2. Aventura ©

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LUCAS:

Hoy llegamos a la mansión Hart-Minkus y conocimos a los mellizos con los que íbamos a compartir el resto de la casa y las habitaciones en el internado, yo dormiré con Farkle en la habitación ciento treinta y dos en el edificio de hombres, obviamente, y Riley en la habitación ciento treinta y ocho con Maya, estas dos habitaciones se encuentran en el pasillo que conecta los dos edificios.

Cuando llegamos nos abrió la puerta una hermosa chica de unos dieciséis años, de ojos azules, hermosos e hipnotizantes, con rizos rubios tan delicados pero parecía que ella no lo era tanto que digamos, eso me gusta ya que no depende de nadie.

Me enteré de que juntos a su hermano son inseparables, así mismo me enteré de que su padre los abandonó cuando eran unos pequeños. Eso indicaba que ella era fuerte y resistente.

Vaya chica.

Después de mostrarnos donde dormiríamos en vacaciones, era grandes y espaciosas, muy lindas.

-Bien, creo que eso es todo, los dejaremos para que se instalen. Si necesitan algo me pueden encontrar en la sala de instrumentos, voy a estar practicando. -nos dijo amablemente.

Se despidieron y ambos salieron de mi habitación, que es dónde estábamos.

-¿Muy agradables, no es así? -escuché a Riley.

-Sí, bastante. -aseguré tomando mis maletas y desempacando.

-Voy a ir a instalarme, ¿de acuerdo? -me dijo y yo solo asentí con la cabeza.

Después de sacar las cosas que necesitaría para hoy y mañana quise ir a bañarme, pero me di cuenta de que no había toallas, así que decidí ir a pedirle algunas a Maya.

Caminé por los pasillos y cuando llegué a la sala de instrumentos escuché el tono de un chelo, abrí ligeramente y la vi tocando con mucha pasión, era increíble.

Definitivamente, quería a esa chica para mí.

MAYA:

Estaba tocando el chelo y cuando terminé, escuché los pasos de alguien viniendo hacia mi.

-Además de linda, talentosa, ya es oficial, eres perfecta.-luego vi quien era, Lucas y cuando me dijo eso me sonrojé un poco.

-Gracias.-dije empezando a guardar el atril y las partituras.

-Yo siempre quise tocar violonchelo, ¿desde qué edad lo haces?-me preguntó acercándose.

-Desde que tengo 7 años.-le respondí regresándolo a ver.

-¿Crees que me puedas enseñar un poco?-sonrió galantemente y no me pude negar.

-Claro, siéntate.-dije señalando el asiento y el obedeció.-Te voy a enseñar lo básico del instrumento, ahora siéntate y abre las piernas.-ordené.

-Creo que antes deberíamos conocernos un poco más antes. -bromeó.

-Cállate, ahora ten el arco. -le tendí el accesorio y luego recliné el instrumento sobre él, lo atrapó y se acomodó.

-¿Así está bien? -me preguntó.

-Sí, así es, ahora sólo roza las cerdas contra las cuerdas, sin mucha fuerza. -indiqué y Lucas supo hacerlo, después de unos momentos ya estaba controlando el movimiento.

-Vaya, suena bien. -dijo emocionado.

-Lo haces bien, Lucas. -lo felicité y después de un rato practicando guardamos el instrumento, dando por terminada la práctica.

-Gracias, May. -dijo un poco sonrojado.

-No fue nada, en realidad, fue divertido. -le sonreí antes de girarme para irme.

Mientras iba hacia la puerta para ir a mi cuarto sentí que como me tomaba del brazo, haciéndome girar hacia él.

-Eres muy bella, ¿sabes?-dijo quitándome un mechón de cabello que se puso encima de mi nariz y me sonrojé por su comentario-Incluso roja.-susurró acercándose más.

-Me tengo que ir. -tartamudeé antes de salir corriendo de allí, dejándolo pasmado y sorprendido.

Esta iba a ser una gran aventura.

La carrera de Una Vida (LUCAYA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora