Habían pasado ya tres días desde que Julia hubiera visto a Nikolai por última vez y estaba más que cansada de esperarle. Cada vez que su teléfono sonaba en casa su corazón comenzaba a palpitar con la esperanza de que pudiera ser él. Cada vez que un hombre alto se acercaba a la recepción de su trabajo inspiraba profundamente y se desilusionaba cuando no era Nikolai. Nikolai no había regresado a su cuarto del hotel en los últimos tres días, aunque esto no le habría servido de nada. Julia había recogido sus pertenencias y había dejado una nota en la recepción del hotel la segunda noche de su desaparición. Deja que venga buscando sus cosas, él tendría que encontrarla para poder recuperarlas, entonces tal vez se disculparía por abandonarla y le pediría perdón.
¡Qué situación más desesperante! Por un lado Julia estaba tan enojada con él por preocuparla que podría escupir, pero por otra parte lo echaba tanto de menos que habría prescindido inmediatamente de su cólera por la menor noticia de él. ¿Estaba bien? ¿Había sido su transformación demasiado dura de sobrellevar, aquí en la ciudad? ¿Había regresado a Rusia, con su familia quienes podrían ayudarle a atravesarla? Tantas preguntas, todas sin respuestas, que la ponían enferma de miedo y preocupación.Si solo le hubiera dicho como se sentía. Que le amaba, le necesitaba y posiblemente no podría vivir sin él. Quizás entonces él habría entendido que su silencio le hacía más daño de lo que la ayudaba. Nada de lo que pudiera hacerle físicamente en la furia de su cambio podría hacerle tanto daño como esto. Su corazón dolía tanto a veces que temía se haría pedazos en su pecho.
Le echaba de menos, sintiéndose una loca cuando sólo lo conocía de unos pocos días, pero era cierto. Le echaba tanto de menos que dormía con su ropa, descansando en el colchón que aún estaba en el suelo de su apartamento, ella rehusó cobrar en efectivo su cheque, dejándole preguntarse que había pasado cuando su cuenta corriente reflejase que el dinero aún estaba allí, acurrucada con una camisa o el suéter que aún guardaba su perfume masculino a bosque. Aquello le daba poco consuelo ciertamente, pero era todo lo que tenía para contemplar durante las solitarias y largas noches sin él.
En su bolsillo guardó su nota y su cheque, los eslabones más cercanos que tenía con él ahora, tocándolos de vez en cuando a lo largo del día para tranquilizarse en cierta medida.A veces durante el día en la escuela o en el trabajo inesperadamente atrapaba vestigios débiles de su olor y añoraba su proximidad con un ansía física que era casi insoportable. Su esencia quemaba en su nariz, allí cuando menos lo esperaba, gastándole bromas, bastante a menudo se encontraba buscándole alrededor, esperando que él pudiera estar allí esperándola para hablarle. Pero por supuesto nunca ocurrió. Él estaba probablemente a cientos de kilómetros ya, profundamente en el bosque en su casa.
Él probablemente ya la había olvidado. Seguro, había jurado su amor por ella, pero ningún hombre podría amar como él decía y ser capaz de marcharse de esa forma sin decir nada o sin ponerse en contacto durante días. Era algo horrible que Nikolai la hubiese engañado, que la engañase con promesas de amor todo ese tiempo y luego la abandonase sin mirar hacia atrás. Si alguna vez tuviera la oportunidad le echaría en cara ese hecho a su terca cabeza... justamente antes de que lo ahogara en besos, exigiéndole que nunca la alejara de su lado otra vez. Ella le amaba. Casi lo odiaba. A veces deseaba que nunca lo hubiese conocido. Y en otros momentos estaba tan agradecida de haberlo conocido, haberle amado y haber sido amada por él, que podría derramar lágrimas de alegría. Era suficiente para enloquecerla, estando tan en desacuerdo consigo misma.Pero una cosa buena había resultado de su unión con Nikolai, al menos. Ella tenía ahora una abundante seguridad en si misma que nunca había poseído antes. Esto le ayudaba con sus estudios en la escuela, no teniendo tantas dudas de sí misma como solía tener, así como en el trabajo y en su vida privada, aunque había poco de eso. En el hotel, Nora había echo una observación sobre esto, notando que caminaba con los hombros firmes y la cabeza bien alta, sin tartamudear o sin huir de los hombres desconocidos que pasaban demasiado cerca. Había algo en Julia que antes no se apreciaba, pero estaba allí exactamente igual. Estaba más segura de si misma, más a gusto con su propio cuerpo, y le importaba poco lo que otras personas pudiesen pensar de ella. Esto era una ventaja positiva de conocer a Nikolai que Julia nunca hubiera esperado, pero lo apreciaba a pesar de todo.

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Mordida +16
WilkołakiNikolai es el Alpha de una manada muy poderosa en los bosques de Rusia , pero por ciertas circunstancias viaja a Nueva York , hay conoce a la dulce recepcionista Julia Thurman , que resulta ser su deseo más anhelado desde hace muchos años , su com...