Conflictos y discusiones

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Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Hola aquí traigo otro capítulo espero lo disfruten.

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—Milo, espérame —Aioria no podía seguir el rápido caminar del escorpión quien se encontraba más que molesto.

—¡Milo detente bicharraco del demonio! —volvió a intentar una vez más el griego de cabello castaño, sin embargo el apelativo no le cayó en gracia al caballero de escorpio.

Dándose la vuelta bruscamente increpa a su acompañante

—Una más y firmaras tu sentencia de muerte gato —siseo heladamente Milo.

Aioria sintió como un fuerte escalofrió recorrió toda su espina dorsal. Retrocedió por simple inercia.

Un momento de tensión absoluta que se quebró solo en el instante en el que Aioria rió nerviosamente al escorpión.

Milo vio una vez más al guardián de Leo con un rictus serio en el rostro, seguidamente con paso airado se giro rumbo a la salida.

—Van a ser unas largas vacaciones si continua con ese genio —Aioria suspiro a manera de resignación, y procedió a seguir a Milo lo mejor que pudo, cosa difícil por el rápido paso que imponía.

El bullicio de las calles de Honolulu era impresionante, gente iba y venía, en su mayoría turistas que observaban con fascinación todo a su alrededor. Más Milo no se encontraba con los ánimos de contemplar las maravillas de la ciudad; su viaje había comenzado de forma desastrosa arruinándole instantáneamente el buen humor.

—Oye Milo... —Aioria le hablo con voz baja al escorpión, pues no quería alterarlo todavía más.

—¿Qué quieres Aioria? —contesto de manera mordaz Milo.

Aioria decidió ignorar el tono que uso Milo y le hablo normalmente.

—Supongo que reservaste habitaciones en algún hotel ¿verdad?

—Crees que soy idiota gato, por supuesto que hice reservas antes de llegar —respondió Milo molesto.

—Ey bájale a tu humor, yo solo preguntaba —Aioria también estaba comenzando a fastidiase.

Milo solo rumio por lo bajo palabras de enfado. Aioria bufo molesto, las tan ansiadas vacaciones estaban comenzando realmente mal, sus maletas perdidas y ahora ambos no hacían nada más que pelear.

Milo se apresuro a llamar a un taxi que pasaba por ahí, este se estaciono a unos cuantos centímetros del escorpión. Milo tomo con premura el brazo de Aioria, abrió la puerta trasera del vehículo, y empujo al caballero de leo al interior. Aioria cayó prácticamente de cara contra el asiento, y no le fue de ayuda que Milo prácticamente se tirara encima de él cuando subió al transporte.

—¡Milo ten más cuidado bicharraco! —reclamo un león herido e indignado por el trato que estaban dándole.

—¡Silencio Aioria! —bramo en seguida Milo al leonino mientras le dedicaba una mirada gélida muy similar a las que Camus expresaba cuando se enfadaba. Aioria con temor se acomodo en silencio sobre el asiento, y como si nada hubiera sucedido llevo su mirada hacia el frente del coche.

El chofer veía a ambos caballeros con algo de miedo y no se atrevía a preguntar hacia donde se dirigían. El semblante de Milo llamaba a todo el mundo a alejarse.

—Al hotel Sheraton Waikiki —indico el escorpión con voz monocorde al conductor.

El pobre chofer con un escalofrió de temor partió apresurado hacia la carretera.

Escape a HonoluluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora