosas, y dejar de lado el shock repentino que le había causado aquella condenada carta.
Camus pensaba solo en su dolor, sin percatarse de las palabras que Milo plasmo en la carta; ahí descargaba su frustración y el sufrimiento que vivía a diario, la indiferencia con la que el acuariano lo veía todo el tiempo, y lo más importante para él, la falta de amor; Milo estaba convencido de que Camus ya no lo amaba, o que tal vez nunca lo amo. Las heridas de un corazón son difíciles de curar, y el corazón de Milo estaba completamente quebrado.
Camus pronunció un susurro doliente para alguien que se hallaba lejos de su alcance.
—Milo, ¿por qué me haces tanto daño?
Más solo hubo silencio, aquellas paredes que en algún momento fueron testigos del amor que el escorpión le profesaba a Camus, hoy son testigos de un quiebre y corazón incomprendido.
Con mucha angustia Camus se levanto del lecho, tenía que hacer algo con su relación, no podía permitirse perder a Milo, a pesar de ser tan frío lo amaba. Sin embargo muchas veces el amor no es suficiente si no se es capaz de comprender el corazón de nuestro compañero.
Con paso raudo salió del templo de escorpio, no le importaba mayormente su aspecto en esos instantes, lo más importante era tratar de encontrar a su bicho para poder hablar y comprender por qué le causaba aquel dolor.
Su objetivo era llegar hasta el templo de virgo, pues según la carta, la misma situación pasaba con Shaka y Aioria, necesitaría ayuda para localizarlo y quien mejor que el santo de virgo, quien es el mejor manejando el cosmos.
Solo espero que Shaka no se tome tan mal la noticia, pensaba para sí el acuariano.
Al llegar a la entrada de libra, disminuyó su paso para comenzar a caminar con cautela, si bien no le importaba que lo vieran en ese estado, seguía prefiriendo no encontrarse con nadie. Suspiro de alivio al percatarse de que no se sentía la presencia del antiguo maestro. Comprobado que nadie le cerraba el paso volvió a su caminar veloz. No tardo mucho en llegar hasta Virgo. Una vez a allí procedió a buscar a su guardián, encendió levemente su cosmos para dar a conocer su presencia, más este no salió a encontrarlo, con cierta reticencia se encamino al interior del templo.
—¿Shaka donde estás? —pronunciaba mientras observaba el lugar en busca del caballero.
El templo de virgo es un lugar sumamente tranquilo y silencio, al igual que el guardián que lo cuida.
—Buenos días Camus —habla Shaka a la vez que aparece por detrás del caballero de acuario. Camus se sobresalta, pero intenta no demostrarlo, disimulando su susto el acuariano se voltea lentamente para encarar al guardián de la virgen.
—Buenos días Shaka —responde de manera bastante seria.
—¿Necesitas algo Camus?, es extraño verte a estas horas de la mañana en mi templo.
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Escape a Honolulu
FanficFrialdad e indiferencia es lo que ambos han recibidos de sus parejas, es por eso que Aioria y Milo se marchan del santuario un tiempo sin avisarle a nadie. Pero Milo sin decirle nada a Aioria deja una carta a Shaka y Camus diciéndoles que terminaban...