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- ¿¡QUÉ!? – Me levanto de las escaleras como un resorte y le miro desde mi altura. ¿Cómo se atreve a preguntarme algo así tan a la ligera?

- Escúchame...

- No, ni hablar. ¿Te crees que puedes pedirme algo así sin más? – Camino en dirección hasta mi casa pero no consigo dar demasiados pasos pues Hunter me sujeta del brazo.

- A ver cabezona. Déjame que me explique – Suspira restregándose el pelo una vez se asegura de que no voy a volver a huir. – Les dije a mis padres que tenía novia y necesito que se lo crean porque la quieren conocer. Así que necesito que me hagas este pequeño favor Dana, solo será una noche. Tampoco te estoy pidiendo que finjas casarte conmigo.

- No, solo que finja estar enamorada de ti. – Murmuro mirando hacia otro lado. Ahora me siento peor porque no me lo estaba pidiendo en serio.

¡Claro que no te lo estaba pidiendo en serio! Como si un chico así fuera a fijarse en mí.

- Vamos, hazme este favor. Míralo como un pago por dejarte las muletas. – Su expresión de niño bueno poniendo ojitos me hace reír y con eso le basta para entender que lo haré. Claro que lo haré, como si pudiera resistirme.

Estira los brazos y me levanta del suelo en un abrazo de oso que nos hace girar a ambos. Después me suelta y entramos en su casa hasta su cuarto para prepararnos antes de que sus padres lleguen para la cena.

Sobre las ocho y media más o menos decidimos bajar al piso inferior para comenzar con la función y mis piernas tiemblan de los nervios, tengo miedo de que mi voz vibre cuando hable. Si es que decido abrir la boca.

Hunter sujeta mis manos para que deje de jugar con ellas cuando ya estamos abajo. Sé que ya he conocido a sus padres pero no es lo mismo estar en su territorio a tener que estar en el hospital donde era un lugar neutral. Ahora los dueños son ellos y cualquier cosa que diga pueden utilizarla en mi contra.

Por Dios ya hablo como si fuera una delincuente.

- Recuerda lo que te he dicho, es mejor que actúes como si solo fuéramos amigos a que comiences a divagar. Y relájate, eras tú la que les defendía tanto y decía que eran buenos padres. No tienes nada de lo que preocuparte entonces. – Me echa en cara mis palabras con un tono bastante de burla que me gustaría darle un golpe ahora mismo pero no es el mejor momento ya que los padres de Hunter entren en el salón en ese mismo instante.

Ay madre.

- Hijo, no nos habías dicho que tuvieras visita. Iba a llamarte ahora para la cena. – Su madre sonríe en mi dirección mostrando que claramente me recuerda.

- Perdonad, era una sorpresa. – Hunter sonríe en mi dirección y agarra mi mano. Los dos bajan la vista hacia ese gesto y queda claro lo que su hija ha querido decir con eso.

- Así que ella es tu novia. – Aclara su padre en forma de saludo ya que no había abierto la boca hasta ahora.

- Eso es, supongo que la recordarás. Dana. – Me empuja levemente hacia delante para que les salude y yo temerosa acerco la mano hacia el centro para estrechársela y me obligo a sonreír. Dios no entiendo por qué estoy tan nerviosa son solo unos padres no me van a comer.

- Encantada señor Hudson. – Estrecha mi mano y solo asiente sin decir absolutamente nada. Su madre en cambio me envuelve en un rápido abrazo y con un gesto nos anima a sentarnos para cenar.

TU ELIGES (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora