Capitulo 2

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El resto del turno de Julia pasó con una lentitud insoportable para ella. El flujo y reflujo estable de recién llegados fue menguando, haciendo que el tiempo pasase más lentamente. Julia hizo todo lo que pudo para pasar el tiempo. Leyó, limpió, dibujó, y contó los cuadrados en la alfombra geométricamente diseñada bajo sus pies. Pero su autonombrado trabajo sólo sirvió para suplir una pequeña cantidad de tiempo, o así es lo que pareció para su corazón y mente ansiosa. Estaba demasiado excitada acerca de su cita para abstenerse de mirar su reloj de pulsera cada pocos minutos, una acción que estaba segura, solo servia para hacer que el tiempo pareciera correr aún más lentamente.
Después de que lo que pareció una eternidad interminable, el reloj de pulsera de Julia le dijo que estaba a menos de veinte minutos para acabar su turno y uno de sus compañeros de trabajo llegaría para relevarla de su puesto.
— Hola Julia. ¿George ha vuelto a jugártela otra vez, huh?
Julia sonrió a Nora cuando ella se le unió en la parte trasera de la conserjería. Nora era preciosa, una joven de treinta años, aspirante a actriz y modelo. Y era preciosa tanto por dentro como por fuera. A Julia le gustaba mucho y sabía que aunque ella no tenía a menudo éxito en encontrar trabajo en su campo seleccionado, no obstante era digna de sus aspiraciones.
— Si, has acertado a la primera.
— ¿Por qué no me has telefoneado? Habría llegado más temprano.
Julia no había telefoneado a Nora porque sabía que ella había estado pasando la tarde con su hija pequeña. Nora tenía dos trabajos de horarios completos mientras no fuera lo suficientemente afortunada para conseguir un pase de modelos, lo mejor para sostenerse a sí misma y a su traviesa hija de seis años de edad y Julia no le habría quitado a Nora el poco tiempo que tenía en casa para descansar. — Bueno, me figura que podía hacer un dinero extra, ¿sabes? Y sabía que tú y Amy iban a cenar esta noche antes de entrar a trabajar.
— Oh Julia, eres un encanto al recordarlo. Pero habría venido antes si me hubieras necesitado.
— Lo sé y por eso es que no llamé. —Las dos mujeres se sonrieron la una a la otra.— ¿Cómo está Amy? —preguntó Julia.
— Grande. Ella ha puesto una de tus pinturas de dedos en el vestíbulo para el día del padre la semana próxima.
— Es grandioso. Apuesto que le entusiasma realmente.
— Oh si. Ella ha estado hablando de eso sin parar durante dos días. —Nora se rió, un sonido ronco, jadeante que en cualquier otro podría haber sonado artificial, pero era parte inherente de lo que era Nora.
— Recuerdo la primera vez que tuve uno de mis dibujos colgado en la escuela. Estaba tan orgullosa. También estaba en la guardería, pero nunca me olvidaré cómo me estremecí al ver venir a perfectos desconocidos para observar mi trabajo.
— Un día tendrás eso, sólo que serán centenares, miles, los que vean tu trabajo. ¿Puedes imaginar como estarás de excitada?
Julia sonrió, maravillándose por la sinceridad y lo positiva que Nora se ponía cuando ella hablaba de su arte. Pero ella siempre había sido de esa forma, y cuándo Julia le había dado a Nora y la pequeña Amy una pintura suya en la Navidad, Nora aumentó aún más su animación y generosidad con su alabanza.— Y tú un día serás una estrella, ocupando las páginas de cada revista de modas.
Nora suspiró y con una pequeña sonrisa cansada se sentó en una silla al lado de Julia.— Es entretenido soñar, ¿verdad? Pero yo tengo una noticia, estaré en el catálogo Fall Aurora. No es mucho pero mantendrá a raya las facturas por unos pocos meses.
— ¡Es grandioso! Aurora es una tienda de departamentos grande y un montón de personas ricas van allí. La exposición para la revista podría ser genial para ti.
— Lo sé, pero trato de no ilusionarme así no me haré muchas esperanzas, ¿sabes?
