Capítulo 12

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Sábado 1 de diciembre, 2006. Rochester, Reino Unido.

Jamie POV.

El viaje en tren hasta aquí había sido relativamente rápido, ahora que por las noches trabajaba como guardia de seguridad tenía un pase con el cual podía viajar sin costo, Dakota había estado todo el viaje mirando por la ventana embelesada con las decoraciones navideñas y yo, debo admitirlo, me la pasé mirando su perfil soñador, no era una belleza, pero tenía unos labios carnosos que moría por besar de nuevo y unos ojos con los que había fantaseado varias veces por las noches, ya había pasado la mitad del tiempo que su madre le había permitido quedarse aquí pero esperaba conseguirle algunos meses más hoy en la fiesta.

Además, Dakota se había vuelto, cómo decirlo... atrevida.

Se paseaba por el departamento con ropa minúscula, iba más espabilada a los castings y había bajado considerablemente la cantidad de delineador en los ojos, los resaltaba más.

Y para mi suerte, siempre iba con los labios rojos, como ahora.

-Todas las calles aquí parecen postales navideñas -me miró- ¿Tienes planes para navidad?

-No me van mucho las fiestas -me encogí de hombros- Son un desperdicio de dinero con el que hacemos más ricas a las compañías del mundo.

-Eres un jodido amargado -se reclinó en su asiento frente al mío- ¿Falta mucho pare llegar?

-Ya estamos llegando, debemos llegar en unos diez minutos.

Cuando estaba nerviosa le daba por morderse las uñas y su clavícula comenzaba a sudar, con horror, descubrí que ya la conocía más de lo que me gustaba, aunque no en todos los aspectos que yo quería.

Dornan, te hace falta echar un polvo.

Finalmente llegamos a la estación y bajamos abriéndonos paso entre el montón de gente, Dakota llevaba un sombrero de lana y un largo abrigo negro el cual solo dejaba a la vista por debajo unas medias negras y unas botas, se veía un poco mayor, debía admitirlo, yo me había puesto el abrigo nuevo que me había podido comprar con mis pagas y llevaba un cambio de ropa para la fiesta en la mochila, había tomado prestadas algunas de las ropas que había en el departamento.

-Mierda allí está -ella se echó más su mochila al hombro- Por favor compórtate, no quiero que piense que voy por allí recogiendo vagabundos desamparados.

-Eso se hace con los cachorros, no con los humanos.

Ella se quedó de pie con los ojos muy abiertos mientras una mujer alta y rubia se aceraba a ella con los brazos abiertos, me hice un poco a un lado para no estorbar en su trayecto, vi como Dakota se ruborizaba por la vergüenza de ver a su madre medio gritando y llorando al abrazarla.

-¡Mi pequeña! Pero si te ves más madura y guapa -comenzó a besarle las mejillas y dejarla con manchas de su labial- Te echo tanto de menos Coqui.

¿Coqui? ¿COQUI? Ya daría para reírme después, me acerqué a la imponente Melani Griffin cuando finalmente se deparó de su hija y le tendí la mano.

-Permítame presentarme, soy James, el amigo de su adorable hija.

-¡Ohhh! Mi hija tiene amigos de verdad -en lugar de tomar mi mano me estrechó y me besó ambas mejillas muy al estilo español- ¡Mira qué joven tan guapo! Gracias por cuidar de mi pequeña mientras está aquí.

-Madre, por favor -Dakota se echó la capucha por la cabeza- ¿Podemos irnos ya? Todos nos miran.

-Pues que miren, pero tienes razón vámonos ya -la tomó del brazo y comenzó a arrastrarla hasta la salida- Tenemos un par de horas para hacer algunas compras y luego irnos a la fiesta.

Efímero - DamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora