Las Estrellas del Dia

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Sentía como el aire frío chocaba contra mi rostro, mis piernas colgaban al igual que mis brazos, alguien me tenia en sus brazos. Abrí ligeramente mis ojos pero la luz me hizo cerrarlos inmediatamente. La luz se habia vuelto insoportable para mis ojos.

- No deberías quedarte sola - Dijo Dylan. - No falta mucho para llegar al campameto, nos iremos dentro de un par de horas - dijo mientras yo trataba de recuperar la visión.

- Debieron matarme - dije mientras lentamente enfocaba su rostro.

- No - dijo negando - eres tan estúpida.

No miraba y eso comenzaba a molestarme, trate de caminar pero el no me soltaba y por mas que intentara rogarle para que me bajara el no lo hacia y no lo haría, maldito.

- Llegamos - anuncio y me lanzo.

- Hijo de ... - dije mientras me recuperaba del golpe - ¡¿Que demonios?! ¡Pudiste hacer eso antes!

Estaba a punto de golpearlo,cuando sujeto mi puño en el aire, sentí como poco a poco la vida se iba de mi cuerpo hasta que me soltó. Caí al suelo, débil y moribunda, jadee por aire mientras trataba de recomponer me, dolía y mucho cada una de las partes de mi cuerpo, había sentido de primera mano el don de Adalina. Dylan coloco sus manos en mi rostro tratando de ver si estaba bien, irónico.

- Tracy - dijo mientras tocaba mi rostro - ¡Demonios! Adalina! casi la matas... - dijo negando, me tomo en sus brazos de nuevo y coloco mi cabeza en su hombro, podía ver perfectamente que Adalina estaba molesta - Unos segundos mas y ....

- ¡Te hubiera golpeado! - le grito ella molesta.

- ¡Pero eso no me hubiera matado! - le respondió.

- Eso es lo que tu crees - dijo negando - Mira sus manos - dijo molesta.

Dylan tomo mi mano y esta estaba completamente negra, yo temblé de miedo, al mirarla, Dylan me miro al notar como temblaba, sabia que estaba asustada, y al verlo a los ojos note que el también tenia miedo.

- Eres ingenuo, hermano - dijo Adalina - Ella, era como yo. - Dylan se estremeció - No sabe lo que hace, puede matar y jamas notarlo, ambas sabemos quitar la vida.

- Dylan - dijo la voz de June - Adalina tiene razón. -dijo mientras salia de detrás de un árbol.

- ¡YA CALLENCE! - grito Anna lanzándose de una rama alta - Que no lo entienden! - les grito furiosa - Adalina tu mejor que todos nosotros sabes que ella lo que necesita es ayuda, no que le rechazemos y apartemos. - Adalina bajo la mirada - June, dime cuantas veces controlaste a alguien sin saberlo - dijo señalándole su error - Dylan, tu apoyaste a tu hermana, sabes bien como Tracy debe sentirse en este momento. - me miro - Yo se como se siente, porque todos aquí tenemos dones, unos mas peligrosos que otros, pero los tenemos y a comparación de Tracy sabemos bien como controlarlos, que nos impide ayudarle, enseñarle?

El rostro de Adalina se lleno de lágrimas, me miro se me acerco lentamente hasta que quedamos frente a frente.

- Aunque me cueste decirlo - dijo sonriendo ligeramente - Anna tiene razón - río y yo también reí - Se perfectamente que deseas morir, y se que crees que jamas llegara el día en que puedas regresar a ser alguien no peligroso, pero hay alguien que puede ayudarte, que puede sanarte, no como a mi - dijo negando - Haremos todo lo posible para ayudarte, Tracy.

Levante mi mano, la normal, y seque sus lágrimas. No tenia palabras, o al menos ninguna se me venia a la cabeza, en ese momento, Anna quería ayudarme, algo que hasta el momento sigue sorprendiéndome. Me llevaron al campamento y ahí recogimos nuestras cosas. Venus a penas me dirigió la mirada, comenzamos a caminar. Nos introducimos en las profundidades del bosque. Me hicieron caminar en el sol, ya que tenían miedo de... que absorbiera todas las sombras del lugar. Nunca pensé que algún día mi madre y mi padre me creyeran un peligro, nunca pensé representar un peligro para todo aquel que me rodeara. Me sentía cansada y molesta que crean que los dañare, pero la verdad ni yo estoy segura de no poder dañar a alguien. Sigo creyendo que debieron matarme o debieron haberme dejado caer cuando rescate a Venus. El puente de hielo debió romperse antes. Suspire y mire como mi madre se me acercaba con un pequeño recipiente con agua, la verdad es que me hacia falta. Me la tome de un solo trago. Le agradecí a mi madre solo con una sonrisa, no puedo tocarla, no puedo abrazarla y eso es lo que mas me entristece. Seguimos caminando hasta que llegamos a la orilla la siguiente isla estaba aun muy lejos.

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora