-¿Puedo hacerte una pregunta?- dije mientras ella leía su libro.
-Ya la hiciste, pero de acuerdo.- contestó sin dejar de mirar su libro.
-¿Por qué no me dijiste que él era tu hermano?
-Creí que no era importante.
-Lo es ¿sabes?- dejó su libro en el suelo y volteó a mirarme.
-No lo es.-respondió seriamente.
-Pues para mí sí.
-Claro.- contestó y levantó el libro para seguir leyendo.
Estaba mirando las paredes todas llenas de telas de arañas. Cuando en un momento sentí su cabeza en mi hombro y una sensación de felicidad corrió por todo mi cuerpo, tanto como las ganas de abrazarla. Aun así no lo hice. La miraba, me encantaba su forma de sostener aquel libro, me enloquecía la sonrisa que llevaba en aquel momento, por la manera en la que estábamos. Adoraba todo de ella. Sabía que en aquel momento ya no la veía más como una amiga. Había aceptado por fin que ella me volvía completamente loco y que el mayor deseo que tenía en ese momento era abrazarla y quedarme así para siempre. Entendí que Emily me gustaba.
Quería decirle algo, preguntarle algo, estaba tan callada que necesitaba escuchar su voz. Intentaba sacar algún tema de conversación.
-¿En qué piensas?-preguntó soltando su libro, y mirando hacia el frente.
-En ti.-contesté conscientemente
-¿En mí?-me miró, confundida, asentí-¿y qué piensas de mí?
-Que estás loca.-rio.
-Eso ya lo sabemos.- comencé a mirar sus verdes ojos, los cuales me hacían tan feliz.- ¿Qué te sucede?-preguntó, nerviosa.
-Nada, ¿por qué?
-Me miras de una manera extraña, y eso me pone nerviosa e incómoda.
-No lo hago.
-¡Claro qué sí! ¡Lo estás haciendo justo ahora!-molesta, pero a la vez con una sonrisa.
-De acuerdo no te miraré más.- y miré hacia otro lado riendo. Ella movió mi cabeza haciendo que la mirase de nuevo.
-Nunca, dije que dejaras de hacerlo.-sonrió.
Aunque las ganas de besarla aparecieron en mí, me contuve. Sabía que no debía hacerlo ella era mi amiga, no podía besar sus tan hermosos y tentadores labios. Comencé a acercar mi cabeza hacia la suya. Pero ella se levantó rápidamente del suelo con una enorme sonrisa.
-Debo ir al baño a orinar ¿me esperas?- dijo sonriendo. Yo reí y asentí.
Cuando salió del sótano yo quedé totalmente solo, pero con una mueca de tristeza. Estuve a punto de cometer uno de los peores errores de mi vida. Sabía que las cosas no irían bien de a partir de ese momento. Porque Emily comenzó a gustarme y si poco a poco la conocía más y más, y pasaría mucho más tiempo con ella tal vez comenzaría a sentir cosas por ella. Eso no era lo que yo quería. Tenía que acabar de pensar en ella como algo más que una amiga. Solo debía cuidarla y ya. Eso era lo único que tenía que tener en mi cabeza.
Luego de unos veinte minutos solo en aquel sótano, la puerta se abrió. Era ella. Se sentó en el piso un poco más alejada de lo que estaba anteriormente, tomó nuevamente su libro, no dijo nada y comenzó a leer nuevamente, bueno al menos eso parecía. Se la notaba tensa, tal vez le molestó que haya intentado besarla. Algo por mí mente pasó; "seguramente no le gustas", respiré profundamente tranquilizándome con esas palabras. Pero no había tomado algo en cuenta dentro de mis pensamientos: "A ti si te gusta, idiota". Agaché mi cabeza entristecido y muy estúpidamente, tapé mi rostro con mis manos. Mientras me repetía "Estúpido, estúpido, estúpido ella no te tiene que gustar".
Minutos después el silencio se rompió cuando ella comenzó a cantar de la nada, una canción, vieja pero muy popular "Don't let me dowm, de los Beattles". Tenía una preciosa voz, cosa que me sorprendió de ella, pues era una caja de sorpresas.
Sonó la campana y ella se levantó del suelo. Me miró a los ojos con una sonrisa.
-Adiós.-dijo. Yo me levanté y antes de que saliera, yo la detuve.
-¿Qué te parece si nos vamos de aquí?-dije con una sonrisa. Ella, se acercó lentamente a mí me sonrío, e hizo algo que no me lo esperaba, como si fuera algo normal me besó ligeramente en los labios.
-Eres un gran amigo.-dijo, me dio unas palmaditas en la mejilla y se fue. Yo quedé en estado de shock, no podía creer lo que acababa de suceder. Emily me había besado, como si fuese algo natural en nosotros. Acepté que aquella situación me había fascinado, aunque me hubiera gustado sentir sus labios mucho más tiempo.
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Taylor
Teen FictionTaylor es el típico chico popular, lleno de amigos. Es el mariscal de campo del equipo de fútbol "Las Águilas" del 'Linconl School'. Él hace lo que quiere cuando quiere. Es envidiado por los "perdedores" y deseado por las chicas. Pero un día despué...