Miedo a las sombras

116 8 1
                                    

Mis piernas estaban débiles y me respondían muy poco, me sentía mareada y ver la luz de nuevo era algo tan extraño, pero increíblemente satisfactorio. Anna me ayudo a salir del pozo que yo había cavado, increíble ¿no?

- ¿Anna? – pronuncie débilmente, era como si volviese a aprender hablar, suave y torpe. – ¿Qué paso c-cuando d-desaparecí? – ella pareció darse cuenta de mi dificultad al caminar.

- Súbete a mi espalda – me ordeno, y con las pocas fuerzas y la suerte que poseía en ese momento, subí a su espalda - ¿Lista? – yo asentí – Cuando desapareciste – soltó una leve risa – Venus y tus padres perdieron la cordura, la poca que les quedaba. Venus creyó que te habías escapado, pero era tan probable como que los humanos dejaran de perseguirnos. Todos te buscamos, en especial Dylan y Adalina, ellos recorrieron día y noche la isla en tu búsqueda. Dalan recorrió la isla unas mil veces, quizá más, pero simplemente no había rastro de ti, simplemente desapareciste. Venus llego a creer que alguien, de los nuestros, había llegado a la isla, pero no había pruebas que lo confirmaran, era solo otra teoría que se añadió. Anoche, por alguna extraña razón, tuve un sueño, uno muy raro – dijo y soltó un suspiro – Eras tú – dijo y yo me quede a esperas de la historia que estaba por contarme – Estabas en el pozo, cavando, como si hubiera algo importante que debieras hallar...

- ¿Por eso decidiste venir aquí? – ella asintió.

- Pero cuando llegue, no había nadie – soltó un largo suspiro – Pensé que jamás te volveríamos a ver y no fui la única en pensarlo – un silencio profundo nos inundó por un buen rato hasta que decidió seguir contándome – No quería regresar al campamento, entre el desorden de tu búsqueda hasta los entrenamientos desanimados, no quería regresar así que me quede aquí, esperando a que un milagro sucediera – rio entre dientes – Pero nunca me imagine que si seria un milagro. Un sonido ensordedor se escuchó antes de que las sombras del fondo del pozo comenzaran a moverse, lo primero que vi fue tu rostro, poco a poco tu cuerpo comenzó a salir, literalmente, tú estabas saliendo de las sombras. Admito que me paralice del miedo, creí que quizá era solo una pesadilla, no parecía que respiraras, pero me lance para comprobar mis pensamientos, por suerte estaba equivocada. Tus respiraciones eran débiles pero seguías viva. Hubo un punto en el que pensé que habías entrado en un coma, pero fue cuando tus ojos se abrieron, estaban completamente negros, entonces fue cuando comenzaste a toser y jadear, y luego te desmallaste de nuevo, comencé a sacudirte y a gritar tu nombre hasta que reaccionaste y seguiste tosiendo y jadeando por aire...

Siguió caminando y yo trataba de procesar la información que acababa de recibir, un nudo se formó en mi estómago, no sabía que pensar, una semana, una semana parecían horas, tiempo perdido sin respuesta. Anna paro de golpe y note que sus sentidos estaban alerta.

- ¿Hay alguien cerca?

- Shh.. – dijo mientras sus ojos recorrían todo el lugar a gran velocidad.

Siguió así hasta que sus ojos se tornaron azul marino y se detuvieron en la rama de un árbol, en donde un cuerpo inerte nos observaba, Dylan.

- Maldita sea, Dylan me has asustado – dijo Anna – Anda, ven, ayúdame a llevar a Tracy al campamento...

Pero Dylan no parecía están consiente, me miraba fijamente como si tratara de meterse en mi cabeza pero no pudiera, sus ojos estaban dorados y parecía que el oxígeno comenzaba a abandonarlo.

- Dylan – susurre y el cayo de la rama.

Mi corazón se paralizo y por unos segundos todo se tornó oscuro, cuando la luz regreso, Dylan estaba en mis brazos y yo me encontraba de rodillas sobre el suelo, Anna seguía en el mismo lugar, paralizada, estaba como a dos metros. El cuerpo de Dylan comenzó a convulsionar.

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora