Nuevas y viejas amistades

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Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Espero les guste el capítulo, saludos.

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Milo nuevamente lo había dejado solo, ¿Es qué no podía aunque sea pasar un día entero con él?, había recibido una llamada de esa amiga suya y salió prácticamente corriendo dejándolo a él de lado, se supone que las vacaciones eran para disfrutarlas, pero con Milo en esa actitud no sabía si preocuparse o dejar que hiciera lo que quisiera.

Eran cerca de las cinco de la tarde cuando Milo dejó a Aioria en el acuario, el quinto custodio terminó saliendo del recinto más por aburrimiento y enojo que por otra cosa. Si Milo no quería pasar tiempo con él se las apañaría solo, después de todo Honolulu es uno de los lugares más bellos del planeta, ya encontraría algo que hacer.

El Sol todavía estaba lo suficientemente alto para causar algo de fatiga en el griego, a pesar de su excelente condición física. Aioria decidió caminar por la playa de Waikiki, a pesar de la cantidad de gente que visitaba en esos momentos la costa de la playa a Aioria no le importaba, el sonido de las olas, el olor a sal proveniente del mar lograron calmar la molestia que tenía contra el escorpión. El oleaje de la zona era bastante fuerte a su consideración, las mareas llegaba hacer bastantes altas, no cualquiera se aventuraría en olas de tal magnitud, quizás por eso Hawái era conocido como uno de los mejores lugares en el globo para hacer surf. Aioria con paso tranquilo llegó hasta una zona un poco más escondida y alejada de la playa de Waikiki, el lugar era tranquilo, al estar rodeado de vegetación no se escuchaba el bullicio de las personas que pudieran pasar por ahí, con una sonrisa en el rostro el leonino se aproximó a la encantadora ribera. Por algunos minutos se quedó viendo el mar, la superficie resplandecía como muchos diamantes producto del reflejo de los rayos solares, más su meditación fue interrumpida por el sonido de voces acercándose hacia la playa donde él estaba, un grupo de jóvenes de una edad similar a la de él venían con tablas de surf, dos hombres y tres mujeres componían el grupo, una de las mujeres en especial llamó la atención de Aioria, creía haberla visto con anterioridad. La muchacha menuda de cabello negro y piel tostada también se le quedó viendo, a la chica se le formó una sonrisa en el rostro, lo había reconocido. Él solo parpadeó intentando recordar, tampoco eran tantas las personas que había conocido durante esa semana.

—Aioria —la chica lo llamó, esa voz si la recordaba, la chica de la boutique.

—Alice... —el pronunció su nombre aún con algo de duda. Jamás espero volver a encontrársela, ella le había caído bien, en especial por haber podido dejar de lado el intento de seducción de Milo, no muchas chicas ignoraban al escorpión.

—Es extraño encontrarte aquí.

—Solo paseaba y llegue hasta este lugar.

—¿Conoces a este sujeto Alice? —un chico alto de cabello negro como el de Alice, de ojos marrones claros habló.

—Hermano no seas grosero.

El hermano de la chica miró de arriba abajo a Aioria como sopesando su peligrosidad, el afectado solo tenía una sonrisa tensa en su rostro, no quería causar conflictos, aunque si llegaban a provocarlo...

—¿Eres extranjero?

—Griego —respondió el leonino con cautela, no sabía que esperarse de ese chico.

—Estas muy lejos de casa extranjero.

Aioria se encogió de hombros sin darle mayor importancia. —Eso que importa, solo estoy aquí.

Escape a HonoluluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora