Capitulo 11

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Largas horas pasaron y con ellas vino el amanecer y el momento de las decisiones de Julia. No tenía programado ir al trabajo hasta más tarde esa noche, pero tenía programado ir a su clase de pintura semanal, la cual duraba todo el día. Desafortunadamente, si faltaba más de tres veces en el curso, entonces suspendería, y era más que difícil esquivar su deber y faltar un día a la escuela. Pero su indecisión sobre la elección que las circunstancias le habían presentado un minuto antes. Nikolai necesitaba que estuviera con él hasta que pudiera ser seguramente confinado y él era más importante que cualquier clase, no importaba cuan difícil o costoso seria para ella faltar. En verdad, cualquier humano habría valido la pena para ella, pero eso era especialmente verdad para él. Se estaba poniendo más y más cariñoso con ella con cada hora que pasaba.

Estaba aprendiendo más y más acerca de él y con cada cosa nueva aprendía, estaba muy cerca de amarlo. Amarlo verdadera y profundamente.
Nikolai, en su condición ahora casi delirante, hablaba y eran palabras absurdas en su mayoría en voz alta para ella. Casi todo el tiempo sus palabras eran veloces sonidos rusos bellamente articulados que tiraban las cuerdas de su corazón en la más cautivadora forma. Pero algunas veces hablaba en ingles, con un marcado acento algunas veces y luego recortado e imperiosamente correcto, como si fuera británico. Y sin embargo mucho de lo que dijo eran balbuceos febriles, algo de lo que dijo sirvió para revelarle pedazos de su naturaleza. Independientemente, escucho de cerca todo lo que dijo, no queriendo perderse ni una palabra de lo que hablara. Simplemente disfrutando del sonido de su melodiosa voz

Era absolutamente fascinante, por quien y que era.

En algún punto durante la noche, había hablado, como un niño, a alguien en su memoria y afortunadamente había sido en ingles y pudo entenderlas. Julia dedujo después de horas de pedazos de información que salieron de los labios partidos de Nikolai, que el otro participante era su hermano menor, Dragel. Lo estaba regañando por ponerse a sí mismo y a su otro hermano Jarus, en problemas con los cazadores. Nikolai los había salvado de una muerte segura, o al menos sonaba de esa manera para Julia, un gran riesgo para él y para la manada.

Sus hermanos habían experimentado su primer cambio sin esperar por la manada para guiarlos en la cacería y se habían metido por su cuenta en tierra salvaje. Se habían acercado a las hogueras y habían sido cazados como alimañas por sus pieles. Nikolai, los había salvado... exactamente como no estaba segura, más allá del hecho de que los cazadores habían muerto a manos de Nikolai. Sabiamente no quiso saber los detalles, seguramente la habrían asustado. Era obvio por esta conversación que estaba tratando de encontrar un castigo apropiado para la travesura de su hermano.

Era una historia interesante, sin embargo era difícil de asociar por el balbuceo unilateral de Nikolai. Julia esperaba que mejorara pronto para que pudiera llenar los espacios vacíos de la historia. Bueno, parte de ellos de todos modos.
Y también, Nikolai hablaba de la exultación del cambio. Aunque Julia encontró sus palabras difíciles de creer considerando la obvia tortura por la que estaba pasando ahora. Había creído que esta instancia en particular no era la norma para él o su tipo y se tuvo que recordar que aunque fuera preocupante. Hablaba de la libertad y la excitación de saltar sobre la nieve y sacudirse. Como los olores lo asaltaban como miles de estratos de pintura, cada uno con un rico color propio. Julia casi podía olfatear el reno salvaje en el viento, el ciervo y la liebre, mientras hablaba de ellos. Deliciosos y salvajes eran mientras corrían de su depredador natural: el lobo.

Fue entonces cuando se dio cuenta que no habían comido en todo el día, así que preparo una sopa de fideos con pollo para ambos. Había metido la cuchara con comida dentro de la boca de Nikolai y él se había opuesto como un hombre salvaje, pero se las arreglo para meter algo de comida en él, junto con agua fría. Poco después se había vuelto violento otra vez, tirando con fuerza de las ataduras con furia animal y rugiéndole cuando se acercaba demasiado, enseñándole sus largos caninos. Sus ojos eran como antorchas en su cara, ardiendo con furia y desesperación a la vez.

Mordida +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora