Capitulo 17

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Julia comía con un apetito voraz, devorando su bistec, casi crudo; ella, que nunca lo había disfrutado si no estaba medio quemado. Y ni una sola vez en su vida, sin bañarlo en salsa; sin embargo, ahora, había preferido dejar todo el sabor y la textura del corte jugoso de la carne roja. Qué raro.
¡Qué delicioso! Estaba sorprendida al notar que casi se podría comer otro, de tanta hambre que tenía hoy.

— Sencillamente lo que le digo es esto. Cariño, has sido infectada por un hombre lobo.
Julia se sobresaltó despertando del estado de bienestar que le estaba proporcionando su comida. ¡No había escuchado ni una sola palabra de las dichas por Adrián en los últimos diez minutos! Había estado absorta en lo mucho que le gustaba su bistec. ¿Qué había dicho?

— ¿Podrías repetir lo último que has dicho, Adrián? Juraría haber entendido que dijiste... —dijo vacilando.
— Has sido infectada por un hombre lobo. Por Nikolai. Ahora es solo cuestión de tiempo.
— Que yo...Perdona; ¿Qué quieres decir? ¿Qué hiciste para saber que Nikolai es un...?
— ¿No me has estado escuchando? —La regañó.
— Es que... tenía tanta hambre... Y el bistec estaba tan bueno. Normalmente no como el bistec así. De hecho yo... yo nunca lo hago. —Julia notó como se le contraía el estomago de miedo y sus palabras se volvían roncas y vacilantes con su nerviosismo.— ¿Qué... que has dicho?

— Nikolai es de una raza de lobos-personas, un hombre lobo, a falta de un término mejor. ¿Pero ya lo sabías, o no?
— Sí —admitió en un susurro.— ¿Cómo, entre todo el mundo, lo sabes tú?
— He pasado mi vida entera estudiando sus tribus.
— Pero, él me ha dicho, que la suya es la única descendencia.
— Está mal informado. Pero no es culpa suya. La mayor parte de su raza vive en secreto y nunca aprenden de otros que no sean de su propia familia. Nikolai mismo se crió en una zona remota, sin posibilidades de encontrar a otros que fueran como él. Su familia vive muy alejada; habiendo vivido en la zona alta de su cordillera durante muchos siglos, nunca han sentido la necesidad de aventurarse mucho más allá de sus fronteras. No es sorprendente que ignore las repercusiones del apareamiento entre sí mismo, un alfa, y una humana.

— ¿Qué... repercusiones?
— No has escuchado nada de lo que te he dicho —dijo riéndose entre dientes; pero era un sonido melancólico— Te asustaras al principio, pero es normal. Has formado pareja con un varón alfa de una fuerte especie de hombre lobo. Te ha mordido, ¿verdad? Sospecho que es así.

— S-si... él me mordió. Pero no fue malo, solo un pellizco. —Sintió la necesidad de defender la perdida de control de Nikolai.
— Pero sus dientes penetraron a través de tu piel. ¿Te hizo sangre?
— Un poco —admitió.
— Pues entonces has sido infectada por el veneno que hay en las glándulas que se encuentran detrás de los colmillos de Nikolai. Él inyectó ese veneno, hormona, enzima o como quieras llamarlo, en tu corriente sanguínea, cuando penetró a través de tu carne. Probablemente se encontraba en un estado salvaje, agitado e irritable antes de morderte, y después se calmó, ¿no es así?
— S...s-si. —Oh Dios mío, ¿como puede estar pasándome esto? ¿Estoy soñando? ¿O es que verdaderamente he perdido el juicio?

— Su instinto le hace reclamarte, unirse a ti y hacerte como él. Aunque dudo de que se de cuenta de eso. Sospecho que te dejó porque tuvo miedo de hacerte daño de alguna manera, especialmente después de morderte.
— ¿Cómo puedes saber todo eso? No entiendo cómo puedes tener todas esas respuestas, cuando Nikolai no las tiene.

— Es porque provengo de la misma raza que Nikolai. También soy un hombre lobo, o un skinwalker, como me llamarían otros. Supe, desde un principio, que Nikolai era uno de nosotros, en cuanto me dio la mano. ¡No tengas miedo! —Trató de alcanzar su mano a través de la mesa, cuando ella se quedó sin aliento ante las inesperadas noticias.— Somos muchos; más de los que podrías imaginar, estoy seguro. Pero no es tan intimidante como podrías esperar. —Le dijo, en un esfuerzo por tranquilizarla.
— No te creo —dijo con voz inestable, sabiendo en el fondo de su mente, que todo lo que le decía era verdad.

Mordida +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora