-¡Taylor!- gritó- ¡Ya despierta! O llegarás otra vez tarde al colegio, y no tengo ganas de faltar a mi trabajo de nuevo solo porque tú te retrasas.
-¡Voy!- tomé mi playera, me la coloqué rápidamente mientras caminaba arrastrado hacia el baño.
Cuando bajé, mamá ya había salido de la casa. El desayuno estaba preparado en la mesa. Junto con una nota que decía; "Que tengas suerte hoy, y no causes problemas. Te quiere mamá".
Mamá siempre me cuidó, (me sobreprotegió). Desde que tengo memoria ella me daba horarios para vivir. A las nueve de la mañana debía estar levantado. A las nueve quince, ya tenía que estar desayunando. A las nueve treinta, salía de la casa, para llegar a las nueve cuarentaicinco al colegio, aunque el horario de entrada era diez treinta. Ella quería que yo sea puntual en todo momento. No tenía ni tiempo para ir al baño, pues mi vida siempre fue organizada, hasta que cumplí los doce que fue cuando mamá se divorció de papá.
Papá era el que nos mantenía, pero nunca estaba en la casa, y entiendo por qué. La engañó a mamá durante doce años ¡Exacto desde que nací! O tal vez antes.
Desde que mis padres estaban divorciados, mamá trabajaba veinte horas al día para mantenerme a mí. Y es por eso que ahora, no tengo control de nadie ni de nada. Excepto por el novio de mi madre, Mark quien vive sentado en el sofá viendo partidos de fútbol o lo que sea. Él no tiene problema en que salga o no. Llevé a tantas chicas a la casa y él ni si quiera lo notó.
Al salir de la casa, me subí al auto que era de papá y fui directo para el colegio. Durante el camino escuchaba música, e iba lento y tranquilo, no me importaba si llegaba tarde o no, hacía lo que quería cuando quería desde que dejaron de controlarme. Un montón de niñas bonitas, me sonreían, al verme pasar cerca de ellas. Y yo como todo galán, me acercaba a saludarlas.
Cuando llegué a la preparatoria "Lincoln School", mi mejor amigo Jerry me estaba esperando en el estacionamiento, junto con mis otros colegas; Richard, Michael y Joey. Pero por supuesto mi novia Ashley los acompañaba pues, jamás faltaba entre todos ellos. Bajé del auto y me saludaron. Mi novia, traía una falda tan corta que parecía una prostituta, pero quién era yo para prohibirle usar esa ropa, después de todo por algo ella me atrajo. También llevaba una blusa, que mostraba su ombligo, con un bello aro en él, además aquella blusa era escotada, y le resaltaban sus lindos pechos. Ashley era sexy, extremadamente sexy. Una chica rubia, con ojos azules y los labios más carnosos que jamás había visto en mi vida, tal vez más que los de Angelina Jolie. Llevábamos solo un mes de estar juntos. En la primera cita ya lo habíamos hecho, en mi casa.
Ella se acercó, y comenzó a besarme tan ardientemente que podría decir que me prendí fuego. Luego de unos segundos de aquel beso, ella se retiró brutalmente, lanzándome una mirada sensual y provocativa. Mis amigos me indicaron que entremos y así lo hicimos. Al entrar, Ashley se quedó hablando con sus amigas, Rebecca y Megan, quienes tenían el mismo estilo de vida, al igual que ropa. Eran las niñas ricas de la preparatoria, y las más sexy del estado, exageradamente. Yo me senté detrás de "el gordo Jeison", como todos lo llamaban, pero era la mejor defensa que tenía nuestro equipo de fútbol "Las Águilas". Jeison, era buen compañero y amigo. Siempre me pasaba las respuestas del examen, pues él se sentaba detrás de Robert el chico más inteligente de la clase.
El maestro entró, y todo quedó en absoluto silencio, pues se trataba del señor Johnson, uno de los profesores más intratables de la preparatoria. No se podía ni si quiera respirar, ante su presencia. Todos quedamos muy callados esperando a que él dijera algo y así comenzar con la clase. Hasta que comenzó.
