Jamie POV.
La niña tiene dinero, el edificio, el elevador de tablero electrónico y la puerta de roble de la entrada parecen valer más que todo el dinero que he gastado en la vida.
Dakota POV.
Se nota que don cleptómano no tiene ni donde caerse muerto ahora, no sé por qué se me ocurrió invitar a un sin techo aquí, pero quizá si le lleno la barriga de comida y se calienta por un rato se apacigüe lo suficiente y se largue.
Jamie POV.
Es rubia.
Se saca el gorro antes de abrir la puerta y una cascada de mechones dorados cayeron por su espalda. Por favor, que no sea de las estúpidas.
Dakota POV.
Por favor, que no sea un abusador.
Jamie POV.
Entro detrás de ella al piso, es como cinco veces más grande del piso que comparto con Eddie y Andrew, todo tiene un color blanco y detalles en verde y azul por todos lados: cojines de los sofás, alfombras, adornos, cortinas, lámparas... mierda, el lugar es asombroso, hay una gran pantalla en la sala con un sistema de sonido envidiable, un enorme sofá en forma de U lleno de cojines mullidos, veo un comedor para al menos seis personas, una cocina pequeña pero funcional y un corredor a un lado que seguro lleva a las habitaciones, además hay una pared de cristal con una vista estupenda para estar tan solo en el cuarto piso.
-¿Vive aquí toda tu familia?
-Ajá –dice, es una mentira.
-¿Cuántos son, una docena?
-Al menos eso, sí.
-¿Supongo que son unas ocho habitaciones?
-Como mínimo.
-Eres una jodida mentirosa.
Ella se tensa, deja caer la mochila que lleva en el hombro con descuido allí en medio de la sala y se tumba en el sofá.
-No es de tu incumbencia, solo venías por el café.
-Es verdad, así que mueve el culo a la cocina.
Su enorme boca de pez hace un puchero y se saca el enorme abrigo quedando en un conjunto de suéter de tortuga negro, botas y jeans del mismo color. Gótica, sin duda.
-Puedes dejar mi maleta allí, pero no te pongas muy cómodo.
Dejo la maleta cerca de la puerta y me saco mi propio abrigo que está bastante raído, noto que en la mesilla junto a la puerta hay un teléfono con una luz roja parpadeante.
-Creo que tienes mensajes en el buzón de voz –le digo.
-Ya los escucharé mañana –ella abre las puertas de las alacenas de la cocina y mira el contenido, está lleno de cosas pero no parece saber específicamente el lugar de nada.
-¿De dónde eres? –le pregunto sentándome en un taburete en la isla de la cocina.
-No te importa una mierda –saca un frasco de café y varios empaques de pastelillos de Mr. Kipling.
-¿Y al menos tienes nombre?
No dice nada hasta que pone una tetera al fuego, saca dos tazas azules y las deja delante de mi junto con los paquetes de panecillos.
-Dakota –dice.
-¿Del norte o del sur?
Me saca la lengua, que infantil.
-Es mi nombre.
-Ya caigo, fuiste una hija no deseada.
-Imbécil –toma la tetera y pone agua caliente hasta el tope de las tazas- solo hay café soluble.
-Está bien para mí –me pongo dos cucharadas y ella apenas media- ¿Tienes crema?
De nuevo abre una alacena y saca crema en polvo y un tarro de azúcar, ella solo pone un poco de azúcar y yo un montón además de suficiente crema, abro un paquete de panecillos de cereza y me como cuatro con mi taza de café, ella me mira fijamente, como esperando que le salte encima.
Dakota POV.
-¿Y cuál es el tuyo?
Se traga un panecillo entejo, joder, que asco.
-Soy James.
-Tienes nombre de anciano –tomo un panecillo antes que se acabe la bandeja- Tu acento no es de todo inglés.
-Tienes buen oído –el traga- no soy de aquí tampoco.
-Me lo supuse –suspiro y apoyo mi cabeza en mi mano- Oye, tengo algunos contactos por aquí si te interesa algún empleo...
-Ya tengo uno, así que gracias.
-¿Cómo recolector de basura?
Frunce el ceño y alza una ceja.
-Mira que listilla –sacude su cabeza- acabo de conseguir empleo en la estación de trenes.
-Ah.
No digo más, nos quedamos en silencio, el chico no aparenta más de veintidós años, y por lo que dijo no creo que sea un indigente, quizá su ropa sea la moda de por aquí.
-Bueno, ya tuviste tu café y comida, te invito a que te retires de mi casa.
-Que ruda –se limpia la boca con la manga, que aaaaaasco- pero ya que eres nueva en la ciudad, puedo darte un tour mañana si quieres.
-No gracias, tengo cosas que hacer.
-¿Atacar a más hombres hambrientos?
-Ojalá –bufo- pero no, debo ir a darme una vuelta a las universidades.
-Ya caigo, vienes de estudiante –sonríe- Luces bohemia y gótica, apuesto que vienes por algo relacionado con el arte.
¿Cómo la sabe?
-Algo así.
-Tu cara trasmite todo lo que sientes niña, no seas desconfiada –me imita apoyando su rostro en su mano- serías una pésima actriz.
Me sonrojo y se ríe.
-Di en el clavo –sacude la cabeza.
-¿Y? Tú no pareces ser el próximo Stanislavski.
-Bueno, tal vez lo sea –se lleva más manos tras la cabeza en una pose muy machista- así que quieres ser actriz.
Pongo los ojos en blanco y niego con la cabeza.
-No por lo que crees, necesito demostrarme que puedo ser alguien importante –entrecierro los ojos- lo cual creo que no pasará ya que estoy charlando con un indigente en la cocina.
-No soy un indigente, estudie actuación y teatro desde que tengo nueve años, así que nena, si necesitas un maestro, aquí me tienes.
Suelto una carcajada desde lo más profundo de mi pecho, me río y me río hasta que se me botan las lágrimas.
-No me jodas James.
-Es verdad- frunce el ceño, saca su cartera y me muestra una credencial de estudiante que lo acredita en actuación- mierda.
-¿Lo ves? –la vuelve a guardar- así que, aquí me tienes, dispuesto a darte clases particulares con una pequeñísima condición.
-Habla.
-Déjame vivir aquí.
Abro la boca para insultarlo justo cuando el teléfono comienza a sonar.
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Efímero - Damie
FanficPorque nada en la vida dura por siempre, y si no lo crees, el mundo no demorará en recordártelo. Juventud, familia, aventura, amistad, dinero... incluso amor; el mundo está lleno de cosas efímeras. Dakota y Jamie están en busca de su destino, y la...