Secretos y recuerdos

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Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

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Aioria miraba desde el ventanal de la sala de la habitación del hotel, el Sol de la mañana era cálido, pero no abrasante. Estaba preocupado por Milo y la actitud que había estado tomando durante eso días de vacaciones. Desde esa noche en el bar...., Aioria simplemente suspiró, él no podía hacer nada por su amigo, el reprocharle y regañarlo no ayudaría en nada, al contrario, solo lograría que el escorpión se enfadase aún más.

—¿Llamaste ya al desayuno?

Aioria volteó hacia la dirección de la voz y arqueó una ceja al mirar a su compañero, recién había regresado, la noche anterior no había llegado a dormir.

—No, no lo he hecho —el tono de Aioria era bastante serio.

—Eso es bueno, tengo mucha hambre.

—¿No me imagino porque?

—No empieces gato, ya hablamos de esto.

—Ya no voy a decirte nada, no serviría, solo sabes que no estoy de acuerdo.

—No estoy haciendo nada malo —Milo se encogió de hombros—. Solo divirtiéndome.

—¿La chica siquiera significa algo para ti?

Milo frunció el ceño, no era la primera vez que Aioria le hacia esa pregunta, y no era la primera vez que se lo aclaraba.

—Ella solo es mi amiga, ya te he dicho eso.

—A veces es un poco difícil creer eso, en especial cuando pasan tanto tiempo juntos, y también el haber desaparecido esa noche en el bar.

—No soy tan inmaduro como para meterme con la primera persona que se me cruce —Milo suspiró, Aioria no estaba haciéndole sencilla esa mañana, y con tan buen ánimo que había llegado ese día—. Ella es diferente y como te he estado diciendo es solo mi amiga.

—¿Diferente cómo?, acabas de decirme que solo es tu amiga.

—Y lo es —Milo para ese momento ya estaba echando humo—. Hay cosas que no sabes de mí vida Aioria, recuerda que antes de llegar al Santuario tenía una vida, y ella formaba parte de esa vida.

—¿Una conocida?

—Amiga de la infancia.

—¿Entonces ustedes...?

—Por centésima vez, solo es mi amiga —Milo bufó—. No busques problemas donde no los hay.

—Milo...

—Solo disfruta de las vacaciones, no te estreses solo por ocurrencias. Podemos salir a ver el resto de la isla después de comer.

Aioria suspiró, no ganaría de ninguna manera a Milo.

—Sería bueno para variar que pasaras algo de tiempo conmigo también.

—Gata celosa

—No estoy celoso, es solo que se supone que las vacaciones era para que nos divirtiéramos y me has hecho a un lado.

—Lo repito eres una gata celosa.

—Idiota.

—Mejor comamos, muero de hambre.

—Y después el glotón soy yo.

—Lo eres solo que hoy necesitaremos energía si queremos ver el resto de la ciudad que no hemos visto.

Escape a HonoluluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora