Capitulo 16

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— El Sr. Darkwood la verá ahora, Srta. Thurman.
Julia agradeció al recepcionista y fue a la puerta que separaba la oficina de Adrian Darkwood del vestíbulo de la oficina principal de Living Forest. El grupo de conservación había sido una piedra angular en la preservación de la vida silvestre y de selvicultura en los pasados cuarenta años, aun Julia, quién no estaba decididamente al corriente de tales empresas, había tenido noticias de sus grandes logros, y no sólo a través de desempeñar el papel de anfitriona de sus fiestas. El grupo de conservación Living Forest y sus representantes estaban a menudo en las noticias, trabajando en salvar todo lo que podían de la Tierra y sus criaturas, conservándolas para generaciones futuras.

Abriendo la puerta, Julia fue golpeada nuevamente por esa extraña sensación de obligación, como si sus acciones no fueran sólo por elección suya, e introducida con una sensación mezcla de anticipación y temor.

Adrian Darkwood estaba sentado detrás de un gran escritorio ornamentado de roble, con un inequívoco diseño nativo de América. Búfalo y Alce estaban esculpidos en diversas escenas de pelea sobre grandes llanuras, siendo perseguidos por guerreros a caballo y a pie con sus perros de caza. Era una gran pieza de arte que complació inmensamente al perspicaz ojo de Julia.
— ¿Dónde encontró usted su escritorio? Amo las tallas incrustadas. Le ha debido llevar al artista una eternidad solamente capturar las escenas

— Ay, mi encanto se empaña ante mi escritorio —dijo él con una cálida sonrisa, obviamente de ningún modo disgustado con su reacción.— En realidad, mi padre talló la pieza en honor al comienzo de mi trabajo aquí diez años atrás. Él estará complacido de oír sus comentarios, pues usted misma es una artista. ¿No es así?
Julia arrancó sus ojos del escritorio, sorprendida de que él supiera eso acerca de ella.— Sí, lo soy —dijo ella orgullosamente.— ¿Pero cómo sabe usted eso?
— He visto una parte de su trabajo en su escuela, en la galería
— ¿De verdad? —Ella estaba conmocionada de que él tuviera conocimiento de la escuela a la que asistió. Qué extraño.— Espero que le haya gustado lo que vio, aunque le puedo decir ahora que desde entonces he hecho cosas mejores

— Un verdadero artista nunca deja de aprender su oficio. Y sí, me gustó mucho lo que vi. Usted tiene verdadero talento, Julia. Un raro y maravilloso regalo
— Gracias —Había crecido más y estaba más acostumbrada a no sonrojarse y tartamudeo en medio de una conversación así. Ella cuadró sus hombros y continuó, notando un viejo, gastado libro ante Adrian sobre el escritorio por el rabillo de su ojo.— Pero no vine aquí para discutir mi arte, por más agradable que pueda ser para mi ego
Adrian se rió, echando hacia atrás su atractiva cabeza y centellando sus brillantes dientes blancos.— Por supuesto que no —Su risa ahogada se apaciguo.— ¿Tiene hambre, Julia? Yo estoy famélico

Con cierta sorpresa Julia notó que de hecho estaba hambrienta, si bien había comido algo de mantequilla de maní con galletas antes de dejar su apartamento.
Pero Adrian no le dio tiempo a inclinar la cabeza para asentir antes de levantarse de su asiento. Él agarró el libro y caminó alrededor del escritorio hasta su lado.— ¿Por qué no vamos calle abajo al pequeño restaurante y tomamos un bocado para comer?, yo invito. Encuentro que esa seria conversación fluiría mejor sobre una buena comida saludable —Él le ofreció su brazo en un gesto galante.

Julia sonrió y aceptó su oferta y juntos salieron del edificio en busca de comida.
Inadvertidamente, su observador los siguió a distancia prudente.
* * * * *

— ¿Entonces por que me llamó, Julia Thurman? —preguntó Adrian mientras la ayudaba a sentarse en la mesa.
Julia lo pensó, luego dijo firmemente y sin vergüenza— Para ser honesta, no tengo idea real de por qué vine hoy. Sólo sentí que tenía que hacerlo, que tenía que hablar con usted. Tiene algún sentido para usted, porque realmente no tiene mucho sentido para mí

— ¿Tal vez tiene preguntas para mi? —urgió él.
— ¿Qué respuestas podría darme? Usted no tiene idea de lo que esta pasando en mi vida ahora mismo, créame
—Me dirá si tengo razón en decir que esas preguntas involucran a nuestro Sr. Nikolai Tamits, ¿no es así? —Sus oscuros ojos color chocolate eran sabios más allá de sus años, todo sabiduría y poder en su conocimiento.

— ¿Por qué debería admitirle algo a usted? No lo conozco
— Pero puedo asegurarle que yo la conozco a usted, Julia. He hecho lo posible por aprenderlo todo sobre usted
— ¿Por qué haría eso? —preguntó Julia sorprendida.
— Siempre hay razones para lo que hago, Julia, no tenga dudas de eso. Y le prometo que mi interés por usted y por su ruso perdido no tiene viles intenciones. No deseo enemistarme con usted
— Cómo supo que Nikolai esta... —Ella se rezagó no sabiendo cuanto revelar y cuanto guardarse para ella.

No tenía importancia. Adrian obviamente estaba bien informado.— ¿Desaparecido? ¿Que su paradero ha sido incierto por los pasados cuatro días? —Julia se quedó sin aliento por su exactitud— Se lo dije. He hecho lo posible por saber todo lo que pudiera de usted y Nikolai. No fue difícil descubrir que usted ha registrado su salida del hotel, y que él todavía tiene que regresar a la casa de sus familiares en Rusia

Julia comenzó con ese pedacito de información— ¿Entonces él está todavía aquí? ¿No ha vuelto a casa? ¿Sabe dónde está? —Julia gruñó y cerró sus puños sobre su regazo para refrenarse de extenderse sobre la mesa hasta las solapas de Adrian, lo mejor para sacudir la información fuera de él, y tomó el aliento profundo y firme.

— Por favor cálmese, Julia. No sé dónde está Nikolai en este momento —Sus oscuros ojos examinaron el área, como si esperara encontrar las respuestas a las preguntas de ella en medio del remolino del abarrotado restaurante, antes de llegar a descansar nuevamente sobre ella.— Y yo sólo sé que él no ha regresado a casa porque hablé con su prima política, Brianna Basileus, quien es también CEO de nuestra compañía. Ella me dijo apenas esta mañana que no tenía información de él desde que dejó su apartamento cuatro días atrás

— ¿Entonces ella habló con él? ¿Qué dijo él? ¿Está bien?
— Su esposo, Ivan, habló con él. No sé los detalles de la conversación. Lo siento
El corazón de Julia cayó. Ahora ella tenía más preguntas que antes. ¿Si Nikolai no había regresado a casa, entonces dónde estaba? ¿Por qué él no vino a ella? ¿Estaba a salvo, o el cambio lo había tomado y puesto en peligro?
— Ya no entiendo que está pasando. Estoy tan confundida por... todo —admitió ella, colocándose descuidadamente sobre la silla con un cansado lamento.

— No hay nada que pueda hacer más que preocuparse por ahora, Julia, así que déjelo ir. Por ahora, hay mucho por discutir entre nosotros dos sin la preocupación por Nikolai y su paradero. Hay mucho que usted debe aprender, sobre usted misma, no tengo duda. Esta cambiando, Julia, de muchas formas. Lo puedo ver. Aquellos alrededor nuestro lo pueden sentir, aunque no lo entienden. Usted necesita sus respuestas y oirá todas las que pueda darle, se lo prometo. Pero primero, ordenemos nuestra comida. Ah, sí, aquí viene nuestro camarero —Adrian le envió un reconfortante guiño y una sonrisa mientras hacía señas al camarero para que se acercara.

Extrañamente ella se fue sintiendo cómoda alrededor de Adrian Darkwood, a pesar de todas sus palabras secretas. Él era un hombre inusual, un hombre hermoso, aunque ella notó esa verdad con su ojo de artista y no con su libido, pero él tampoco era amenazante. Julia sospechó, de hecho, que podría ser un poco amenazante y peligroso si surgía la oportunidad, pero por ahora él sólo era un individuo amable, ofreciéndole el bienestar de su compañía. Le parecía un enigma, al mismo tiempo apacible y volátil en emoción y conducta. Qué extraño haber advertido tal cosa, ella que nunca había sido capaz de medir con éxito a un miembro del sexo opuesto en su vida.

— Ordeno por los dos, ¿Julia? —preguntó él amablemente, rompiendo sus pensamientos con su melodiosa voz.

— Seguro, es su dinero —respondió ella ligeramente con una sonrisa insegura.
— Bien entonces, señor —Adrian dirigió la palabra a su mesero.— Me gustaría ordenar dos solomillos. Muy poco asados

Hola mis preciados y escasos lectores..., se acerca ya el final de esta historia , este mensaje es solo para recordarles que si quieren que publique algún libró de su preferencia , solo pónganlo en los comentarios ó en mi tablero.

También para que se pasen por alguna de mis otra novelas publicadas , saludos Cleas.

Mordida +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora