Capítulo 2 - Pincel

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Jake estornudó por segunda vez fuertemente, sobresaltando a algunos del pasillo. Josh fue el que más, ya que lo hizo en toda su cara, manchando incluso su pelo. Le lanzó unos insultos acompañados con quejas mientras él limpió su rostro con su sudadera.

—Perdón —se disculpó él—. Los chulitos me dan alergia —Se rascó la nariz para completar el acto, luego se giró a su nueva amiga, que le miraba de una forma graciosa, le sacó la lengua mientras le guiñaba el ojo, burlón.

—Oye Dakota —Madie interrumpió en la escena, la nombrada miró al otro lado—. Josh se ha sacado el carné de conducir estas navidades, he pensado en que podrías venir a dar un paseo con nosotros esta noche, aprovechando que es viernes.

—No sé...

—Jugaremos a Wick —____ no la dejó continuar.

—¿Qué? No. Lo siento mucho, pero no.

—No pasará nada, llevamos toda la Navidad yendo. Además, yo, aceptaré gustoso de ir contigo en tu primera experiencia —Se colocó delante de todos haciendo una pose heróica.

—Bueno... Se lo tendré que preguntar a mi madre y tal, aunque no creo que pase nada si no voy sola ya que... ¿Cuántos años tenéis?

—Yo 14 —afirmó Grace.

—15 —entró Madie.

—17 —dijeron el par de gemelos a la vez.

—Comprendo...

El timbre sonó, todos se apresuraron para llegar a clases, Grace miró un momento el papel que tenía ____ en la mano y la condujo hacia su clase, una vez en la puerta se dirigió a ella.

—Cuando vayas al comedor búscanos, por si no estamos da un paseito por el cole. ¡Hasta luego Dakota!

Subió ligeramente la mano en forma de despedida. Se metió en la clase, no le dio tiempo a sentarse en un sitio aleatorio cuando un grupo de chicas la detuvieron.

—Hola, chica nueva —saludó la del centro, al parecer albina—. Me gusta tu falda, ¿dónde la has comprado?

—¿Eh...? —No estaba acostumbrada a que la gente hablara con ella de la nada—. Fue un regalo... Creo que era de una tienda de mi otra ciudad, aunque la puedes comprar por internet.

—Ya veo, bueno... Hasta otra entonces. Por cierto, si buscas asiento ponte ahí, los demás seguro que te los quitarán a la fuerza.

Agradeció la advertencia con un ligero movimiento de cabeza, se movió entre los pupitres hasta encontrar con el anteriormente señalado, ubicado en la última fila a la izquierda del todo, dando con la pared llena de mensajes y fechas de otros cursos, incluso había un "Sugus de fresa was here", mostró una pequeña sonrisa al leer ese.

Sacó de su mochila los libros, el estuche y algún que otro cuaderno, metió algunas cosas en la cajonera mientras devolvía el saludo a un estudiante que anteriormente la había saludado.

—Blanco, ¿eh? ¿No había otros colores?

—¿Qué tiene de malo el blanco? —Le miró mientras se quitaba su gorro de lana negro y lo colocaba en la esquina de una silla.

—Nada, lo veo como un lienzo que me gustaría colorear.

—Pues no vas a pintar mi pelo si es lo que buscas.

—¿No? Vaya... Bueno, entonces te pinto esa carusa que tienes —dicho eso y sin precio aviso pasó un pincel grande por su nariz y se dio media vuelta al oír la puerta cerrarse.

____ se sorprendió ante el acto, se pasó sus dedos por el lugar para ver si le había manchado, pero no, decidió que lo mejor sería no hacer un alboroto el primer día de clase.

—Buenos días —saludó el profesor—, espero que halláis pasado unas grandes Navidades y que Santa os haya traído muchos regalos. Antes de nada quiero deciros que hay una nueva alumna entre nosotros, llamada Dakota Evans, que si quieres puedes presentarte...

Una mierda, negó con la cabeza y se encogió en su sitio, dando a entender a toda la clase que era muy tímida. Dio comienzo la clase, aún algo relajadas ya que eran los primeros días después de unas vacaciones.

Pasaron las horas y ya era la de comer, todos salieron despavoridos menos algunos que se lo tomaron con más calma, y ____ era uno de ellos. Metió los libros en la cajonera y cogió su comida en una bolsa.

—Hasta luego, Dakota —se despidió el chico del pincel, ella hizo lo mismo, pero recordó lo que pasó antes de clases así que se levantó de la silla rápidamente para ponerse delante de él— ¿Qué?

—¿Por qué hiciste eso?

—¿El qué? Ah, eso... No sé, vi la oportunidad y no pude desaprovecharla, je. Me apetecía.

—¿Entonces si te rompo ese pincel porque me apetece no me dirías nada?

—Tú lo has dicho.

—¿Ni me pegarías?

—Por lo menos lo mío tiene valor —Sonrió, ella se enfadó por su respuesta y le siguió mientras salía.

—¿Me estás diciendo que mi cara tiene menos valor que tu pincel?

—No me refería a eso —Rió con ganas—, mi pincel me ha costado pasta, es de los buenos, y por tu cara no has pagado nada, a no ser que te hayas operado, ¿me equivoco?

—No, perdón, me he dejado llevar —se disculpó ella con timidez.

—No pasa na', chao.

Dicho eso desapareció por su derecha, ella al darse cuenta estaba en el comedor del colegio, muchas mesas y al parecer la mayoría organizadas por grupos. Buscó con la mirada a sus amigos, fue caminando entre la gente, que no paraban de fijarse en su pelo.

No podía dejar de pensar en otra cosa cuando la miraban así, "debería de haber cogido un color más normal, como azul oscuro, rubio, crema como el de Madie. Pero tenías que coger el más claro de todos" creía. Pero a la vez le encantaba, era algo diferente, algo raro. Le gustaba no ser la que era antes, así pasar mejor desapercibida. Sería una presa para "ellos" mucho más fácil estando sola.

Lɪɢʜᴛs 〇ԲԲDonde viven las historias. Descúbrelo ahora