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DANA

Siento el brillo del sol rascar con fuerza mi espalda, ahora desnuda porque las mantas se han escurrido hacia abajo. Parpadeo tragando saliva para despertar la garganta y demás partes de mi cuerpo, y lo primero que veo es un cuerpo duro bajo el mío. Levanto la vista y contemplo a Hunter dormir plácidamente, como si no tuviera problema alguno para dormir. Su respiración está acompasada con la mía y me quedo por un instante embobada, tiene una pequeña cicatriz sobre la mejilla y unas pestañas de las que cualquier chica envidiaría tener.

Un carraspeo me saca de mis ensoñaciones y levanto la vista hasta darme cuenta de que hay otra persona en la habitación.

Mierda... Y yo aquí babeándole la camiseta al bello durmiente.

- Buenos días. – Sonríe socarronamente hacia un lado y se cruza de brazos.

Le devuelvo la sonrisa pues le reconozco. Un chico bastante alto y de ojos rasgados, siempre está comiendo sushi en el comedor y nunca le he visto con una expresión seria en la cara. El mejor amigo de Hunter, sin duda alguna.

- ¿Cómo te encuentras? – Pregunta sentándose en el sillón adjudicado a Hunter para dormir esta noche – cosa que no ha hecho visto lo visto – Y señala mis pies refiriéndose a mi herida.

- Bien gracias. – Me incorporo para no sentirme tan incómoda ya que estoy prácticamente enseñando el culo tras de mí y haciendo acto de presencia, mi vena patosa hace de las suyas y en vez de apoyar el pie bueno, lo hago con el otro y juro que veo las estrellas.

- ¡Putain mon pied! – Gruño de dolor incorporándome por completo y llevándome la mano a la zona herida.

- ¿Dana? – La voz adormilada de Hunter no se hace esperar y cuando comprende lo que me pasa se levanta hasta estar cerca de mí. Me acaricia la espalda en un intento vano de atenuar el dolor y poco después va desapareciendo, respiro hondo y me giro hasta encararle para ver que no me quita la vista de encima.

- Estoy bien.

Asiente apretando mi mano y después se gira hacia Kai levantándose para darle un abrazo de esos de colegas en los que se dejan la espalda. Intento disimuladamente colocarme bien el camisón y después peinarme los horrorosos nudos que debo tener en la cabeza.

Dios, deben creer que soy una bruja recién levantada.

- ¿Qué haces aquí tío?

- He venido a ver si puedo ayudar en algo, no lo sé. Anoche me dejaste preocupado con lo de tus padres y todo eso. Además, tienes que contarme qué coño os pasó porque no especificaste mucho por teléfono. Sí, recuerdo que mencionaste muy por encima que te pegaron un tiro, cabrón. – Le recrimina a punto de darle un golpe en el brazo, pero pensándoselo mejor, le pega un puñetazo en la pierna.

- Lo siento, no era buen momento. Ni ahora. Tenemos que esperar a que venga la enfermera para ver qué le dice a Dana y así poder llevarla a casa. – Explica Hunter acercándose al baño. Oigo que abre el gripo, seguramente para lavarse la cara – cosa que a mí tampoco me vendría nada mal para despejarme – mi cabeza aún anda algo embotada.

- Está bien, voy a llamarla y después os acompaño. He traído el coche, ¿te parece? – Se dirige a mí regalándome otra de sus sonrisas.

- No quiero molestar. – Me pongo de pie en junto a la cama y justo veo a Hunter salir del baño colocándose bien la camiseta con manchas de sangre cerca del bolsillo del pantalón.

TU ELIGES (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora