Elia Bravo, prima política de Alejandro Bravo, mejor conocido por AlexBY11. Ella se muda a Madrid con su primo para simplemente pasar tiempo con él y su familia, pero ¿Qué pasaría si se enamora? Muchas cosas trae el destino para estos dos jóvenes, p...
Mire fijamente mi reflejo, no lucia mal, al contrario, me gustaba como me veía, lo que temía era si sucediera algo más, sé que es mi novio, pero aun así llevo mucho tiempo sin tener... eso. Rubén me lo ha dicho, que no era obligatorio, pero no sé. Cerré los ojos y respire hondo. Tocaron la puerta, abrí los ojos y camine hasta abrir la puerta. Ahí estaba parado, el amor de mi vida, lucia muy elegante con su esmoquin negro y su corbata mal amarrada. Me miro de arriba abajo y soltó un chiflido
-Luces genial- dijo mirándome fijamente, lo que hizo que me sonrojara y bajara mi mirada.
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-bueno, gracias, tú también, aunque ese nudo de corbata se te ve feo- dije riendo mientras acomodaba este y el rio.
-yo no sé usar corbatas- dijo cuando termine de atar su nudo correctamente.
-si ya lo note cielo- dije y deje un casto beso en sus labios, lo mire y sonreí. Tome las cosas (mi chamarra, celular, bolso, etc.) y salí junto a él del apartamento. Cerró con llave y bajamos por el ascensor hasta el lobbie donde tomamos un taxi y nos dirigimos al restaurant.
En el camino, él solo apretaba mi mano, mientras daba leves caricias con su pulgar en toda esta. Recosté mi cabeza en su hombro y por el rabillo del ojo pude observar su perfil. Lucia muy apuesto, tenía que admitirlo, pero era mil veces mejor verlo con sus camisas de gamer, junto a sus pantalones que le quedan enormes y sus tenis. Pude apreciar cómo ni siquiera se había molestado en peinarse, pues algunos mechones de su cabello salían alborotados y sobresalían de otros, sus ojos miraban fijamente al frente, me encantaba como era ese semblante de pensativo, parecía que pensaba en todo, pero a la vez en nada, era encantador.
-deja de mirarme que me acabo- dijo susurrando mientras sonreía abiertamente. Cerré mis ojos y reí un poco- ¿que tanto me miras muyaya?
-que tú eres feo-dije levantándome al ver que casi llegábamos al restaurant.
-¿Ah si?- dijo retadoramente. Asentí y sonreí, el taxi paro, ambos pagamos, luego de discutir tanto tiempo sobre quién pagaría que, para luego bajar y caminar al restaurant- espera, admite que soy guapo
-Rubén, aun sigues con eso- dije riendo, el cambio su semblante y se acercó mucho a mí, mi risa cesó. Me tomó de la cintura y presiono su boca contra la mía, comenzamos lentamente y antes de que su lengua entrara se separó. Lo mire confundida y él solo dijo "venganza". Reí fuertemente y el simplemente paso su brazo por mi cintura y volvimos a caminar.
*
-ya para- dije mientras veníamos en el taxi de regreso a casa, solo venía haciéndome reír con todas sus anécdotas y yo ya no podía más. El taxi paro frente al edificio, pagó él y luego ambos subimos por el elevador, eran pasadas de las 3 am, la cena había estado deliciosa, el postre buenísimo y la velada espectacular. Mientras subíamos por el ascensor me recosté en su pecho, estaba muy cansada y lo único que quería era embriagarme de su perfume.
