Había despertado, con la más enorme sonrisa que jamás tuve en mi vida. Me levanté de mi cama, más temprano de lo normal porque quería sorprender a Emily, pasando por ella para llevarla a la escuela. Me cepillé los dientes. Fui a la cocina por mi desayuno. Olvidé leer la nota que mamá me dejó. Y salí de casa. Subí al auto, tomé otra dirección y me dirigí a su casa. En el camino, solo pensaba en el momento en que nos confesamos nuestros sentimientos. No la había visto desde que salí del sótano la tarde anterior.
Las calles eran horribles, pero de todas formas entré a aquel vecindario. Veía a la gente fuera de sus casas, sentados mirándome cómo pasaba por ahí con tremendo auto. Me costó mucho guiarme para llegar a su casa. Pero a los pocos minutos ya estaba en frente. Justo cuando había estacionado mi auto ella salía. No me notó, pues miraba hacia el piso, pero yo noté en ella una mirada de enojo total. Llevaba su mochila solo en su hombro derecho, mientras con su mano izquierda formaba un puño. Hasta que luego alzó su vista y me vio estacionado frente a su casa. Me miró muy enojada, se la notaba furiosa. Entendí con aquel gesto que no le había agradado para nada que la fuera a buscar. Abrió la puerta del auto, se metió y luego la cerró fuertemente. Cruzó sus brazos, molesta mientras observaba sus pies.
-Arranca.-dijo muy enojada. Lo hice, no quise decir una sola palabra porque si llegaba a equivocarme, no me lo perdonaría jamás. Estábamos saliendo del vecindario, cuando pasamos un pequeño puente, que debajo solo había una angosta zanja.-Detente.- dijo. La miré algo confundido. Estacioné el auto, luego de pasar aquel puente. No dije nada, solo quedé callado esperando a que ella me regañara, por ir a buscarla. Y sin previo aviso ya la tenía encima de mí besándome como una loca. Desabroché el cinturón de seguridad y comencé a acariciarle la espalda y ella tenía sus manos en mi cabeza. Solo se oían nuestras respiraciones agitadas. Sin darme cuenta ella estaba sentada arriba mío. Luego se detuvo, me miró con una sonrisa. Yo no podía creer lo hermosa que era, no podía entender cómo no la había conocido ante, o visto antes. Su belleza me volvía absolutamente loco. Sus ojos, eran mi parte favorita de ella. Si yo fuera otro chico, lo primero que miraría serían sus grandes pechos, pero no. Desde el primer momento en que la vi solo miré sus ojos, esos cristales verdes que me hipnotizaban cada momento en que la miraba.-Te amo Taylor.- dijo sonriéndome.- Y aunque lo que acabaste de hacer fue una de las estupideces más grandes que has cometido, no podría molestarme contigo.- la besé lentamente en los labios disfrutando de ellos, como si fuese lo que más anhelaba en aquel momento.
-Estoy loco por ti, Emily.-contesté, mientras nuestras cabezas chocaban y nos teníamos tan cerca.
-Lo sé.-rio. Tomó mi mano, y la llevó a su mejilla, cerró sus ojos al sentirla en su rostro. Yo comencé a acariciarle.-Eres un idiota pero de todas maneras, aunque me duela admitirlo estoy enamorada de ti.
-Y tú eres una loca y aunque también me duela admitirlo, estoy locamente enamorado de ti. Y te amo con toda mi vida.-nos sonreímos mutuamente.
-Vamos.- dijo mirándome con un gesto de cariño.
-Vamos.-respondí.
Arranqué el auto, mientras sentía la vista de Emily hacia mí, yo sonreía como si fuese que me había ganado la lotería. Aunque así lo sentía. Cuando llegamos a la escuela, como era de costumbre mis amigos me esperaban en el estacionamiento. Pero antes de que bajar, ella tomó mi mano.
-Seguimos siendo solo amigos Taylor.-explicó.
-¿A qué te refieres?
-Es solo que no quiero tener una relación, y menos contigo.- la miré algo sorprendido.
-¿Por qué? Me refiero a que los dos nos gustamos mutuamente y además sentimos cosas el uno por el otro ¿o qué acaso yo no te gusto?
-Eres muy sexy Taylor White.-y bajó del auto.