Desafortunadamente Julia lo sabía demasiado bien. En la gran ciudad de Nueva York, nunca era bueno contar los pollos antes de que estos empollaran. Y eso era especialmente cierto en cualquiera de las artes o industrias del entretenimiento. Había demasiadas personas alrededor de ese campo como para asumir que alguien podía brillar como un diamante en medio de ellos sin haberlo hecho en alguna otra parte antes. Era duro romper ese pensamiento, más duro de lo que cualquier persona fuera del negocio podía suponer.
Julia sonrió con simpatía y comprensión, luego recordó sus buenas noticias— Oh Nora, no creerás lo qué me ocurrió esta noche. —Ella procedió a contar a su amiga los detalles de su cita con el peligroso y exótico Nikolai Tamits en la habitación 1203 y su propuesta romántica e inesperada de la cena.
— ¡Oh, lo he visto Jules y él es totalmente ardiente! Betty y yo trabajábamos cuando se registró la semana pasada. Habitualmente entra por la noche, solo, y se dirige hacia su cuarto sin detenerse a preguntar si ha recibido algún mensaje. Betty y yo pensamos que era gay al principio porque apenas se fijó en nosotras más que para un rápido vistazo cuando se registró.
— ¡Ahora solo dices eso para aumentar mi ego, así me sentiré honrada como él me invitó para cenar a mí cuando podría haberte invitado a ti o la preciosa y bromista Betty! —Julia puso sus ojos en blanco.
— No, te digo la verdad. Betty le hizo guiños durante todo el tiempo pero él apenas la miró. Él me miró a mí, atentamente es todo lo que puedo decir acerca de eso, pero esa mirada hizo que mis rodillas empezaran a convertirse en agua, aunque se que no significaba nada para él, estoy segura. ¡Estoy tan contento al oír que conseguiste capturar sus ojos, es tan excitante! ¿Cuándo fue la última vez que tuviste una cita? Una cita real, digo, no una excursión con un compañero de clase o cualquier cosa.
Julia lo pensó por un momento y fue bochornoso darse cuenta de que podía recordar cuándo había salido a divertirse con alguien.— En la escuela secundaria, creo. —Ella se rió de la expresión conmocionada de Nora.— Pero es lo mejor porque no he tenido tiempo para acosar al sexo contrario con todo el trabajo que he estado haciendo desde que me mudé aquí, preparándome para la escuela.
— Querida, no importa cuán duro sea el trabajo, yo siempre tengo tiempo para acosar al sexo contrario —dijo Nora con voz deliberadamente erótica.— ¿Si no lo hiciese no tendría a mi chica nena y entonces que haría yo? Y el Señor sabe que ella es mi orgullo y mi alegría. ¿Qué haría sin ella? Estaría tan sola como tú, sin intención de ofender.
— No lo haces. Estoy sola algunas veces, pero manejo mi vida de la única forma que sé y afortunada o infortunadamente, de cualquier forma que quieras mirarlo, tengo poco tiempo para mi o para hacer el papel de chica ansiosa. Además los únicos hombres que alguna vez están interesados en tener una relación o, por lo menos, chocan peligrosamente conmigo, son generalmente la clase de la que yo intento escapar.
— Oh cariño, es solo que no te relacionas directamente con los hombres, ese es tu problema. Si hicieras tiempo para salir por la ciudad, entonces encontrarías a hombros ansiosos que darían cualquier cosa por "chocar peligrosamente" —Nora rió disimuladamente en la frase— contigo.
— No me preocupa tanto la parte de ansiosos como la parte de "dar cualquier cosa". No quiero un esclavo, no me entiendas mal, solo quiero a un hombre que este dispuesto a esforzarse para ganar mi corazón. Quiero a un hombre, un buen hombre, que me ame sin importarle mi aspecto al levantarme por las mañanas, que frote mis pies después de un duro día y así sucesivamente. Quiero a un hombre que me quiera, no sólo para el sexo, sino también para conversar, conversación inteligente. Alguien que trate de hacer bajar la luna para mí y me aprecie siempre contra viento y marea. Eso es lo que quiero.