Al sonar la campana, esperábamos que el sujeto se fuera primero, y luego comenzaba la guerra para salir de aquel lugar tan espantoso. Cuando salimos de allí, caminaba junto a Jerry quien me hablaba del trasero sexy que tenía Rebecca. Él moría por salir solo una noche con ella, pero la cuestión era que ella no era una chica fácil. Para cualquiera que haya intentado salir una vez con Rebecca, era todo una lucha. Pues cuando creías que ya lo habías hecho, tan solo te estaba jugando una broma. Además era de esas a las que le gustaba los chicos maduros y mucho más mayores que cualquier cretino de la preparatoria.
Entramos a la cafetería y nos sentamos en la mesa de los chicos más buena onda que había en aquel colegio. Mi novia y sus amigas, nos acompañaban entre todos ellos. Era lindo sentirse apreciado y envidiado. Todos reíamos, hablábamos de cosas estúpidas e inmaduras. Incluso nos burlábamos de los perdedores que pasaban cerca de nosotros.
-Iré por una soda.- Dijo Ashley.-Acompáñame Megan.- Se levantó.- ¿Quieres algo de tomar bebé?- dirigiéndose a mí. Negué con la cabeza y seguí con la interesante conversación que llevaba con Joey. Cuando mi novia se levantó de la silla, y estuvo a punto de dirigirse a buscar su soda, chocó accidentalmente con otra compañera, quien llevaba su almuerzo en una bandeja y la llenó de comida, llena de salsa y espaguetis. Ensució toda la ropa que Ashley traía puesto.- ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Acaso eres estúpida?! ¡Pero qué imbécil eres!- Todos mis amigos comenzaron a reír, por lo que acababa de pasar. Además el colegio entero se había enterado de lo estúpida que era aquella niña.
-¡Oh, por Dios! ¡Lo siento tanto! No fue mi intención... Te juro que no te vi. Lo lamento.- se disculpaba.
-¡Claro que no me viste! Tú no sabes lo que cuesta esta ropa, porque como eres una pobre e inútil, no te interesa para nada.- Agachó su cabeza.
-Ashley, amor no es para tanto. Ve al baño a limpiarte y luego cámbiate la ropa. Yo me encargo de esto.- Noté que aquella compañera quedó mirándome. Mi novia la miró con desprecio y se acercó a mí para besarme.
-Tú sí sabes lo que me gusta.- Me pellizcó el trasero y se fue mientras que la joven levantaba la bandeja que quedó tirada y juntaba el resto de comida que quedaba.
Yo me agaché para ayudarla. Ella me miró y siguió juntando las cosas.
-Discúlpala, suele ponerse así a veces.- Rio.- es un poco histérica con el tema de la ropa, seguramente no fue su intención decir lo que dijo.
-Sí claro.- me reí.
-Por cierto, no me dijiste tu nombre.
-Soy Emily Parker.
-Un placer Emily, yo soy...
-Taylor White.- dijo sonriendo. Yo lo miré un poco confundido.- Eres el mariscal de campo del equipo, todos te conocen.- Asentí y sonreí.- Además tienes Literatura conmigo.- Le sonreí, algo perdido.- No te preocupes es normal que no me hayas notado, soy de esas que queda callada y se sienta detrás de todos.- Se levantó, yo también lo hice.- Me agradó conocerte Taylor. Pero me tengo que ir.
-De acuerdo, lo mismo digo.- Y se fue mirando hacia el piso con una triste mirada.
Me senté en la silla y seguí hablando con mis amigos, en realidad ellos hablaban, yo volteaba a cada rato para ver si en algún lado la veía. Pero no la vi en ningún momento.
El timbré sonó y todos se levantaron de las mesas. Ashley aún no volvía del baño. No quise esperarla, me parecía estúpido. Ella conocía el camino.
Entramos nuevamente a clases y esta vez no nos importó hacer silencio, pues teníamos matemáticas con la profesora más manipulada que existía. A la pobre no le dejábamos dar clases. Sufría tanto por hablar que llegaba un momento en el que se rendía y jugaba con su teléfono.
*Holaa! Espero les haya gustado hasta ahora mi historia, les invito a que sigan leyendo y recomieno la historia de una nueva autora en wattpad aquí les dejo el link https://www.wattpad.com/story/100942455-los-secretos-de-liz , no se olviden de poner Me gusta un beso*
ESTÁS LEYENDO
Taylor
Teen FictionTaylor es el típico chico popular, lleno de amigos. Es el mariscal de campo del equipo de fútbol "Las Águilas" del 'Linconl School'. Él hace lo que quiere cuando quiere. Es envidiado por los "perdedores" y deseado por las chicas. Pero un día despué...