Yo quedé completamente confundido, no entendía qué quería hacer. Ella miró a mis amigos y siguió de largo. Yo aún seguía dentro del auto tratando de entender. Jerry me hizo un gesto llamando mi atención. Suspiré y bajé. Cerré la puerta muy molesto. Me acerqué a ellos, mi mejor amigo me miraba furioso. Pues nunca antes había llevado a Emily a la prepa. Me di cuenta de que él comenzaba a sospechar algo. Pero definitivamente no me importaba lo que pensaba. Solo los miré y ni si quiera los saludé, seguí caminando mientras ellos me miraron muy confundidos. Antes de que llegara a la puerta unas chicas se acercaron a mí. Eran bonitas, lo admito. Pero no tanto como mí querida Emily.
-Hola Taylor.-no las conocía ni si quiera sabía sus nombre. Pero ellas conocían el mío eso me fastidiaba por completo.
-Hola chicas...-ellas rieron, y una se acercó a mí acariciando mi brazo, estaba a punto de comenzar a coquetearme.- Antes de que digan algo...-suspiré.- solo quiero que sepan que no. No quiero salir esta tarde, ni mañana ni nunca más. Así que si es a eso que vinieron, lo siento. Sinceramente no estoy de humor para estas cosas.
-Pero...
-Adiós.- seguí caminando, sin mirar atrás.
Fui a mi casillero, y necesitaba entenderla, quería entender a Emily. Ella dijo que estaba enamorada de mí, pero solo quería ser mi amiga. Yo no podía solo ser su amigo. Eso era prácticamente la cosa más difícil que me habían pedido en la vida. Quería ser algo más que un amigo, quería llevar una relación con ella y solo ella. Amarla solo a ella y no compartirla con absolutamente nadie. Era la chica de mi vida, la única con la que debía estar, pero claro ella quería que solo fuéramos un par de estúpidos amigos. Odiaba esa maldita palabra. En ese momento solo deseaba besarla y abrazarla. Además, si solo quería ser mi amiga no debía besarme en mi auto esa mañana. Aunque unas semanas atrás me había dicho que ella me besaría si quisiera, porque no significaría nada. Pero no parecía nada cuando lo hizo. Porque jamás me habían dado un beso así en la vida, fue lo más fuerte que sentí hasta ese día.
-¿Qué sucede entre ustedes?-apareció Jerry sorprendiéndome por completo.
-Nada.
-No parecía nada cuando estaban dentro de ese maldito auto. Te dije un millón de veces que ella no es tu tipo. Tú tienes un mundo de triunfo por delante. No eres como ella.
-¡Jerry ya cállate! ¡¿Quieres?! ¡Tú no sabes quién es mi tipo!– Me miró algo sorprendido.- Además aún si quisiera que algo pasara...-suspiré- ella no quiere que suceda. –quedé en silencio mientras mi amigo me miraba.-Y tampoco es asunto tuyo. Porque es mi vida, entiende. Yo decido lo que quiero. Tú no lo haces por mí. Tal vez lo hacías antes, pero ahora las cosas cambiaron. Y si eres un amigo de verdad, me apoyarías en cada decisión que llegase a tomar te guste o no. Pero si no respetas nada de lo que yo diga, entonces... no se ni para qué demonios somos amigos.
-¡Oye, oye! ¡Detente allí! ...Somos los mejores amigos desde que teníamos cuatro malditos años. Lo siento, sé que suelo ser bastante controlador y todo eso, pero si eso llega a romper la amistad que tenemos, entonces trataré de cambiar.-nos sonreímos.
-Gracias.
-De nada...-nos abrazamos.- ¿Y cómo es eso de que la chica rara no quiere nada contigo?
-No la llames así.
-De acuerdo.
Entonces le expliqué a Jerry todo lo que había pasado hasta ese momento. Y lo que me dijo, hizo que me molestara y me pusiera algo celoso.
-¡Wow! ¡Con razón te gusta tanto! ¡La chica es verdaderamente sexy! Me refiero a las cosas que hace, yo me enamoraría de ella en un instante.- y aunque sus palabras, me dieron ganas de golpearlo, solo me reí y nos fuimos a clases.
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Taylor
Teen FictionTaylor es el típico chico popular, lleno de amigos. Es el mariscal de campo del equipo de fútbol "Las Águilas" del 'Linconl School'. Él hace lo que quiere cuando quiere. Es envidiado por los "perdedores" y deseado por las chicas. Pero un día despué...