Las dos amigas suspiraron entre sueños.
— Pero cariño, —dijo Nora suavemente— los hombres como esos son pocos y eso si existen más allá de las cubiertas de una novela romántica. ¿Por qué no marcas el listón un poco más bajo? No podrás encontrar un gran romance, el mágico de tus sueños, pero por lo menos encontrarías felicidad. No dejes fuera tu oportunidad de satisfacerte con un hombre normal, defectuoso, por intentar encontrar al caballero perfecto subido a un caballo blanco. Esos no existen.
— Lo sé. Pero no estoy lista para poner los pies sobre la tierra todavía, podría ser que en alguna parte allí afuera, este el hombre perfecto para mí. Cuando este lista para estabilizarme, ahogaré mis tontos sueños pero por ahora...
— Si, lo entiendo. Como yo digo, es más entretenido soñar. Ahora, cambiemos de tema, o me deprimiré yo también. ¿Has traído ropa para cambiarte para la cita?
— No, tendré que ir con lo puesto. Al menos es negro. Necesitaré todo lo que pueda ayudar a parecer más delgada, ya sea un truco visual o no.
— Oh calla acerca de tu peso, Jules. No estas gorda. Eres curvilínea. Hay una diferencia grande.
— Estupendo, gracias por el ánimo Nora. Viniendo de alguien tan delgada y escultural como tú, eso me hace sentir mucho mejor.
— Abandona esa mirada, pareces que hubieras comido un limón. Tu cara se congelará de ese modo si la mantienes así. ¿No te dijo tu madre alguna vez eso? De cualquier manera, no puedo remediar ser como soy, no soy una fanática de la salud, eso seguro, simplemente soy afortunada con mi metabolismo por ser alta, porque cómo como un caballo. Supongo que tengo buenos genes.
— Mi corazón sangra por ti, realmente lo hace —bromeo Julia.
— Oh cállate. En realidad, no necesitas ser tan dura contigo misma respecto a tu apariencia. He visto cómo te encorvas todo el tiempo para esconder tu pecho, necesitas ponerte más recta y lucir esos senos. Ya desearía yo estar tan dotada como tú. Pero, —suspiró con efecto dramático— supongo que alguien tiene que ayudar al negocio del sujetador de Victoria's Secret. Gracias a los dioses por el sujetador Miracle.
— No me encorvo para esconderme, me encorvo porque son muy pesadas. —Julia dijo esto con cara seria pero no pudo aguantar la risa cuando Nora se sofocó.
— Ah Jules, siempre haces que me ría. —Nora pasó un pañuelo sobre una lágrima de su ojo con una mano que tenía hecha la manicura.— Pero en serio, eres demasiado dura contigo misma acerca de tu aspecto general.
— No estoy realmente tan preocupada con mi aspecto general, o por lo menos no lo suelo estar. Pero crecí en un pueblecito donde la imagen no significaba nada, así que mi peso y constitución nunca fue un problema. Pero después, al venir aquí...
— Todo el mundo está preocupado con su imagen aquí. Es duro no notarlo y quedar atrapada en eso. —terminó Nora por ella con una apariencia sabia en sus ojos.
— Exactamente. Todavía estoy ajustándome a eso. La primera semana que viví aquí, fui rechazada no sé ni en cuántos trabajos y yo sé que fue porque mi apariencia no era la que se esperaba. Podía verlo en la gente que me miraba, como si fuera un perdido perro mojado. Inmediatamente tuve que cambiar mi guardarropa y empecé a utilizar un peinado diferente. Habría muerto de hambre si no lo hubiese hecho.
— Bueno, yo me alegro de que obtuvieras trabajo aquí. Eres muy divertida, Jules. Y un día encontrarás al tipo correcto, alguien que te hará muy feliz por ser quien eres. ¿Quién sabe... tal vez que ese tipo sea Nikolai Tamits?
— No sé. Lo dudo mucho. Pero estoy segura de que será entretenido para salir. —Julia mostró una abierta sonrisa malvada.
— ¿Esa es la verdad, cariño? Caramba, ese es el tipo de experimento que condimenta la vida de una mujer.
Julia empleó los siguientes momentos para ordenar el área de trabajo y bromear con Nora acerca de cosas insignificantes. Pero todo el rato ella intentaba mantener bajo control la excitación que crecía en su cuerpo cuando pensaba en lo que podría ocurrir en las horas siguientes. La anticipación solo estaba instigándola en un frenesí. Ella casi bailaba de puntillas cuando se ocupó de finalizar su turno.
Julia estaba en la oficina situada justo en la parte trasera del área de recepción, dejando en orden las entradas del registro que había acumulado durante su largo día, cuando oyó la voz de Nikolai a través de la puerta abierta.
— Ando buscando a la Srita. Julia Thurman. ¿Está todavía aquí?
— Si, esta terminando su turno, en la parte trasera. Le llamaré para usted. —Julia dejó que Nora entrara en la oficina y la buscase, no queriendo parecer más ansiosa para el erótico Nikolai, en vez de seguir su primer impulso, el cual era saltar del cuarto con una sonrisa excitada en su cara.
— ¡Él está aquí! Apresúrate, chica, antes de que se escape —murmuró Nora excitadamente.
— ¿Cómo está?
— Buenísimo, para comérselo. Ahora venga vete. Y por Dios, pon los hombros rectos. ¡Hazle la boca agua!
Julia amortiguó una risa con su mano, enderezó sus hombros como Nora le había instruido, y caminó hacia fuera para encontrarse con su cita de la noche.
Cierto fue que, como Nora obviamente había predicho, esa mujer sabía más de la cuenta acerca de los hombres, los ojos de Nikolai fueron directamente a sus pechos. Y se quedaron allí. Julia envió una mirada rápida a Nora, quien le devolvió un guiño astuto y una sonrisa, antes de pasearse alrededor del escritorio.
Él era más alto, así como más ancho de hombros de lo que ella recordaba, pero cuándo se habían encontrado antes, ella había estado sentada detrás de un mueble mostrador y él había estado recostado sobre el. Ahora que estaba de pie a su lado, lo cual ya era emocionante de por sí, se dio cuenta de que él era varios centímetros más alto que ella. Le hacía sentirse realmente bajita, lo cual no era necesariamente una mala cosa según su opinión. Quizá, dado su gran tamaño, él no la encontraría tan grande en contraste. Tal vez la encontraría meramente... curvilínea. Él estaba vestido ahora de forma diferente, con una camisa gris holgada y pantalones negros flojos. La línea firme de su mandíbula estaba frescamente afeitada y ella podía oler el débil aroma de su loción para después de afeitarse sazonada con especias. Aunque había encontrado su apariencia barbuda irresistiblemente erótica, quedó impresionada de que él se hubiera molestado en arreglarse tan a fondo para ella.
— ¿Estás lista para cenar, querida Julia? Encuentro que estoy ciertamente famélico.
Julia no pasó por alto que sus ojos apenas se desviaron del rumbo de sus pechos cuando le habló. Por primera vez en su vida adulta, se sintió verdaderamente poderosa en su feminidad voluptuosa. Se decidió a saborear cada momento de ello. — Estoy lista. ¿Nos vamos?
Nikolai tomó su mano y la colocó en su brazo. Con cualquier otro, el gesto podría haber parecido un poco artificial, pero dio la apariencia de ser un movimiento normal y casi reflexivo por su parte. Él finalmente alejó sus ojos de su pecho y los orientó hacia el ascensor. Julia escatimó una última mirada hacia atrás a su amiga y le mando lo que ella sabía era una sonrisa absurda y excitada. Nora le devolvió la mirada, estaba literalmente dando tumbos en su asiento felizmente, y los observó hasta que caminaron a grandes pasos fuera de su vista.
Las puertas se cerraron alrededor de ellos, alejándolos totalmente del mundo exterior. Julia se encontró ansiosa por comenzar la aventura de la noche. Había pasado demasiado tiempo desde que se había sentido tan excitada, tan impaciente por una cita para cenar, que celebró la alegría del momento. No tenía duda en su mente de que esta noche sería la mejor que hubiera tenido hacía tiempo.

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