HUNTER
Cuando Dana termina de vestirse con unos pantalones algo más grande de su talla y una camiseta básica de color rosa pálido, salimos de la habitación juntos a una enfermera que la lleva en una silla de ruedas hasta la salida. Kai ha ido a por el coche por lo que nos espera fuera para que Dana no tenga que andar más de la cuenta.
- Intenta no apoyar el pie ¿entendido? Ahora te dejo en buenas manos, tu hermano no se ha despegado de ti en ningún momento. Buena suerte chicos. – La enfermera que me dejó pasar la noche anterior a verla – y a la que mentí para ello – se despide con una sonrisa cordial y espera a que Dana se levante de la silla, para después llevársela.
- ¿Vamos? – La insto a caminar apoyada en mí. Asiente enrollando su brazo en mi cuello y tengo que caminar bastante agachado para que no se le disloque el hombro. No entiendo porqué no me deja llevarla en brazos, sería mucho más fácil, rápido y cómodo... al menos para mí.
Kai aparece por la esquina del edificio anterior y aparca frente nosotros. Se estira sobre el asiento del copiloto para abrir la puerta, esa puerta que solo él entiende cómo funciona y ayudo a Dana a sentarse en el asiento trasero tras levantar el asiento.
- Kai tío, te lo digo como amigo, deberías cambiar de coche. – Me burlo cuando consigo sentarme en el asiento del copiloto. Él solo resopla y arranca el coche.
Durante el trayecto hablamos de trivialidades ya que cuando Kai decide hacer su tercer grado, le hecho una mirada de advertencia que le queda claro al segundo de que no es el momento. Dana parece llevarse bien con él y eso por una parte me hacer sentir bien, pero por otra – y esta otra me cabrea – me incomoda un poco que tengan tan buen rollo, conmigo en cambio... parece que a veces le cuesta hablar.
Unos veinte minutos después llegamos a una calle con casas algo destartaladas y pequeñas. El conjunto de todos los jardines de la zona podrían perfectamente formar el mío, y por un momento me pregunto cómo Dana puede vivir en un lugar así e ir al mismo instituto al que voy yo. Pero después entiendo que una beca será la menor de las ayudas que tendrá para poder pagarlo.
No sé qué hago pensando esto, ni siquiera me importa... o no tendría por qué. Bajo del coche para ayudar a Dana a salir y la acompaño hasta la entrada.
- Gracias, y dáselas también a Kai por traerme. – Sonríe dándose la vuelta para abrir la puerta. – Agarro su brazo para intentar ayudarla pero se aparta arguyendo que su madre debe de estar esperándola dentro y que ella la ayudará.
Entra en su casa y cierra la puerta tan rápido que no me da tiempo a observar más que la entrada que se une al salón, eso es todo. No lo tengo mucho en cuenta ya que su padre me ha invitado a cenar y por ende, conoceré su casa.
Vuelvo al interior del coche donde Kai me espera y por su expresión tengo claro que mantendremos una larga charla de vuelta a casa. Genial.
- Entonces... ¿Te han disparado? Joder tío aún no me lo creo. ¡Mola! – Se tumba boca arriba sobre mi cama tras contarle la historia entera. No he podido dejarme ni un detalle, cuando intentaba contarle algo por encima para acortar el discursito lo notaba y rápidamente me hacía retroceder.
- Créeme, no mola nada.
- Enséñamelo. – Se levanta con un movimiento rápido y se acerca a mí, que estoy sentado en la silla del escritorio.
- Ni hablar, está tapado, cuando se cure te enseño la cicatriz. – Le aparto de mí riendo por su expresión de desagrado. Hablando de agradar, yo ahora mismo estoy agradecido de que mis padres no estén en casa, ni siquiera mi tío, pero ese capullo nunca suele estarlo. Ojalá pudiera viajar con él mientras hace sus sesiones de fotos, su trabajo es la leche.
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TU ELIGES (Completa)
Teen FictionLos bailes siempre suelen ser noticia de celebración, pero al parecer para Dana no es así. Puede que simplemente sea porque odia ser el centro de atención... o porque no quiere que sigan acosándola, o tal vez porque por alguna extraña razón del dest...