Al final siempre has sido tú

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Saint Seiya ni sus persaonajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

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A pesar de su renuencia inicial Milo había terminado pasando el día con Camus, primero con algo de tensión e incomodidad, pero a medida que pasaban las horas cierta confianza era restablecida a pesar de que la pesadumbre seguía en su corazón. ¿Cómo se supone que debía tomar el acercamiento del francés? Se había ido del Santuario para alejarse y este terminó encontrándolo, en verdad era persistente.

Entre esas horas Camus le contó la manera en la que los habían localizado junto con Shaka, todo lo que habían pasado y la forma en la que habían escapado del Santuario, Milo no podía creer que dos de los caballeros más rectos y serios se hubieran arriesgado a ejecutar un plan tan temerario como aquel, inclusive habían tenido de cómplice al antiguo maestro sacando del mapa al Patriarca para que pudieran escaparse sin problemas. Eso le daba una nueva perspectiva de todo, quizás no todo estuviera perdido como él hubiese pensando, si Camus se había tomado todas aquellas molestias sin saber siquiera si iba a poder encontrar una respuesta positiva, quizás y solo quizás algo pudiera rescatarse. Aunque eso no curaba todos los años de dolor que había vivido.

—Dices que Mu y Saga también vinieron —Milo veía a Camus con curiosidad, por esos momento decidió dejar de lado su indecisión y pasar el día solo como dos amigos.

—Sí, aunque Saga no estaba muy de acuerdo, conoces su mal humor en lo que respecta a su tiempo con Mu.

—No me imagino a Saga ayudándolos.

—Tampoco yo, pero fue gracias a esos dos que ahora estamos aquí, y no planeo irme hasta que al menos podamos llegar a un acuerdo claro.

—Camus, por favor.

—Sé que te incomoda el tema Milo —Camus veía decidido al escorpión—, pero entiende, estos días han sido los peores de mi vida, no sabía qué hacer.

Milo frunció el ceño, claro que lo comprendía, si el mismo Camus le había hecho pasar por aquello durante mucho tiempo, más decidió callar para no lastimar más al galo.

—Pasará algo de tiempo antes de que pueda tener todo en claro Camus.

—No te dejaré, pasé lo que pasé.

—Ya lo veremos Camus.

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Aioria y Shaka se habían quedado en la habitación del hotel, el rubio le conversó a Aioria de su llegada a Honolulu junto con Camus, Mu y Saga. No creía del todo el plan que habían fraguado para escaparse, a decir verdad se le hacía fantasioso viniendo de Camus y Shaka.

Aioria sabía que debía avisar a su amigo de la llegada de los demás, pero en esos momentos quería pasar un buen rato junto a Shaka, solo ellos dos después de tanto tiempo.

—Aioria —Shaka lo llamó con voz algo tímida. Al de nacionalidad india aún le rondaba una duda en la cabeza, las personas que había visto junto a Aioria el día anterior, en especial la muchacha de cabellos negros. ¿Qué tenían que ver con él? Quizás no tenía derecho a sentir celos, pero eso es algo que su corazón no podía entender.

—¿Qué pasa? —la voz de Aioria expresaba su duda por la actitud de su novio, era obvio que algo le preocupaba.

—Ayer te vi en la playa, con unos chicos y...

—Entonces mi ilusión siempre fuiste tú, te sentí ayer.

—Sí, pero ¿la chica que iba de tu brazo...?

Escape a HonoluluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora